Roberto Hernández y sus 20 años en Canal 4: rating, crónica roja, jornadas electorales y bailes en TikTok

El conductor de Teledía debutó en el noticiero dos décadas atrás, también en año electoral. Habla de los cambios en el periodismo y en su vida personal a lo largo de este recorrido: "Hoy la prioridad es mi familia".

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Roberto Hernández.
Roberto Hernández.
Foto: Leo Mainé

A Roberto Hernández le llegó la oportunidad de su vida hace 20 años. Oriundo de la ciudad de Libertad en San José, pasó su niñez jugando a conducir programas de radio y televisión e hizo sus primeras armas en medios locales, pero fue a los 22 que cumplió el sueño de entrar a Canal 4 de Montevideo por primera vez para no salir más. Desde hace dos décadas hace crecer su carrera entre las paredes de esta empresa; así se convirtió en uno de los conductores estrella del noticiero y conformó una emblemática dupla junto a Yisela Moreira al frente de Teledía.

Justo al día siguiente de la extensa cobertura de la jornada electoral, el periodista recibe a Sábado Show para hacer un repaso de estos 20 años de su vida desde su debut hasta esta última cobertura de elecciones, cuando fue noticia por un picante cruce al aire con un colega. El viaje por el tiempo incluye la aparición del rating minuto a minuto, el auge de la crónica roja, el surgimiento de los videos de Tik Tok y, por supuesto, en el plano personal la llegada de sus hijos Franco (9 años) y Dante (3), que ocurrió justo luego de que unos análisis le auguraran que no iba a poder convertirse en padre. “Me pegó fuerte y mi compañera me bancó la cabeza”, recuerda sobre aquel pronóstico que felizmente no se cumplió.

-¿Cómo viviste la jornada electoral del domingo?

-Fue intensa como cada jornada electoral. Son jornadas largas pero que disfrutamos muchísimo. Tenemos un rol importantísimo que es comunicar lo que pasa en una fiesta cívica de la que tenemos que sentirnos orgullosos porque somos ejemplo para el mundo.

-¿Se pasa mucho estrés?

-Son jornadas en las que sabemos que el caos va a estar. Estamos mucho tiempo en vivo, con muchos móviles, muchos medios, muchas personas trabajando moviéndose de un lugar a otro. Todo eso suma algunos inconvenientes técnicos que hay que disimular de la mejor forma.

-Estuviste siguiendo a Álvaro Delgado, ¿cómo lo viste anímicamente esa noche?

-Estaba muy emocionado junto a su esposa. Para todos los candidatos es una jornada de mucho estrés y de dormir poco. Es como jugar un clásico. Son días importantes para nosotros, así que imagínate para ellos después de una campaña electoral larga con recorridas por todo el país. Me imagino lo que habrá sido para él caminar esas dos cuadras desde su sede hasta llegar al escenario de la Plaza Varela.

-En ese momento se produjo un tenso cruce con el periodista de Tv Ciudad Diego Martini, que al aire te exigió poder "meter una pregunta" mientras caminabas junto a Delgado.

-Son cosas que pasan en la cancha, como dicen los futbolistas. Está todo bien. No era una rueda de prensa sino un momento en el que lo único que intentábamos era avanzar por un espacio reducido y la preocupación era no caerse. Uno trataba de preguntar y al estar en vivo perdía un poco la perspectiva. Lo del colega queda en la anécdota. Cuando entendí que había alguien más para preguntar hice un silencio y él preguntó.

—También trabajaste para el exterior ese día.

—Realicé alguna cobertura para la Alianza Informativa que integra Canal 4. De afuera no entienden cómo en un mismo circuito pueden haber delegados de distintos partidos convidándose bizcochos. Eso no existe en muchos países. Lo mismo pasa cuando días antes de la elección se ven puestos de partidos distintos conviviendo en los mismos lugares. Ver la convivencia democrática en la calle más allá de las pasiones políticas es muy disfrutable. No son muchos en el mundo los que tienen esa posibilidad.

-En base a la crispación que a veces se ve en redes sociales, algunos dicen que esa tolerancia de a poco se va perdiendo, ¿coincidís? 

-No. Lo que pasa en redes sociales con eso está lejos de ser lo que pasa a nivel de la calle. Hay gente que lo vive con una pasión desenfrenada y en redes desde el anonimato pueden sentirse motivados a hacer comentarios que no están buenos como decirte que sos de un partido o de otro, pero realmente son grupos minoritarios. Cuando yo salgo a hacer una cobertura electoral no tengo problemas con nadie. Al contrario, voy de un lugar partidario a otro y lo que recibo son saludos, buenos comentarios y hasta alguna selfie. Algunos no llegan a sacarse la foto con el candidato y el consuelo es sacarse con un periodista de la vuelta (risas).

-Se ha dicho que fue una campaña más fría que las anteriores, ¿notaste lo mismo?

