ENTREVISTA
El comunicador más viajero partió con rumbo a España y luego a Moscú con el objetivo de mostrar en primera persona la experiencia de viajar en pandemia.
—¿Cómo surgió este viaje a Rusia?
—En realidad, la idea inicial era la de una viaje a España, con el propósito de mostrar la experiencia de un viaje en medio la pandemia. Gonzalo Rodríguez, director de Carrasco viajes, me propuso ese destino porque Uruguay es el único país de América en tener acceso sin restricciones a la mayoría de los países europeos. Los ciudadanos o residentes en Uruguay somos los únicos que tenemos la posibilidad de ingresar a España u otros países de la Unión Europea sin necesidad de hacer cuarentena o un test previo de coronavirus. Para mostrar eso surgió la idea. A partir de ahí, contacté a personas que conozco en Rusia y esos contactos derivaron en una invitación a visitar los laboratorios que están produciendo la vacuna rusa contra el Covid-19. Rusia tiene hoy las fronteras cerradas y con Gonzalo fuimos los dos primeros latinoamericanos en ingresar al país desde el inicio de la pandemia.
—¿Qué tan difícil fue el ingreso?
—Hicimos múltiples trámites para entrar al país invitados por el gobierno de Rusia. Gestionamos el ingreso desde hace tiempo. Recibimos una visa especial e invitaciones del Ministerio y del laboratorio. Incluso, se demoró nuestro acceso al avión que iba de Estambul a Moscú. Al llegar, como aterrizamos a las 1:00 AM nos demoraron hasta la mañana, cuando abrían las oficinas y así poder chequear todo. No fue una experiencia linda pero entendemos que el país está cerrado. Finalmente entramos y nos confirmaron luego que la idea inicial era que nos iban a deportar, algo que finalmente no sucedió. Así que la entrada no fue fácil, pero una vez acá, hemos tenido acceso a todo.
—Estuviste también en Turquía y en España ¿qué impresiones te quedan de esos lugares?
—España me dejó varias impresiones porque además de Madrid estuvimos en Barcelona y en Palma de Mallorca. Si bien las noticias son que hay rebrote y que se volvería a un confinamiento general, la situación cotidiana no es de gravedad. Hay muchos testeos. España no hacía test de PCR y como ahora están haciendo pruebas masivas, están apareciendo más casos. Bajó drásticamente la cantidad de muertos porque en el comienzos los agarró la pandemia completamente desprevenidos. Hoy están mucho más preparados: los médicos y hospitales están preparados. Por eso, la cifra de muertes es mucho menor. Nosotros pudimos comer en restaurantes, visitar lugares. Como casi no hay turistas, España es de los españoles y la están redescubriendo. Nosotros fuimos a museos y visitamos lugares que antes era imposible ingresar por la cantidad de gente. De Turquía no puedo decir mucho porque solo estuvimos de paso.
—¿Cómo describirías la experiencia de viajar en pandemia?
—Las medidas de seguridad y de prevención son las que predominan. Ese es el motivo por el que viajamos: conocer de primera mano lo que pasa al viajar y no guiarnos por lo que se dice, sobre todo en redes sociales, que muchas veces reproducen noticias falsas.
—También se da lo de decías de una mayor accesibilidad...
—Sí en España y en Moscú, vemos que hay vida, que las cosas están abiertas. Como no hay turismo, podés disfrutar de esos lugares donde antes se agolpaban los turistas y de repente era caro o no te trataban bien por la cantidad de gente que concurría. Hoy todos te tratan bien, te reciben. Con las debidas precauciones, todo es mucho más disfrutable.
—Tuviste oportunidad de visitar el laboratorio de la vacuna rusa, ¿Qué impresión te dejó esa visita?
—En primer lugar, que muchas de las cosas que nos llegan por las noticias hay que tomarlas con 20 pinzas. Aquí nos enteramos de cosas que no teníamos ni idea de que están sucediendo. Nos dicen los rusos que la fábrica que está produciendo la vacuna aquí en Rusia va a producir la de Oxford, porque tienen un acuerdo. Así que quienes mencionaron presunto “robo” de los rusos sobre el trabajo de Oxford parece que están equivocados. En cuanto al laboratorio, vimos el trabajo de los científicos y nos explicaron un montón de cosas. Entramos, tuvimos acceso a las instalaciones. Pensé que me iba a encontrar con un lugar completamente militarizado y con una seguridad impresionante. Pero no fue así. Es un barrio con muchos laboratorios e institutos de investigación. Este en particular es el Gameleya, que trabaja hace 100 años en microbiología y epidemiología. Desarrollaron vacunas contra el ébola y la BCG hace muchos años y también vacunas contra el SARS, que fueron la base para esta vacuna contra el Covid-19. Por esos antecedentes pudieron avanzar tan rápidamente. Es un lugar no preparado para las visitas. No está hecho para que le saquen fotos. Para que tengan una idea, es como entrar al Clínicas viejo o al Pereira Rossell. Todo el esfuerzo está centrado en el trabajo de investigación.
—Han surgido dudas de su eficacia, ¿cuál es tu visión al respecto? ¿Le tenés confianza?
—No soy nadie para hablar de ese tema. Lo que estamos haciendo es entrando a los lugares y escuchando lo que nos explican. No soy científico y no entiendo nada de virus, más allá de lo que puedo comunicar. Ese es mi rol. La idea es mostrar lo que vemos nosotros. Por suerte, estamos teniendo acceso. En ningún lugar nos dijeron que apagáramos la cámara. Podemos mostrar lo que queremos. Entrevistamos a los científicos, que explican los temas y nos dicen sí que aún faltan ensayos, pero nos aseguran que es eficiente al punto de que se está vacunando a la población civil de riesgo. Uno de los científicos nos dijo que se están dando unas 250 dosis por día.
—¿Cómo se vive el día a día en Moscú con Covid?
—A diferencia de España, donde se debe estar todo el día con mascarilla, en Moscú no es así. Se puede andar sin barbijo por la calle, como en Uruguay. Se recomienda usar barbijo en lugares cerrados. Después de hacernos el test que nos dio negativo, usamos el metro, que mueve millones de personas. Hay señalamientos en los asientos para mantener la distancia, pero la realidad es que en hora pico, las personas van una al lado de la otra. En realidad, no es demasiado diferente a lo que ocurre en Montevideo en los ómnibus. La pandemia está controlada. Si bien pasaron por un época de confinamiento total, ahora controlaron la situación. Eso fue porque tomaron muchas medidas de forma temprana, y la realidad de hoy es de casi normalidad.
—¿Veremos programas de En foco sobre este viaje?
—Sí. Estamos produciendo un ciclo de cuatro programas especiales de “Viajando en pandemia”. Se van a emitir muy rápido para que sean de actualidad.
—¿Te costó animarte a este viaje? ¿Qué precauciones estás tomando?
—Me costó mucho animarme a este viaje. Tuve mucha ansiedad. Muchas veces me pregunté: ¿Por qué no me quedo en mi país que somos una isla?” Me costó mucho despedirme de mi familia. Pero una vez que empecé a ver la realidad por fuera de las fronteras, me di cuenta de que vale la pena para conocer lo que sucede de primera mano. Hemos tomado todas las precauciones. Vamos 8 días de viaje y nos hicimos tres test de Covid hechos, todos negativos. Mucha limpieza de manos, alcohol en gel, mascarilla, distanciamiento social.