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Rafa Cotelo: su raro trastorno, la murga que lo bochó y la vez que reunió a Lacalle y Martínez en su cumple

El murguista, comunicador y gerente de Grupo Magnolio cumple 43 años el 11 de julio, fecha que comparte con su amigo y socio Iñaki Abiadie. Por ese motivo, van cinco cosas que quizás desconocías acerca de él.

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Rafa Cotelo, un enamorado de Cerro

Redacción El Pais
Pudo haber sido profe de historia pero se le cruzó Agarrate Catalina en la vida y cambió su rumbo. Rafa Cotelo conduce La mesa de los galanes, Por la camiseta y Sonríe, y es uno de los gerentes de Grupo Magnolio. El 11 de julio cumple 43 años, y por eso, esta nota.

La gastronomía lo dejó endeudado

En enero de 2012, se tiró a la pileta con Maxi de la Cruz y Diego Sorondo y en el afán por invertir abrieronIturriaga. El bar ubicado en Pocitos fue víctima de una rapiña en junio del mismo año: cuatro delincuentes se llevaron dinero, dieron balazos y redujeron a los presentes. El negocio duró poco y solo le dejó números en rojo.

“Nos estafaron, nos robaron y nos fundimos. Estuvimos años para pagar la deuda, literal. Espero no emprender más. No es lo mío”, reconoció al semanario Voces. Antes había abierto dos heladerías con Gustavo Rey y otro amigo que tampoco tuvieron éxito, y en la sucursal del Cerro encima sufrieron otro copamiento.

Fue bochado de Falta y Resto

Tenía 17 años la vez que se tiró a un ensayo de Falta y Resto con la ilusión de salir en su murga favorita. Paró a su director, Raúl Castro, le contó que era fanático de la murga y que quería probarse porque creía tener condiciones. Castro accedió y rodeado de diez murguistas, el desfachatado Rafa hizo La loquilla se divierte (famoso cuplé del 92).

A “Tinta Brava” le dio no sé qué sacarle roja de primera y le pidió que le dejara el teléfono que lo iban a llamar, algo que nunca sucedió. “Siempre que cuento la anécdota hago el paralelismo de cuando Francescoli se fue a probar a Fénix y le dijeron que no porque era muy flaco”, relató Castro a Sábado Show sobre quien supo brillar en Agarrate Catalina.

Es famoso por sus fiestas de cumpleaños

Potentes asados o busecas, murga, shows de Denis Elías (íntimo amigo de Rafa), Karibe con K y otras bandas de plena; una torta con la bandera de Cerro (el cuadro de sus amores) y el Tito Borjas como locación son de los infaltables en los eventos multitudinarios que organiza Rafa Cotelo para celebrar sus onomásticos. No está solo. Su aliado es otro nacido un 11 de julio de 1981: Iñaki Abadie, amigo y hoy socio en la gerencia de Grupo Magnolio junto a Jorge Piñeyrúa.

Abdundan los famosos, futbolistas y mediáticos, y en 2019 hastallegaron a coincidir Lacalle Pou y Daniel Martínez. “Una fiesta cívica en el Tito Borjas”, escribió Rafa en su Instagram y compartió una foto con cada uno, los dos presidenciables por esos días.

Va a terapia y tiene un raro trastorno

Arrancó terapia en 2010 y según contó a Sábado show, lo hizo por su incapacidad para decir que no a las propuesta de trabajo: su temor era quedar como agrandado. El psicólogo le dice que detecta fácil los problemas pero se le complica resolverlos. También abordó en el diván la inestabilidad de su trabajo (le da miedo saturar y está convencido de que estiró mucho los cinco minutos de fama) su pesimismo y amargura: “Me gustaría tener mejor humor en mi círculo más íntimo, porque me lo reclaman”, dijo al semanario Voces.

Sufre, al igual que Brad Pitt, de prosopagnosia, un trastorno cognitivo que no le permite distinguir los rostros de las personas, y eso lo puede hacer pasar por antipático: “Gente que ha convivido conmigo me ha dicho, ‘no puedo creer que hayamos convivido con esa persona tres días, lo ves a la semana y no sabés quién es’. La otra alternativa es saludar a todo el mundo, dando por sentado que los conozco, pero a mí me da vergüenza saludar a la gente”, confesó en nota con Seré Curioso.

Está a ocho materias de ser profesor

En un momento manejó la posibilidad de hacer la EMAD pero no se animó y se inclinó por el profesorado de Historia, algo que le era familiar ya que sus padres fueron docentes. Preparar una clase, contó a Sábado Show, le llevaba horas pero lo motivaba que los alumnos se pudieran divertir.

El último examen (le quedan ocho para recibirse) lo dio en julio de 2005, el año que Agarrate Catalina ganó por primera vez el Concurso Oficial de Carnaval, entonces la murga dejó de ser “solo de febrero” y no pararon de actuar y girar.

“Lo que era una joda, una juntada de amigos, pasó a ser un trabajo. Entonces, en 2006 (cuando laburaba en una veterinaria y en Secundaria) tuve que dejar todo para dedicarme a la murga”, contó en nota para Seré Curioso. Le quedan ocho materias y es otro de sus motivo de angustia: le hubiera gustado recibirse porque siente que el título le hubiese dado mayor seguridad laboral.

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