¿Sigue siendo Rocanrol?

| Nada de apocalipsis: se editó menos pero la cancha se abre. Electrónica, jóvenes cantautores y el disco del año en clave hip hop.

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Por Sebastián Auyanet

Latejapride

Efecto Dominó

Del primer al último tema, un disco completo en cuanto a sonido, variedad de géneros, experimentación y sentido radial. Por encima de la atractiva idea del concepto "disco-canción", en el que todos los tracks van enganchados en plan "DJ set", este disco hace sacudir la cabeza al ritmo del flow durante los casi 52 minutos que dura. Por ahí pasan los versos más luminosos, los que aporta Barragán, la mixtura de fraseos bossa guitarreada junto a la cantante Luisa Pereira y todavía más: funk, sintes y llamativos efectos que incluso pueden salir de películas berretas. Ritmos elásticos y una musicalidad que mezcla cuplés con beat box, con oldschool y con un sinfín de subgéneros del propio hip hop. Otra cuestión: ¿cuántas bandas suenan como si realmente se estuvieran divirtiendo? Ésta es una de ellas. Lo mejor de Latejapride es que tienen bien claro que hay cosas para decir y para mejorar, tanto en lo musical como en lo cultural, y que eso se puede hacer con refinamiento y sin necesitar arenga alguna. Por eso, este año es una banda de hip hop la que pasa el trapo.

Bajofondo

Mar Dulce

Cuando los que ahora tenemos veinticinco íbamos por los quince, la música uruguaya era una leyenda urbana, en muchos casos incluso negada. Entre eso y Bajofondo ocurrieron muchas cosas. Pero ahora lo que hay es un combo rioplatense que redefinió a todos esos sonidos y los insertó en un contexto global. Ahí entran Zitarrosa, Mateo, el rock, la milonga, el hip hop y la electrónica. Mar Dulce es un disco que transforma a Bajofondo de un experimento a un género en sí mismo, con cientos de puertas aún por abrirse. Pocos músicos pueden jactarse de tener un sonido propio con semejante respaldo.

Los Kafkarudos

Volumen II

Si tuvieran que existir cuatro jinetes del rock uruguayo, dirían algo muy parecido a esto: "No somos nada salvo los convidados de piedra en la farándula de la chotada, nos falló el flower power, el viejo Batlle y la lógica del dos más dos". Así, uruguayos como son, hijos de una escena que no termina de aceptarlos o reivindicarlos, suenan urgentes pero, ante todo, sinceros. Los gritos de Rivero, el corazón de Dino, los fraseos de Bordoni y el buen gusto de Ferradás en la producción de un disco que respeta el abc del rock pero no suena "a viejo". Un disco que llegó pidiendo permiso pero terminó reivindicando a sus cuatro componentes.

Edú Lombardo

Rocanrol

Años y años se esperó por este primer disco del "Pitufo" Lombardo, pero la declaración en principio "rockera" llamaba un poco la atención. Al escuchar la primera canción, el concepto queda más ajustado a lo que se espera del "Pitufo": un disco con aires murgueros donde también convive el ánimo tanguero. Por ahí aparecerán los Beatles, un bandoneón o un tablado, todas pruebas de que Edú tenía demasiadas cosas guardadas como para limitarse al arreglo y la dirección de murgas. De los pocos discos que cumplen con lo que de ellos se espera.

Eté & Los Problems

Malditos Banquetes

Llegó tarde y ésta no es una buena época para lanzamientos, pero de todas formas el disco de Eté tiene argumentos suficientes como para ser destacado. Entre ellos, la fingida simpleza de su rock "alegre" con influencias ancladas en los Rolling Stones, pero también en el country rock y el sonido beatlero. Andy Adler, Eté, podrá no tener una muy buena voz pero sí una más que atractiva mano para hacer introspección y sacar de sí mismo miserias comunes a esa etapa de la vida que va entre los veinte y los treinta (un poco más si asumimos que estamos en Montevideo, lugar donde la adolescencia y la juventud no conocen mucho de franjas etáreas).

Federico Deutsch & Maverick

Mi amor yo voy al bar sólo a verte

Federico Deutsch es un tipo que nunca va a llenar un Estadio Centenario, eso es más que claro. Es más que probable que tampoco llene un Plaza e incluso es improbable que presente formalmente su nuevo disco. Pero de todos modos, este trabajo editado por Bizarro aporta frescura. Son demasiado pocos los artistas electrónicos en nuestro país que pueden hacer gala de la exquisitez de Deutsch para combinar samples y efectos obligando a que la música sea tocada por músicos y no por máquinas (Maverick es una banda formada por varios Buenos Muchachos y sin un cantante demasiado definido). Un ejemplo de una buena mezcla entre ochentosidad y actualidad con una electrónica oscura pero simpática.

Viajera

Malena Muyala

Por animarse a escribir y además hacerlo bien, Malena tiene un plus sobre las cantantes femeninas que recién hacen sus primeras armas dentro del género tango y que fueron una de las apariciones más importantes de este 2007. El registro de voz de Malena penetra milongas y otras baladas con la intensidad esperada, pero eso no es ninguna novedad.

Doberman

El último en pie

Doberman tenía buenas canciones, ahora suena más auténtico. Tenía un rock demasiado arcaico y ahora quizá también, pero incorporó más influencias y pulió sonidos. Y en muchos temas es lo que tiene que ser: contundente y efectivo. Hay bandas a las que no se les tiene por qué pedir más.

Franny Glass

Con la mente perdida en interés secretos

Un acompañamiento casi minimalista, unas canciones urgentes, una guitarra, algún que otro amigo que acerque instrumentos y nada más. Eso es lo que precisó Gonzalo Deniz para contar historias con encares interesantes. Puede ponerse en primera persona para contar la historia de un amor adolescente o puede narrar un amor hipotético entre Juana de Arco y Emiliano Zapata. Entre la calma y la melancolía, un sonido propio y prometedor.

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