Por: Analía Filosi
Hoy no existe día de la semana en que algún boliche o teatro de Montevideo no esté presentando un espectáculo de stand up comedy. Eso que no es otra cosa que un monólogo "de pie" se ha puesto de moda, permitiendo el surgimiento de especialistas en el género pero también de cómicos conocidos que han armado su show dentro de esta disciplina. En Argentina existe un uruguayo que la practica desde hace más de quince años, integrante del grupo de cómicos que le dio impulso en la vecina orilla y la puso en el tapete desde los tempranos `90. Nos referimos a Martín Rocco (52 años), un ex creativo publicitario que un buen día se dio cuenta de que lo suyo iba más por el lado de la actuación, estudió teatro y se hizo fuerte en los monólogos. "Es muy difícil pararte frente a un público que no conocés y decir `bueno, que pase algo acá`, engancharlos, hacer que les interese lo que estás diciendo. Pero yo tenía la ventaja de tener el entrenamiento de haber presentado campañas publicitarias millonarias en dólares. Entonces no tenía ese miedo", cuenta en su reciente visita a Montevideo para dictar una Master Class a los finalistas del concurso Patricia Stand Up (ver recuadro).
Martín dejó Uruguay cuando tenía 11 años, debido a problemas económicos. Como su madre es argentina, la familia decidió probar suerte en Buenos Aires y las cosas mejoraron. Siguió en contacto con el país porque hasta los 18 años vino a veranear a Punta del Este, donde sus padres tenían casa. "Además, me quedaron muchos amigos de la escuela, que los conozco desde que tenía 5 años", dice quien cursó la Primaria en el British School y recuerda al hoy senador Luis Alberto Heber como uno de sus compañeros.
En el vecino país se preparó para ser publicitario, pero terminó despuntando el vicio por el stand up en los dos teatros que lo albergaban -El Bululú y Liberarte-, allá por inicios de los `90. "Éramos tres o cuatro y un día dijimos `¿por qué no ponemos esto de moda?`. El monólogo, el varieté y el teatro de revista existen en Argentina desde fines del siglo XIX casi. Pero el monólogo hecho en forma más contemporánea, desde la persona escénica y no desde un personaje, lo empezamos a ver cuando comenzó a llegar la TV cable de los `90, con Seinfeld y toda esa gente", explica el especialista. Con colegas entre los que estaban Alejandro Angelini -que estudió con Judy Carter, "un gurú de la enseñanza en esto"- y Diego Wainstein, y empleando la bibliografía que reunieron al respecto, empezaron a dictar cursos. Y el género empezó a crecer, favorecido según Martín por un hecho fundamental: la gran crisis económica de 2001. "Primero, porque es una disciplina muy barata de producir, ya que es una luz y un micrófono, y segundo, porque la gente necesitaba salir a reírse".
El fenómeno se extendió por bares chiquitos hasta que en 2002, en Palermo, barrio de moda, uno de los espectáculos empezó a crecer, crecer y crecer. "Pasamos de un bar de 90 personas a otro de 250 y, de ese, saltamos a una sala del Paseo La Plaza, que son de 520 y 440 butacas". Martín se refiere a la obra Cómicos Stand Up (Rocco, Peto Menahem, Dan Breitman, Sebastián Wainraich), que ya va por su cuarta temporada en una sala teatral pero, como cada una abarca dos años, son en realidad ocho años en el Paseo La Plaza. "Hacerlo en un teatro es muy distinto de hacerlo en un bar, porque tenés la atención de la persona todo el tiempo, mientras que en el bar está el mozo que pasa y todo eso", explica. Y ese stand up creció, favorecido ahora porque los alumnos de estos pioneros están dictando sus cursos. "O sea que se está ampliando exponencialmente", dice Martín.
El monologuista piensa que en Uruguay va a ocurrir lo mismo, aunque por el momento ve que el crecimiento es más lento. "Creo que va a pasar como allá, se pone de moda y luego se va decantando", arriesga. Hablando de acá y de allá, percibe una diferencia en el comportamiento del público. "En Uruguay te aplauden más, pero explotan menos, son menos bulliciosos. Pero va a cambiar porque el público se va a terminar dando cuenta de que tiene que haber un poquito de arenga. El artista se pone más interesante cuando le dan manija, mejora la calidad de su trabajo".
REGLAS. "No es difícil arrancar con el stand up, no te requiere aprender canto lírico, teatro… podés hacerlo incluso sin haber estudiado teatro. Por supuesto que si sabés teatro, si fuiste mimo, clown… todo eso suma. Como uno está parado sobre un escenario, hablando con la gente, todos los recursos visuales que pueda usar aportan riqueza a lo que se hace. Pero, de todas formas, si lo único que tenés es un buen texto y vos ahí, lo podés hacer", explica Martín, tirando reglas básicas que hay que manejar si uno quiere hacer o reconocer un espectáculo de stand up.
El especialista aconseja trabajar con un texto propio. "Tampoco es una cosa religiosa, pero creemos que uno tiene que escribir su propio material porque se conoce bien y tiene su propio discurso. La idea del stand up contemporáneo no es actuar otra cosa, sino ir con el discurso de uno con una actitud distinta, con una persona escénica distinta, pero hablando de las cosas propias, con las que uno se puede identificar", recomienda.