-Fue una campaña atípica. Fue fría y recién la atención de la gente se puso de manifiesto en los últimos días. El verdadero día del calor y color político fue el mismo día de la elección. Un mes antes había una tranquilidad impresionante. No digo que haya sido así para los políticos, pero sí para la gente.

-¿Y a qué se lo atribuís?

-Hay menos pasión política. Por parte de la gente se vive de otra forma.

-¿Cuánta responsabilidad tienen los políticos de que esto sea así?

-Seguramente tendrán que hacer su autocrítica sobre los motivos por los que no logran llamar la atención de la gente más tiempo antes de la elección. Faltaba una semana y los indecisos estaban en un 14%. Hay gente que decidió pocos días antes qué iba a votar. Eso se traduce en un desinterés. Todos los gobiernos pasaron: el Colorado, el blanco y Frente Amplio. Hay gente que capaz que no encontró todavía una solución que quería desde lo personal y eso hace que esté desencantado de la política.

-¿Gustavo Salle pudo capitalizar ese desencanto?

-No es un fenómeno nuevo a nivel mundial. Son personas que irrumpen con un discurso completamente diferente. Hay desencantados de la política tradicional que encuentran representación en estas figuras. Antes de votar anulado, votan por esta persona para ver qué pasa. Es una persona que critica a los políticos en general sin importarle el color, entonces hay gente que dice “capaz que no comparto todo lo que dice pero sí su visión de crítica hacia todo el espectro político”.

-Yamandú Orsi ofreció pocas entrevistas hacia la primera vuelta: en Canal 4 habló con Telenoche, pero no con Santo y Seña por ejemplo, ¿cómo evaluás esa estrategia?

-No estoy en la producción de Santo y Seña y de lo que pasa en otros medios no puedo hablar. Como comunicadores nos gustaría entrevistar a todos los candidatos, pero el candidato también tiene derecho a elegir y después es la audiencia la que juzga. Como integrante del informativo sé que la producción fue muy seria y logró tener las voces que tenían que estar. Los candidatos accedieron y tuvieron su espacio que fue equitativo, en el mismo horario y con el mismo trato.

-¿Alguno presentó alguna inquietud previa?

-No. Los recaudos que se tuvieron fueron por respeto al público.

-Una de las características de esta campaña fue la incursión en política partidaria de Blanca Rodríguez e Iliana Da Silva, ¿cómo viste esos pases?

-Son opciones. Tal vez hay momentos para todo en la vida. Trabajar en un medio y hacer política no corresponde, pero siempre hubo periodistas que dejan el periodismo y eligen una función política, que también es un servicio a la sociedad. Es entregarse por completo a solucionarle cosas a la gente. Si hay colegas que cerraron su ciclo como periodistas y ahora quieren tener una cercanía con la gente desde otro lado bien por ellos. Ojalá que en su nuevo rol puedan hacer buenas cosas.

-¿Y se puede volver al periodismo político después?

-El tema de la objetividad en ese caso es complejo. Volver de la política partidaria al periodismo político sería complejo, en otra rama como el deportivo sí.

-¿Te imaginás tomando ese camino en el futuro?

-No me veo. Tengo 43 años y espero seguir en esta carrera.

-¿Cómo creés que va a ser la campaña hacia la segunda vuelta?

-Muy reñida, como fue en noviembre de 2019. Es un escenario abierto. Vamos a estar hasta último momento esperando los resultados.

Roberto Hernández
Roberto Hernández
Foto: Leo Mainé

-Entraste a Canal 4 en 2004, que también fue un año electoral, ¿cómo recordás aquella cobertura?

-La elección fue unos meses después de que ingresé. Mi primer móvil fue acompañando a Iliana Da Silva en una cobertura en la Escuela Sanguinetti para la apertura de urnas. Estábamos en la competencia por ver qué circuito abría el primer sobre. Yo era muy jovencito y recuerdo que lo vivía con mucha emoción.

-¿Cuáles dirías que fueron los grandes cambios que impactaron en el periodismo y en Telenoche en estos 20 años?

-El primero son las redes sociales y la inmediatez. Lo otro es el rating minuto a minuto. Cuando empecé no existía. Si bien siempre había interés en saber dónde estábamos parados, no estaba el minuto a minuto de hoy. Yo lo tomo como una herramienta para saber si la audiencia está conforme. A Teledía el rating lo acompaña y estamos contentos con eso porque quiere decir que el equipo funciona.

-En cierta etapa de Telenoche se dijo que el rating condicionaba los contenidos al punto de que se sumaba más crónica roja y con un tratamiento que era señalado de sensacionalista, ¿de qué forma recordás esa época como cronista de aquel entonces?

-Pasó mucho tiempo. El momento en el que se criticaba a Canal 4 por eso era cuando recién comenzaba el proceso del rating. Fueron situaciones de las que se aprendió. La crónica roja tenía otro tratamiento. Hoy hay un cuidado distinto, otro perfil y otro tipo de narración. Hubo un cambio para bien. Hoy no se entiende la crónica roja como algo que te salva un noticiero. Se da la crónica roja que hay que dar y bajo un cuidado para que la noticia no destruya al televidente. Hay algunas que son jodidas, sobre todo las que involucran a niños, que a mí me ponen muy sensible y el público las recibe de la misma forma. Hacer rating con esas cosas no me parece correcto.

