Estuvo desde el primer día de Punto Penal de Canal 10, pero supo dar vuelta la página cuando no la llamaron, y hoy los fines de semana ya los tiene bastante ocupados con excelentes planes familiares, también con la empresa que dirige y en La hora de los deportes de Canal 5 los domingos a la noche, donde continúa en la conducción. También se ha puesto a ensayar, ya que encontró una forma de desestresarse: la actuación. Es que a Sandra Rodríguez si hay algo que la caracteriza, además de una voz “que impone” y una gran risa, son las ganas de avanzar y no quedarse de brazos cruzados. Sobre su presente, retomar la actuación tras varios años y la obra Amigas donde comparte elenco con Gabriela Pazos y María Eugenia González y estrena en octubre en Sala Teatro Arocena, es esta charla.
—Sos madre, trabajás en la conducción La hora de los deportes y también en una empresa de seguridad, ¿tenías tanto tiempo libre como para ser actriz?
—Me di el tiempo para desestresarme. Busqué el teatro como una forma de liberar por otro lado, por las tablas.
—Ya hicieron una función de “Amigas” en Salinas, ¿cómo te has sentido con la experiencia?
—Estuvimos en Salinas y también en Pando, a beneficio. Y ahora tocó Montevideo. Estamos ultimando los detalles para la obra que va a tener funciones el 4 y 11 de octubre en el Teatro Arocena. Yo me sentí bien, veremos qué dice la gente.
—Lo importante es que te hayas animado, todo lo demás es ganancia.
—La verdad que sí. Me sentí bárbara porque, en realidad de las tres, la que es actriz de verdad es Gabriela Pazos. María Eugenia (González) tuvo la oportunidad de estar en la primera temporada de esta obra, pero no se dedica a la actuación. Y yo completo el podio.
—Estás en un momento de tu vida como para hacer todo eso.
—Exactamente, porque uno llega a una edad que dice: ¿y ahora qué toca hacer? Por supuesto que la responsabilidad es la de estar, porque los ensayos son los jueves de noche y los sábados de tarde, o sea que no se interrumpe con nada. Porque cuando me voy a ensayar ya les di de comer a mis hijos, y terminé en la oficina, y si tengo que atender alguna llamada no pasa nada.
—¿Y cuándo empezó esta faceta de “quiero ser actriz”?
—En realidad, cuando Enrique Peña estrenó la obra Los hijos de Dios, hace ya mucho tiempo, como 14 años, me llamó porque quería que yo hiciera de Dios. En ese momento estaba en Punto penal, estaba con la empresa y qué sé yo, que le dije que no. En realidad no tenía mucho tiempo para ensayar, ni para nada. Y hace poco, que fue invitado a La hora de los deportes, me dice “pensar que yo te busqué para que fueras Dios, en la obra”, y le digo: “ahora tengo tiempo”. Y enseguida me dice: “tengo una obra a la que vos puedes entrar”, y así fue más o menos la historia.
—¿Y ya tenías experiencia en el teatro?
—Cuando hice el colegio en La Mennais, tuve oportunidad de hacer teatro. Te estoy hablando de cuando tendría 16 o 17 años. Ahí tuve la oportunidad de estudiar con Estela Santos, que era nuestra profesora de literatura y había hecho un grupo que se llamaba “Teatro para Todos”, preguntó en el alumnado quién quería sumarse, e hicimos dos obras: El loco de verano y Los de la mesa 10, pero después no seguí. Eso de ir a ensayar y tomármelo con más responsabilidad, cuando tenía 17 años no estaba en los planes.
—Claro, porque ahora te agarra con muchas menos responsabilidades.
—Por supuesto, pero la vida se mira de otra manera.
—Tienen estas dos funciones marcadas, ¿hay planes de hacer más?
—Sí, la idea es, si todo sale bien, después de Montevideo salir por el interior, a Minas, Colonia, San José, a todos lados. Me gusta la experiencia esa del interior, de Salinas y Pando, y por eso queremos estrenar y seguir.
—A todo esto, ¿de qué se trata la obra?
—Es una comedia liviana para entretenerse. Son tres amigas que se juntan en la casa de una de ellas porque se casa, y se encuentran con la noticia de que el novio no se quiere casar. A partir de ahí se dan una cantidad de enredos, situaciones, y un final medio inesperado. Es una obra divertida, para reírse, que también tiene sus mensajes.
—¿Y tu personaje?
—Es un poco como yo, porque soy medio mandona, y mi voz como que se impone, entonces mi rol es medio mandona. También mantenemos nuestros nombres, para que no haya problemas en acordarse. Así que somos Gabriela, María Eugenia y Sandra. Ya vendrán otros tiempos más profesionales, aunque lo estamos tomando súper bien y en serio, como es. Las madres del colegio y el grupo de handbal ya sacaron las entradas, esperemos que les guste. Sino no paso ni por la puerta del colegio.
—¿No te preocupó empezar tan tarde a actuar?
—A mí que no me importa la edad, yo vivo, y toda mi vida es un eterno proyecto. Vivo proyectando, siempre inventando. Mis hijos me dicen, “mamá, ¿qué vas a hacer ahora?” Porque para mí la edad es para un calendario, y yo proyecto como si tuviera 20 años. Pienso en el hoy, porque la edad es una actitud.
—Decías que tenés tono autoritario, ¿es por hacerse oír en medio de un mundo de hombres o siempre fuiste así?
—Capaz que es de chiquita eso de ser medio mandona, pero también me sirvió para abrirme el camino en otros ámbitos.
—¿Se aprovechan los fines de semana ahora que no estás en Punto Penal?
—Los sábados voy al fútbol porque uno de mis hijos juega en Albion, y el otro juega en la Liga universitaria que tiene partidos los domingos. Entonces puedo ir a verlos a los dos tranquilamente, porque La hora de los deportes no saca tiempo de nada, ni de teatro, empresa, hijos, familia, ni marido. Porque a la hora que yo me voy al canal, en invierno ya están metidos en la cama y en verano se están sacando la arena de la playa para dormir.
—¿Y extrañas Punto Penal?
—Uy sí, se extraña. Fueron 20 años y estuve desde el día uno. Es como cuando tenes un matrimonio y te divorcias. Podes pensar que fue lo mejor que te pudo pasar, y así encaras otras cosas, pero eso no quiere decir que no extrañe.
—Donde sí estás es en La hora de los deportes, programa emblemático de la televisión uruguaya.
—Y no sabes la audiencia que tiene el programa. Porque está en un horario que no le complica a nadie, ni a nosotros hacerlo, y a la gente para verlo. En verano la gente ya volvió de la playa, y en invierno mientras haces zaping, siempre tenemos algo interesante que pasó durante el fin de semana, así como los partidos de esa misma tarde. Estoy recontenta porque además estoy desde otro rol en la comunicación, más de mediadora.
—Ahí estás como una pivot, armando el programa para que hable uno y el otro.
—Exacto, y meter lío también, hacerlos pelear, porque de eso se trata, es un gran debate. Y estoy cómoda en este otro rol, ya no el periodístico puro y duro, sino con otra tranquilidad. No tengo que estar corriendo atrás de la noticia. Porque necesito desestresarme, no estresarme más.