Destaca que la regla fundamental es no subir al escenario a hacerse el gracioso. "Contá tus cosas que, con tu lupa, tu visión y tu identificación, la gente ya se va a reír. Tampoco es necesario que se estén riendo todo el tiempo. El tema es que no se distraigan, sino tenerlos allí y comunicarte con ellos, que tengan ganas de que les cuentes cosas". Para hacerlo es clave estar muy atento y mirar al público a los ojos. "Eso es lo difícil del stand up. No hay cuarta pared, vos le hablás a la gente a los ojos. Es complicado porque te están mirando, uno te hace una muequita y ya pensás que no le gustaste. Hay que ir viendo, si uno te mira pesado, de repente no hay que mirarlo más", aconseja.
Es claro que hay que estar en comunión con la gente, "sentir el ritmo que hay, el va y viene. Sin gente esto no sirve, por eso en televisión no camina. El otro tiene que estar enfrente y vos comunicarte con él, que pase algo. Es un laburo de dos, el público y vos. Lo vas trabajando, llevando, lo hacés subir y bajar, lo traés y lo llevás…".
Otro aspecto a cuidar es la actitud física, el manejo del cuerpo. "Uno tiene que dejar que lo que está contando se vea corporalmente también. Una cosa que decimos en los cursos es que en lugar de contar las situaciones, hay que actuarlas. Enriquece mucho más el relato".
Presente. Si bien los shows de stand up han crecido mucho en la vecina orilla, tanto de ese lado del charco como de éste se mantiene como característica que las mujeres son minoría en el género. "Yo tengo una teoría con el humor masculino y el humor femenino -dice Martín al buscar una explicación-, y es que el hombre se permite más el absurdo. Se dice que el hombre no madura, que por eso los psicólogos prefieren atender hombres porque se quedan en la adolescencia toda la vida; creo que hay algo de eso. El hombre tiene remates más locos, mientras que la mujer es más reflexiva, madura más y su humor es más tipo Maitena, de comparación de géneros. El hombre compara géneros pero desde la estupidez, desde la cosa más burda, más directa. Entonces no es tan común que la mujer se dedique al humor, un poco porque se toma la vida más en serio, aunque éste es un laburo en serio".
Tampoco cree eso de que el cómico es gracioso arriba del escenario, pero baja y se convierte en un tipo sombrío. "Básicamente, quienes que se dedican a esto son un poco payasos todo el tiempo. De las biografías de cómicos que leí, todos habían sido el payaso de la clase y, si bien no habían sido poco queridos, los padres los habían atendido poco porque había otros hijos con más problemas", cuenta Martín poniéndose él mismo como ejemplo. "Éramos cuatro hermanos y yo funcionaba muy bien en el colegio, tenía salud, mientras que mis hermanos tenían problemas, entonces mis padres se concentraban más en ellos. Yo me dedicaba al pelotudeo, a mirar, a pensar ideas. Hay un chiste que dice que el psicólogo, en una habitación llena de personas, es el tipo que cuando entra una mujer linda mira a los demás para ver cómo reaccionan. A mí me pasa eso. Me encanta observar una pareja que se está peleando y ver qué se dicen, cómo lo dicen".
El stand up también le ha servido como puerta de entrada en otros medios, como la radio o la TV. "Me dio la posibilidad de actuar en televisión. Hice cosas con Florencia Peña, en Hechizada, Casados con hijos… Es algo que me gusta hacer pero no por mucho tiempo, por ahí un año, porque sé que es agotador. Pero a partir de eso te sale mucho trabajo también". Su última participación en TV fue en la comedia premiada con el Martín Fierro, Ciega a citas. "Siempre me llaman para hacer de psicólogo porque tengo barba y fumo pipa. En Ciega a citas hice de sexólogo y estuvo bueno porque Juan Taratuto, el director, me dejó construir un personaje, que era gay".
Pantalla chica, radio, escenarios… Martín podría escribir un libro de anécdotas. Por lo general se recuerdan las graciosas, pero también hay que aprender de las que no lo son. "Una vuelta hacía una canción sobre un tumor y había una pareja en la que el tipo tenía un tumor, se ofendieron y se fueron. Otra vez se me ocurrió hacer de un ciego y había alguien que tenía un pariente ciego y se puso mal. No es fácil, siempre a alguien, en algún punto, vas a afectar". Pero para eso también tiene su consejo. "Si la mayoría no se ríe y hay uno que se ríe, pronto vas a dejar de laburar de esto. Pero si son muchos los que se ríen y hay alguno que no o que se durmió, no pasa nada. No podés estar mirando a ese que no se ríe, sino que tenés que hacer disfrutar a todos los demás", concluye un experto en arrancar risas "de pie".
Finalistas en gira
El concurso Patricia Stand Up, que busca un nuevo exponente del género, se encuentra en sus instancias finales. Ya se conocieron los cuatro finalistas (Laura Falero, Santiago Reyes, Pablo López, Andrés Monín y el elegido por el público Joaquín Meyer), que recibieron una Master-Class de Martín Rocco. Actualmente realizan una gira por ciudades del Interior (hasta 11 de setiembre), presentando su show de 10 minutos. El 15 de setiembre se dará a conocer el ganador del certamen, en la Sala Teatro MovieCenter. "Son muy buenos. Hay una cosa de ritmo que hay que trabajar. Es simplemente pulirlos, lo que llamamos allá `horas culo de escenario`", dijo Rocco de los finalistas.