Consiguió notoriedad como “el padre de Nacho de Gran Hermano”, aunque Rodo Castañares hace tiempo que tiene nombre propio. En este último tiempo trabajó en la serie Margarita de Cris Morena, también en una obra de teatro en calle Corrientes, es panelista en La previa de Gran Hermano y llegó al cine, en El silencio de Marcos Tremmer, junto a Benjamín Vicuña, y también se animó a dar clases de actuación.
“Estoy contento, la verdad que sí. Y ahora vuelvo a Uruguay y tengo ganas de quedarme acá”, comenta Rodo Castañares, quien saltó a la fama como “el papá de Nacho de Gran Hermano”, aunque hace un tiempo que ya se ha ganado nombre propio en la industria.
“Allá hay cosas, hay propuestas. El otro día me llamó un director para hacer una comedia. Pero también acá se están haciendo cosas. Entonces estoy interesado por las cosas que me han ofrecido acá en Uruguay”, agrega Rodo, quien ha sido participante de la edición famosos de Fuego Sagrado de Canal 12 y actualmente es panelista en La Previa de Gran Hermano de Canal 10.
En Uruguay, en los últimos días le llegó la propuesta para dirigir una obra de teatro, y además se decidió a iniciar un curso de actuación de verano. Para su sorpresa, los dos primeros grupos se llenaron en poco tiempo, y abrió un tercero que se está por agotar.
—¿Y qué dice tu hijo Nacho de esta vida a dos orillas?
—El por suerte está muy bien, y me ha dicho que no le he dado la oportunidad a Buenos Aires, pero se la di. La verdad que estoy súper contento y ahora viene todo para aquí. Hace poco me llamaron para hacer una obra en Argentina y les digo, “uy me estoy reinstalando en Uruguay pero contame de qué se trata”.
—En estos últimos meses has estado en la televisión uruguaya en Fuego Sagrado, también en la previa de Gran Hermano, has hecho teatro y en la película con Benjamín Vicuña.
—Sí, también hice una participación en Margarita, en el primer episodio, y trabajé en la serie El sabor del silencio que se hizo para la plataforma Flow. También hice la obra Le decían Marco y ahora La cama rota que empezamos en noviembre, paramos a fines de diciembre y regresamos esta semana.
—¿Cómo es tu dinámica semanal?
—Ahora estoy de lunes a viernes en Montevideo. Los viernes salgo para allá, los sábados estoy con la obra y los domingos me vuelvo a Montevideo. Estoy un poco agotado, física y mentalmente, pero con mucho laburo. A la obra le está yendo genial, y me encanta irme el viernes para Buenos Aires, trabajar el sábado por la noche, comer el domingo con Nacho y volver. Pasa que Nacho no trabaja los fines de semana, entonces el sábado estamos juntos.
—¿Notás que hay muchos uruguayos por allá?
—Sí. Hay mucho público uruguayo. Y los uruguayos me escriben que van a ver la obra, porque tenemos una conexión, y entre las marquesinas me ven y eligen ver la obra. Seguramente es por la cercanía. Así que estoy contento. También me hicieron una propuesta de hacer streaming aquí en Uruguay, así que están saliendo cositas. Capaz que son pequeñas, pero todas las pequeñas suman un montón.
—Has tenido un crecimiento importante en el último tiempo, y si bien sos actor desde hace tiempo, como que todo se juntó desde tu participación en Gran Hermano.
—Sí, ha sido un año de cosecha porque han sido dos años de sembrar y sembrar. También de una continuidad que es muy complicada en el medio. La exposición que te puede dar un programa como Gran Hermano es imponente pero también es muy rápido cómo se va. Además, cuando entré era “el papá de Nacho”, no era un concursante a quien ves todos los días. Y que haya una persona que estuvo 15 días relacionado con un concursante y haya podido mantenerse, me lo han reconocido hasta productores argentinos. Me han dicho: “es especial lo que pasó contigo”, porque normalmente tienes tres o cuatro meses de exposición luego del reality, y luego como que todo se para y baja. Y si bien yo he estado en una meseta, no he parado en hacer cosas. Porque cuando terminé la obra de teatro, arrancamos con los ensayos de esta otra, y cuando terminé empezó la serie El sabor del silencio, y después Margarita, y después la peli. Y cada tres meses aparece algo.
—Estás como panelista en La previa de Gran Hermano y además vas a dirigir una obra de teatro en Montevideo.
—Sí, cuando empecé a contar a todo el mundo que me venía para aquí, me llaman del Teatro Metro para dirigir una obra dentro del festival de teatro de conciencia que hace Wosh Machin. Me convocó para dirigir Ramera que es una obra muy buena. Sería mi primera dirección. Y me acuerdo que le decía a Wosh: “¿pero tú crees?, y me decía: “sí, dale que tú puedes, y si necesitas ayuda, te ayudo”. Y la obra que estamos haciendo en calle Corrientes, La cama rota que protagonizo con Lautaro Dissi, el nieto de Emilio Dissi, salgo en bolas en una parte parte, porque es una obra comprometida, intensa y es otro tipo de teatro, no es la comedia típica que se ve por ahí. Y me encanta ese tipo de desafíos.
—Y de teatro también este año comenzás en la docencia.