-¿Te ha pasado ver al aire una cobertura tuya que no te guste la forma de la que salió al aire?

-A todos nos pasó, pero no solo con lo que tiene que ver con crónica roja sino con que no me gusten las imágenes que se usaron o los planos que se eligieron y que entonces no termine siendo el producto que yo hubiera querido.

-¿Te enojás con ese tipo de situaciones?

-A veces sí, pero en el buen sentido para aprender de los errores y seguir mejorando. Hoy los noticieros son más largos y estamos más expuestos.

-En los últimos años el canal incorporó Tik tok, donde te animás a hacer videos con desafíos bailando, ¿cómo te sentís en ese rol?

-Me adapto a estos tiempos. Me cuesta bailar porque soy bastante duro, pero sigo las tendencias del canal. Trato de ser lo más piola posible. Si me convocan estoy y le pongo alegría. Tik Tok e Instagram ayudan a que la gente no nos tenga encasillados como estructurados por el rol que tenemos como periodistas. No vamos a presentar el noticiero bailando ni haciendo una coreografía, pero en las redes podemos mostrarnos desde un lugar divertido para tener complicidad con la audiencia.

-¿Cómo fue la primera vez que te lo plantearon?, ¿enseguida entendiste de qué iba o te preocupaba que atentara contra la seriedad de tu trabajo?

-La primera vez precisé más ensayo (risas). Veía una línea delgada entre lo que estaba bien y el ridículo. Después entendí al ver los comentarios de la gente, que son 99% positivos, que les gusta vernos en otro ámbito. Estos videos hacen que nos vean más humanos. Y no hago ningún esfuerzo porque me muestro como soy. No vamos a tener menos rigurosidad a la hora de informar por haber hecho un baile de Tik Tok. Si alguien cree eso no lo entiendo. Es como si antes de que existiera Tik Tok me vieran haciendo trencito en un cumpleaños y digan “está bailando como loco, ¿cómo va a dar noticias?”. A la hora de dar noticias lo hacemos y a la hora de divertirnos también lo hacemos.

-En estas dos décadas Telenoche ha tenido varios cambios gerenciales con distintas improntas, ¿cómo ha sido adaptarse a cada gestión?

-Hay que saber adaptarse. Con el crecimiento profesional y personal nos paramos de una forma distinta ante cada jerarquía porque los años dan el respaldo para hacer algún planteo. He tenido buenos intercambios incluso para mejorar de mi trabajo. Cada maestro viene con su librito y uno trata de adaptarse pero sin perder su esencia.

-¿Te gustaría probarte en otro rol por fuera del de conductor de noticiero?

-Me gustaría. Tengo otros proyectos e ideas, dentro y fuera del noticiero, tanto en radio como en televisión. Estoy seguro de que van a llegar.

-¿Cómo ha cambiado el lugar que le das al trabajo en tu vida después de que te convertiste en padre?

-Hoy mis hijos son lo que me mueven. Que me esperen en casa deseosos de que juegue con ellos es lo que le da sentido a mi vida. Laboralmente he tenido que dejar proyectos porque mi familia hoy tiene prioridad. Antes de que estuvieran mis hijos capaz que me quedaba más tiempo o agarraba más trabajo. Bajé las revoluciones para poder disfrutar de esta etapa. Cuando llegué al canal estaba cumpliendo un sueño y no me importaba la hora en la que salía. Hoy si bien hay jornadas en las que eso pasa, no es lo que quiero para todos los días de mi vida. Hoy está mi familia primero y después mi trabajo, aunque sigue siendo una pasión.

-Contaste que fuiste padre después de recibir un duro diagnóstico que advertía que tenías pocas posibilidades de serlo, ¿cuáles fueron las repercusiones de haberlo hecho público?

-Recibí mucho apoyo de gente que pasó situaciones similares. Yo ni siquiera empecé un tratamiento de fertilidad. Simplemente fue un mensaje de un médico ante unos análisis. Yo me había hecho una cirugía de várices testiculares y unos estudios anteriores y posteriores no habían tenido los resultados esperados en ese sentido. El médico fue tajante y me dijo que tenía pocas chances de ser padre. Uno de mis mayores anhelos era ser padre, formar mi familia y estar con mis hijos para siempre, así que me pegó fuerte y mi compañera me bancó la cabeza. Ella no me comunicó cuando dejó de tomar las pastillas y no estar pensando en eso sirvió para que al poco tiempo quede embarazada. El día que me enteré fue el más feliz de mi vida.

-¿Cómo lo recordás?

-Terminé de trabajar un fin de semana en el canal y ella me estaba esperando en casa. Sobre la mesa dejó un paquetito y me dijo que era un regalo para mí. Cuando lo abrí era un test de embarazo positivo. Imaginate lo que fue ese momento.

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