Roberto Hernández y sus 19 años en "Telenoche": de la crónica roja a bailar en TikTok y defender lo auténtico

"El trabajo en los noticieros todos los días es distinto. No hay uno igual", dice Roberto Hernández, quien cumplió 19 años de trabajo en el noticiero del 4.

Roberto Hernández.
Roberto Hernández.
Foto: Instagram

Es uno de los informativistas más veteranos de Canal 4, pero solo tiene 41 años. Roberto Hernández, el periodista que comenzó con 22 años en Telenoche, ha vivido mucho en este tiempo. También ha crecido mucho, y hoy además de hacer informes y contar historias conduce, junto a Yisela Moreira, la edición mediodía del noticiero. Hernández, quien siempre soñó con trabajar en los medios y la comunicación, se ha amoldado a la demanda y ha ganado presencia en redes sociales con divertidos videos en TikTok; para el informativista, toda una forma de mostrar una cara distinta a la de su trabajo diario. Con casi dos décadas en el staff de Telenoche, Hernández dice que no sabe si tiene un sello personal, pero en caso de tenerlo, sería su autenticidad. Sobre su carrera, los cambios con los que ha lidiado y la virtualidad, charló con Sábado Show.

"El trabajo en los noticieros todos los días es distinto. No hay uno igual, y a veces las dinámicas te sorprenden. Llegás y el día parece tranquilo, suena un teléfono o pasa algo en la calle y cambia totalmente la noticia, y lo que iba a ser el titular de arranque pasa a ser el segundo. Eso es lo lindo que tiene esto, que te sorprende, que no hay una rutina. Todos los días es una noticia distinta para contar", dice un apasionado Roberto Hernández, quien ya lleva 19 años en las filas del informativo Telenoche de Canal 4.

Hernández llegó al noticiero con 22 años, un 25 de mayo de 2004. “Parece un montón”, dice el periodista que hoy tiene 41 y no se siente viejo.

"Cuando entré era el más joven y hoy, con 19 años en la empresa, soy de los más veteranos en Telenoche. No solo por la edad, también por el tiempo”, comenta el comunicador.

—¿Siempre estuvo en vos la idea de ser comunicador?
—Sí. Desde chiquito jugaba a hacer televisión, a hacer radio. Tuve mi experiencia en el interior del país, vengo de la ciudad de Libertad (San José), allá trabajé en radio y televisión, trabajé en radio en Montevideo, y luego llegué a Canal 4.

—¿Cómo llegaste al canal?
—Llegué porque un profesor de periodismo me dijo que tenía pasta para esto, y que cuando tuviera la oportunidad me iba a dar por lo menos la apertura de la puerta para que yo me moviera. Entré al canal por tres meses y me quedé.

—Empezaste y te toco bailar con la más fea, la crónica roja.
—Sí, entré y me dijeron: “Hacé policiales”, y estuve cinco años. Con 22 años era todo un desafío el estar en un noticiero, pero el hacer policiales... Con las imágenes más terribles me iba a mi casa. Encontrarte con la gente en el peor momento de su vida, nada te prepara para eso; no hay ninguna escuela de periodismo, universidad, no hay carrera que te prepare para ser periodista de policiales. Y lo abracé, porque quería hacer esto. Luego, las cosas se van transformando, lo que quiere ver la gente va cambiando, y uno se va moviendo. De la crónica policial pasé a hacer otras cosas, luego a la conducción del noticiero y a contar historias de otra forma. Uno se va moviendo, pero lo fundamental para poder desenvolverte es hablar con la gente. Cuando te encontrás con alguien en un almacén y te habla del noticiero, hay que escucharlo porque en definitiva son los televidentes. Lo mismo a través de las redes sociales. Hay que agarrar esas críticas constructivas porque es el material para luego seguir trabajando.

—Como decías, empezaste en policiales, pero también sos parte de esta nueva etapa del informativo donde se cuentan historias de vida.
—Esto es dinámico y hay un aprendizaje diario. Los tiempos son distintos, y la avidez de la información y lo que quiere consumir la gente es distinto. Uno tiene que aggiornarse a los tiempos que corren. Hoy la gente se entera de las cosas mucho más rápido, por redes sociales o portales de noticias, y la noticia está al alcance de la mano. El tema es que algunas veces las redes sociales distorsionan la información, o no cuentan cómo son las cosas. Ese es el gran desafío que tenemos los noticieros y los medios serios, el poder contarle a la gente cómo son las cosas de la forma más entendible posible, para que el ciudadano tenga conciencia de lo que ocurre.

—Pero también se pueden abordar otras temáticas.
—En esta etapa me tocó un rol de contar historias más allá de mi conducción en Teledía que disfruto muchísimo. Estoy haciendo historias de vida, informes especiales, para contar cosas que antes no tenían un espacio en los noticieros. El que hoy los informativos sean más largos no significa que sean aburridos. Nosotros apostamos a la noticia y al entretenimiento para que la gente se quede con nosotros, y hay que darle otras cosas, hay que hablar de los protagonistas que hacen cosas buenas o informes que permiten escarbar un poco y no quedarse con el titular. Además, contarlo de forma entretenida. Ese es el gran desafío de los informativos y de la televisión de hoy.

—Junto a Yisela Moreira, además de conducir el informativo, hacen videos divertidos en TikTok.
—(Se ríe) Las redes sociales son herramientas nuevas que cuando entramos acá no había. “Veinte años no es nada” dice el tango de Gardel, pero en realidad es bastante. Cuando entré al canal, los celulares todavía no mandaban mensajes de texto. Eran los chiquitos, tipo sapito, había que cuidar las llamadas porque eran caras, y ahora el celular es una computadora de bolsillo, y con el plus de las redes sociales. Las redes juegan un papel en lo periodístico y también en el entretenimiento. Instagram y TikTok han servido para los comunicadores, para que te vean de otra forma, distinta a la que se encuentran en la pantalla. Y con Yisela tenemos una sinergia hermosa y química televisiva, somos amigos además de compañeros de trabajo, encontramos allí una forma divertida de contarles a nuestros televidentes quiénes somos y lo que hacemos, y creo que eso la gente lo valora mucho. Por lo menos es lo que nos comentan en los mensajes que recibimos.

—A todo esto, ¿hay un estilo Roberto Hernández?
—No lo sé, yo soy yo mismo, como me crió mi mamá, como me enseñó la vida, como el esposo de Carolina y el papá de Franco y Dante. Creo que la vida te va formando y también esta carrera, y trato de ser lo más auténtico que puedo. He dado noticias que me han dado ganas de llorar o de reírme muchísimo. En las últimas es más fácil reírse y lo hago, en las otras trato de no quebrarme. Pero es eso, creo que soy auténtico, y la persona que ven al mediodía es la misma con la que se pueden encontrar en la calle o en un comercio. Ese soy yo.

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