ENTREVISTA
El comunicador estrenó la sexta temporada de Por la camiseta. Desde Turquía, donde graba capítulos, habla de su vínculo de años con los futbolistas y cómo le incomoda que le hagan pedidos para ellos.
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—Comenzó una nueva temporada de Por la camiseta, que volvió después de tres años. ¿Qué caracteriza a este ciclo?
—Van a hacer 12 programas con diferentes jugadores en los respectivos países donde juegan. Estuvimos grabando en Buenos Aires con Nico de la Cruz, en Río con Giorgian de Arrascaeta y en Madrid con Federico Valverde y con Josema Giménez. En Estambul estamos grabando con Fernando Muslera y también con Lucas Torreira. La idea es mostrar la vida cotidiana de ellos y el vínculo con los clubes y los hinchas. En el 100% de los casos nos encontramos con gurises bien dispuestos y amables, que prestan su tiempo y abren las puertas de su casa y de su familia.
—Desde hace años tenés vínculo con los jugadores de la selección para diferentes programas. En cuanto a la apertura, ¿notás diferencias con las nuevas generaciones?
—Las diferencias no tienen que ver con la generación. Cada uno tiene su personalidad. Es cierto que a los más grandes los conozco más e incluso tienen una cercanía generacional conmigo, que tengo 41 años. Lo que nos llama la atención muchas veces son los cambios. El otro día hicimos entrevista con Josema Giménez y su esposa y nos acordamos de la primera vez que hablamos. Fue hace 8 años. Él tenía 19 en ese momento y hoy ha madurado muchísimo, es padre, con otras inquietudes e intereses.
—¿Cómo los estás viendo en la previa del Mundial, que debe ser un momento muy especial para ellos?
—Están enchufadísimos y muy entusiasmados. Si bien a los tres que viajamos (productor y cámara) somos muy futboleros, tratamos en las entrevistas de no hablar mucho de fútbol. Entendemos que Por la camiseta es un programa en un canal abierto un horario central y no todo el mundo sabe o quiere escuchar a Valverde si prefiere jugar de volante central o de extremo. De todos modos, el fútbol está y la previa del Mundial se palpita. Ellos están muy enganchados y en ese sentido, la energía renovadora del Tornado Alonso le hizo muy bien. Eso no quiere decir que no demuestren agradecimiento al Maestro Tabárez. Esta etapa lo viven como algo superador pero no niegan lo anterior. Todo lo contrario. Lo veo con mucha manija.
—¿Qué anécdotas podés contar del viaje?
—La mayoría de las anécdotas tienen que ver con la percepción que tiene la gente sobre nuestros jugadores en los países donde juegan. Eso tratamos de transmitirlo en el programa. Cuando llegamos ahora a Estambul, estuvimos complicados con el tránsito que es infernal. Estacionamos mal y se acercó una persona a recriminarnos. Cuando le dijimos con nuestro limitado inglés que éramos de Uruguay, se le transformó la cara. “Fernando Muslera”, dijo. Entonces nos indicó dónde estaba el hotel y dónde podíamos estacionar. Hasta nos acompañó. De ese tipo de anécdotas, está lleno en todos los países que visitamos.
—¿Crees que ese reconocimiento falta en Uruguay?
—Más que reconocimiento, lo que nos falta a nosotros e me incluyo, es contextualizar. Son gurises que provienen mayoritariamente de un contexto por lo menos complicado y que por su talento para el deporte terminan en el centro del mundo. Mientras sus amigos salían a bailar y hacían el liceo, a ellos los meten en un avión y vuelan a Europa, donde los reciben cámaras y flashes. A pesar de ese desarraigo, mantengan los pies en la tierra, la humildad, para mí vale mucho. Es lo que más intentamos transmitir en el programa. Yo tengo una hija de 15 años y no me imagino que en cuatro años se la lleven a Europa y le digan: esta casa gigante es tuya y manejate. No sé cómo reaccionaría ella.
—El programa comenzó el jueves con un capítulo dedicado a Federico Valverde, que grabaron hace poco. ¿Se les hace complicado grabar y editar casi que al mismo tiempo?
—Es complejo sí. El programa de Valverde se mandó desde un cowork en Madrid. Maxi (Pérez, el productor) se encerró a terminarlo y nosotros le dejábamos la comida en la puerta como si fuera un preso. El de Josema, que se va a ver la semana que viene, lo mandamos desde la propia casa de Josema. Porque necesitábamos una banda ancha de Internet que no te ofrece ningún hotel. El cowork estaba cerrado por ser fin de semana y Josema se ofreció a ayudarnos porque tiene banda ancha.
—El vínculo que tenés hace muchos años con los jugadores supongo que te generara un rol de intermediario involuntario. Muchas personas acuden a vos como nexo para pedir saludos, camisetas, notas…
—Sí, me han pedido de todo: saludos, videos, donaciones, proyectos de inversión. La verdad es que todavía no he aprendido a manejar bien esas situaciones. Dentro de mis posibilidades trato de responder a esas solicitudes, pero no depende de mí. Si alguien me pide algo que puedo resolver yo, no tengo inconveniente. En estos casos, sin embargo, me resulta incómodo ser el nexo. Por esa situación, a Maxi Pérez se le ocurrió una sección en el programa para canalizar este tipo de pedidos.
—¿Cómo sigue el itinerario?
—De Turquía nos vamos a Lisboa para grabar con Coates. En Inglaterra tenemos a tres jugadores, que son (Rodrigo) Bentancur, Darwin Núñez y (Facundo) Pelistri. Después iremos a Valencia donde fichó (Edinson) Cavani. Si nos da el tiempo, arrancaremos para Roma para grabar con (Matías) Viña y (Matías) Vecino. También tenemos pendiente en Buenos Aires a Diego Godín. A veces los itinerarios se van armando durante el viaje dependiendo de las fechas, ciudades y la disponibilidad de ellos.
—¿Vas a ir al mundial?
—Sí. Voy a ser parte del equipo de cobertura de Canal 10, lo que implicará salidas en varios programas.
—Este tipo de viajes largos, ¿los disfrutás o los padecés?
—Las dos cosas. Me gusta viajar, conocer pero a veces la distancia pega. De todos modos, nos pasan cosas soñadas. Por ejemplo, ahora es la tercera vez que estoy en Estambul, una ciudad que nunca había soñado conocer.