Santiago Bernaola, el periodista que fue despedido por un comentario "incorrecto" y espera volver a los medios

Expolicía y especializado en crónica policial, trabajó más de 20 años en los canales VTV, 10 y 4 hasta que durante un móvil en vivo comentó que "por suerte" había muerto un delincuente.

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Santiago Bernaola.

Redacción El País.
A más de 10 años de haber sido despedido por un comentario políticamente incorrecto que hizo en cámara, el periodista policial y expolicía Santiago Bernaola no abandona la esperanzas de regresar a los medios. Trabajó en los canales VTV, Canal 10 y su último trabajo en un medio fue Telenoche de Canal 4.

El comunicador de 52 años se desempeña en el rubro de la seguridad privada pero nunca deja de despuntar su vicio por la comunicación y también por el combate al crimen. Ha protagonizado varios arrestos ciudadanos y mantiene informada a su extensa comunidad de seguidores en redes sociales del día a día de la crónica roja.

—Hace 12 años fuiste desvinculado de Canal 4, ¿fue tu última experiencia en medios de comunicación?

—A nivel formal sí. Con Adrián Valarino (exjefe de noticias de Telenoche) tuvimos el emprendimiento de Pica TV, que generó mucho impacto en su momento. Pero también nos causó problemas: nos hackearon la cuenta y también la divulgación de algunas imágenes muy sensibles (que nosotros advertimos como sensibles) generaron la amenaza de juicios. Nos querían sacar un dinero que no teníamos porque el proyecto era por amor al arte. Fuera de eso, no tuve otras oportunidades, más allá de haber preguntado y golpeado muchas puertas. El año pasado llegué a tener conversaciones para un programa en un canal de TV pero finalmente no se dio. Me encantaría.

—¿Por qué crees que no puede darse un regreso?

—Antes que nada, habrá motivos que tienen que ver conmigo. No soy de ponerme en víctima y decir que todo es culpa de los demás o de un complot en mi contra. No. Seguramente no soy tan buen periodista como para estar hoy ejerciendo en algún medio de comunicación. Porque yo creo que si lo que me pasó a mí, le pasara a un periodista más reconocido, seguramente otro medio lo incorpore. En mi caso no tuve ofertas. Sé que manejo muy bien el área de la información policial, con buenas fuentes y experiencia. Quizás me falta un poco más de manejo ante cámara, de cintura expresiva. También hay asuntos de estilo: yo salía siempre de traje y corbata, hablando de usted. Hoy hay otra informalidad.

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Santiago Bernaola.

—De todos modos seguís ejerciendo en redes sociales…

—Sí, es mi vida: el periodismo y también la profesión policial. Fui policía hasta 2005 y hubo tiempos en que convivían las dos profesionales. Eso generó controversias porque yo muchas veces llegaba a un hecho como periodista y terminaba haciendo el procedimiento como policía. Narraba después el informe para la televisión y había detenido a los autores. A mí nunca me generó un conflicto eso.

—¿Y hoy cómo mantenés esas dos vocaciones?

—En redes sociales, en mi Facebook sobre todo, hago una especie de boletín de los principales hechos en video. Tengo muchas fuentes en la policía en momentos en que es difícil acceder. Desde el gobierno del Frente Amplio, que eliminó la oficina de prensa de Jefatura y centraliza todo a nivel del ministerio con la Unicom, la información suele venir muy digerida a los medios. Además, cada periodista tenía un handy con la frecuencia policial, pero con la gestión del Frente se incorporó la tecnología Tetra, encriptada, de comunicación. Así que el acceso a las fuentes es fundamental hoy en día. Yo me manejo por ahí y genera repercusión mi trabajo para las redes. La información es muy bien recibida. También tengo un ida y vuelta hasta de humor con mis seguidores. Todos los días alguien me comenta en la calle que me sigue, que vio tal o cual noticia en mis posteos. Eso me reconforta mucho. Me faltaría la forma de monetizar eso y convertirlo en sustentable desde el punto de vista económico. Mientras eso no pase, sigue trabajando en el rubro seguridad. Soy agradecido a todos los que me han dado trabajo.

—¿Y con la policía seguís colaborando?

—El instinto policial lo conservo intacto. Yo voy caminando y tengo un tercer ojo que detecta si alguien tiene intenciones de delinquir. Lo olfateo y por lo general no fallo. He evitado varios delitos; también me ha tocado intervenir y hacer arrestos ciudadanos. Luego llamo a la policía para que siga el procedimiento formal.

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Santiago Bernaola en 2010, cuando trabajaba en Subrayado.
Foto: Archivo El País.

—En la época en que trabajaste en Subrayado y luego en Telenoche, había mucho espacio en los informativos para la información policial. Eso parece haber cambiado. ¿A qué crees que se debe? ¿Hay menos delitos o hay menos interés en mostrarlos?