—Sí, voy a abrir curso intensivo de verano para principiantes. Salió la publicidad y se llenaron dos grupos y estoy llenando el tercero. Por eso el corazón me decía: “múdate a Uruguay”. Aparte, es mucho más tranquilo y no están tan locos con esa intensidad. Y Nacho está totalmente instalado, está independiente, tiene novia, trabajo fijo y es figura de Telefé a partir de ahí, años. Entonces está muy bien, y yo pude aproveché al máximo el tiempo que tenía que estar. Generé un montón de contactos, que es lo que me trae luego aquí. Esta primera semana del año estuve en Punta del Este, hablando con un par de productores, porque pasan cosas en Uruguay.
—¿Y cómo sientes que te mira la gente?
—Cuando vas afuera, te va bien y vuelves, vuelves glorioso, te ven de otra forma. A mí la gente me dice, “¿te venís a Uruguay?, qué bien”. Yo me considero muy uruguayo y la verdad que me gusta la plaza, me gusta que sea más chico, me gusta que pueda tener una continuidad, me gusta que la gente uruguaya es mucho más amable en la calle, es muy buena onda. Recibo un montón de mensajes, y no quiere decir que no pase eso en Argentina, pero es la ciudad La Furia. Porque los argentinos son demasiado apasionados. Son así el fútbol, para el amor, para todo.
—Has tenido un gran crecimiento, pero como que toda tu vida te estuviste preparando para este momento.
—Hace un montón de años que estudio y hago cosas. El primer anuncio lo hice acá con “el papá burbuja” cuando la televisión era en blanco y negro, imagínate. Hice publicidad para pinturas Inca, cuando era adolescente, después fui azafato en un programa en España acompañando a los famosos. Fui haciendo cositas, obras de teatro para niños donde hice de Pino, de Oso y Jardinero.
—¿Y además de Margarita, has hecho alguna otra serie?
—Sí, filmé la serie El sabor del silencio con Luciano Castro, Gonzalo Heredia, Violeta Urtizberea y Cande Molfese. Me acuerdo que estaba en el medio de todo eso y pensaba ¿qué hago acá? Porque a Violeta la veía en series y películas, y estar trabajando con ella era divino.
—¿Te costó mucho desprenderte del mote “el padre de”?
—Mucha gente todavía me dice “el papá de Nacho”, y se me criticó bastante por eso, pero logré salir. Siempre dije que el tiempo me va a dar la razón. La relación con Nacho es divina, y cuando empecé a trabajar le preguntaba si había mucho hate hacia mí en X, donde no tengo cuenta. A partir de entonces estoy como diciendo “bueno, estamos tranquilos por lo que tenemos y el resto nos chupa un huevo”. Y también he tenido que superar los prejuicios por justamente ser “el papá de Nacho”. Te puedo asegurar que entraba a un casting y todos decían “es el papá de Nacho”, y me costaba el doble. Ahora ya soy Rodo, recuperé mi nombre y mi identidad: Rodo Castañares. Hace poco me hicieron un reportaje en un programa de televisión en Buenos Aires y el conductor dice: “hoy nos visita Rodo Castañares, ¿saben quién es?”, y todos entendieron por suerte.
—Contame de El silencio de Marcos Tremmer. ¿Cómo te sumaste a la película?
—Sí, trabajé con Benjamín Vicuña, soy su jefe en la película. Se filmó aquí en Uruguay, y le agradezco mucho al director, Miguel Ángel García de la Calera, a quien conocí cuando era asistente de dirección en Oliva, donde tuve una participación. Cuando filmamos esa película me dijo que tenía un proyecto para el año siguiente. Lo que me está costando mucho es conseguir trabajos de argentino o de uruguayo, por el acento. Cada vez me tengo menos acento y estoy intentando quitarmelo más, pero me queda. Entonces los papeles que encuentro siempre son de español, de europeo o de francés como en Margarita. El caso es que para El silencio de Marcos Tremmer me llama por teléfono y me dice: “tengo una peli que es un dramón, es una coproducción muy grande y el personaje es el dueño de una agencia de publicidad. Necesito un veterano canchero, creativo y tal, y eres el jefe del protagonista. Me dijo que iban a ser tres días de rodaje con escenas cortas, pero que mi papel era importante por su relación con el protagonista. Le digo que todo está genial pero que solo puedo tal y tal día, porque estaba filmando la serie con Castro y Heredia. Me preguntó cuándo tenía un fin de semana libre, y acomodó todo el rodaje para hacerlo en esos días. Cuando le pregunto con quién era la escena, me dijo que con el protagonista: Benjamín Vicuña. No lo podía creer, y rodamos todo en un día, desde la mañana hasta casi la madrugada, y después me fui.
—¿Y hay planes o proyectos de hacer algo más?
—Tengo muchas ganas de hacer Carnaval. El otro día estaba con el Colo, que fui a La mañana en casa y le dije que quería estar en Los Muchachos el año que viene, porque el concurso empieza ahora nomás.
—¿A todo esto de vivir a dos orillas y trabajando mucho, hay tiempo para tener pareja?
—Estoy soltero y la verdad que no estoy buscando nada, pero tampoco me cierro. He intentado iniciar algo un par de veces, pero es complicado. Porque si vive acá, los fines de semana estoy allá, y lo mismo si es al revés. De momento este año he decidido fortalecer mi profesión y el amor ya aparecerá. Igual, yo soy de estar en pareja, no soy estar sol, pero de momento no tengo tiempo, es la verdad.
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