—Pueden pasar varias cosas. La gente tiene que entender que los canales de televisión son empresas con fines de lucro, lo que en general se traduce en rating. Si un tipo de información genera interés de la audiencia, los canales tarde o temprano apostarán a ella. En su momento, Adrian Valarino fue pionero en desarrollar más la información policial en Telenoche y los demás lo siguieron. Hoy quizás la gente demanda menos ese tipo de contenido. Yo no lo sé. Además, cambió el tipo de información policial. Cuando yo estaba en los noticieros, había muchas rapiñas a comercios, a veces con resultado fatal. Eso generaba mucho impacto en la gente y había varias “puntas” para informar: quiénes eran las víctimas, cómo habían actuado los delincuentes, los capturaron o no. Hoy, lo que más hay en el día a día policial son ajustes de cuentas. Y el homicidio por ajuste de cuentas es imposible de investigar para un periodista. ¿Cómo hace un civil, trabajador de los medios de comunicación, para ir a hacer preguntas a integrantes de un grupo narco sobre un ajuste de cuentas? ¿Va a poner en riesgo su vida? Es normal que no lo haga, así que la información no tiene un seguimiento. Simplemente se dice: mataron a una persona así y asá y se presume que fue ajuste de cuentas. Y queda ahí.

—¿Los delincuentes han dejado de hacer rapiñas para volcarse al narcotráfico?

—Hay un corrimiento, sí, pero están pasando cosas muchas peores. Te pongo el caso de un jefe de familia en un barrio de Montevideo, como hay tantos. El hombre no puede conseguir trabajo, tiene un montón de cuentas que saldar, hijos que alimentar y educar o padres para cuidar y le llega una oferta del narco de la zona. Le dan droga a consignación para que él venda en su casa y se queda con un porcentaje. Así empieza a funcionar una nueva boca. Cuando yo trabajaba en la policía y en el periodismo, había dos o tres bocas por barrio. Hoy, algunos barrios tienen 40 o 50 y la mayoría son manejadas por hombres y mujeres con familia, por ancianos en algunos casos. El hombre pasó de estar endeudado a cobrar 4.000, 5.000 o 6.000 pesos por día. El problema es que el narcotráfico es un espiral, del que muy pocos salen. Algunos se endulzan al ver tanto dinero y se empiezan a quedar con plata del distribuidor o jefe narco y ahí es cuando aparece el ajuste de cuentas, que es otro círculo vicioso. Porque una vez que matan a uno, alguien lo quiere vengar y matan a otro de otro bando y así.

—¿No hay forma de revertir esta situación?

—Todo esto sucede a espaldas de la policía. Podría funcionar la idea de contar con referentes barriales; personas con las que tener comunicación y actuar de forma preventiva. Por ejemplo, actuar cuando hay un ajuste de cuentas y estar cerca de los deudos para asegurarles que se puede hacer justicia formalmente, sin que ellos salgan a matar. Quizás se puede evitar o por lo menos conocer el trasfondo. El que se mete en el mundo del narcotráfico o delincuencial y muere, muere en su ley. Sabe o debería saber que la muerte es un desenlace posible de su propio accionar. El tema es cuando afecta a familiares u otras personas del entorno que no tienen nada que ver.

—Cuando vos comentaste “por suerte murió un delincuente”, lo que generó tu despido en Canal 4, ¿te referías a esa condición al filo de las personas que optan por el delito?

—No fue una frase afortunada. No estuvo correcto ni me da orgullo. Pero hay que poner las cosas en su contexto. Esto se generó en la cobertura de la rapiña a la sucursal del Correo de Pocitos en 2013. En el tiroteo murió un policía y uno de los delincuentes. Fue un caso de gran impacto. El día anterior yo había ido a cubrir un procedimiento de la Seccional 10ma. Se habían recuperado un montón de objetos robados y después de hacer la cobertura y las imágenes, yo me puse a hablar con uno de los policías. Me dijo que estaba por retirarse y que estaba un poco cansado de la parte ejecutiva del trabajo policial. Conversamos largo rato. Al otro día, cuando saltó la rapiña al Correo, el primer policía que llegó al lugar fue él. Entró y el rapiñero lo mató. La primera cobertura del caso para Canal 4 la hizo Leonardo Pedrouza, porque fue en el turno de la tarde. Al otro día, yo seguí el caso con largos móviles en vivo porque era el tema indiscutido del día. No estaba muy clara la situación de los fallecidos y yo al aire me enteré del nombre del policía y enseguida recordé la charla que había tenido el día anterior con él. Quedé muy sensibilizado con el tema y llegué a pedir por la cucaracha (el intercomunicador con el canal) que me sacaron del aire. Pero me dijeron que siguiera y en ese momento se generó el comentario. Después de dar la información de la muerte del policía, dije “un delincuente, por suerte también falleció acá en la zona”. Daniel Castro, que estaba en piso en ese momento, cambió un poco de tema pero la frase estaba dicha.

—Fernando Vilar, que en ese momento era el conductor de Telenoche central, dijo que si bien tu comentario podía ser compartido, “no se puede decir”. Y además, pesó mucho lo que pasó después…

—Sí, así fue. Montevideo Portal publicó lo que había dicho, lo que amplificó mucho más el tema. La empresa me suspendió y yo en Facebook, como tengo desde siempre una relación muy franca con mis seguidores, escribí que me habían suspendido, manifesté mi enojo con la medida y añadí un “viva la prensa libre”. Después de esa publicación, la gerencia de Canal 4 resolvió despedirme. Seguramente no lo medí ni pensé en ese momento. En Facebook escribo para mis amigos y mis seguidores pero todo se amplificó y quedé sin trabajo. Si mañana vuelvo a un noticiero, seguramente tengan un mes de mensajes de gente celebrando la noticia y otros que me criticarían. Obviamente no se puede conformar a todos. Yo creo humildemente que tengo una forma muy rigurosa de trabajar y tengo mis seguidores.

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