Redacción El País
La periodista Sofía Rodríguez revisa la hora y apura el paso para llegar a la cita con Sábado Show. Viene de entregar las llaves del departamento que puso en alquiler luego de mudarse con su pareja, el empresario gastronómico Tomás Bartesaghi, y la espera una rutina llena de actividades. Pese a que la temporada completa de Quién es la máscara ya está grabada, la “investigadora” del ciclo corre detrás de una agenda que apenas le da respiro entre su nuevo programa de radio Rompe paga (Radio Cero), su trabajo cada vez más intenso en redes sociales y la reserva de los jueves para ver cada emisión del show de La Tele en su casa. “Me vuelvo a emocionar y sorprender”, dice sobre el ciclo que la llevó al pico más alto de su carrera justo después una difícil situación laboral que atravesó en 2019.
-¿Cómo estás viviendo el fenómeno de Quién es la Máscara (Teledoce)?
-Es un programa que no me deja de sorprender. Cada semana es como una revolución. Yo bloqueo los jueves y los dedico a mirar el programa. Lo veo y lo vuelvo a vivir, me sorprendo y me emociono de nuevo. Es un programa que logra atrapar a todas las generaciones y reunir a la familia pese al momento que vivimos de mil pantallas y mil distracciones. El otro día una seguidora me pasó el video del hijo con la máscara de Batman haciendo la mímica de “fuera máscara” de espaldas a la cámara. Ser parte de eso es súper emocionante.
-¿A nivel personal qué te aportó participar de este gran show?
-Es un formato que llegó en un momento justo para mí. Había pensado mucho si quería volver a la televisión y de qué manera. Estuve tres meses con un proceso interno desde el final de Vespertinas hasta que me llegó la propuesta de La Máscara. Yo venía diciendo que quería probar estar en un formato internacional de entretenimientos con frecuencia semanal, y cuando Ana Laura (González) me lo propuso no lo podía creer.
-¿A qué le atribuís que el programa se haya vuelto semejante fenómeno de audiencia?
-Es un show impresionante. Estaba todo dado para que le fuera brutal porque la magnitud del proyecto era increíble. Cuando entré al estudio por primera vez ya tenía años de televisión pero quedé impresionada. A eso se le suma la producción de las máscaras que es una demencia, los shows de cada personaje, etc. Yo creo que funcionó especialmente porque era algo que nunca habíamos visto, pero eso también fue una osadía.
-¿Por qué creés que la versión argentina no funcionó?
-El primer día el productor Gustavo Landivar nos dijo que la esencia del programa era algo tan primitivo como un juego de adivinanzas, adornado con un montón de condimentos lindos. En la versión argentina se filtraron nombres y perdió la gracia. Si ya sabés de antemano la respuesta de la adivinanza deja de ser divertido y atractivo. Además me parece que los investigadores estaban un poco guionados. De esa forma también se pierde la esencia. Una cosa es tener una línea de por dónde va a ir el programa y otra es tener un guión que te marque qué es lo que tenés que decir.
-¿En el caso de ustedes no hay ninguna sugerencia de la producción con respecto a las teorías o los nombres que arriesgan en el programa?
-No, nosotros estamos como los televidentes. Lo que sí pasa es que el programa es grabado y hay un tiempo entre el armado y desarmado de cada show que nos permite a nosotros ir googleando y tejiendo las teorías que decimos. También hay cosas que uno puede especular, como el balance que hay entre extranjeros y uruguayos o que en el primer programa de cada temporada el famoso desenmascarado va a ser una bomba. Pero no dejan de ser especulaciones. A veces nos pasa que vemos un revuelo de gente en el canal y a todo el mundo alterado, entonces empezamos a imaginar que es porque hay un famoso internacional en el programa y al final nos enteramos que era por otra cosa que no tenía nada que ver.
-¿Con cuál de los famosos internacionales choluleaste más?
-Con Itziar Ituño. Yo tiré su nombre por divagar y después cuando se sacó la máscara y realmente era ella yo no daba crédito. Con Marta Sánchez también me pasó. Somos casi de la misma edad pero ella empezó de muy joven y yo crecí escuchándola con mis amigas. Son personas muy lejanas que esta profesión y este programa nos da la posibilidad de conocer. En el momento no tenemos mucho rato para estar con ellos. El estudio está vacío y la gente que trabaja ahí tiene que entrar a desarmar todo. Son diez minutos en los que nos acercamos, charlamos, nos sacamos alguna foto y enseguida la producción nos empieza a apurar para irnos. Los que estuvieron son estrellas y capaz que tienen su costado de divismo, pero todos estaban muy copados y divertidos diciendo que era un placer estar en el programa.
-¿Por qué intercambiaron el lugar en la escenografía con Patricia Wolf en esta nueva temporada?
-No sé, habría que preguntarle a la producción. Fue una decisión de ellos.
-Antes de que te llegue la propuesta de La Máscara estabas trabajando en Radio Cero y Vespertinas (Canal 4) y tus dos programas fueron sacados del aire en el lapso de una semana, ¿cómo manejaste esa situación?
-Cuando pasó lo de la radio me bajoneé mucho porque era un trabajo que disfrutaba un montón. Me enojé con el mundo, me preguntaba por qué. Me pasé el fin de semana encerrada en mi casa y no quise hablar con nadie. Unos días después me dijeron en el canal que también nos levantaban el programa y me empecé a reír de los nervios. Salí del programa y llamé a Tomás (Bartesaghi) para decirle que tenía el récord guinness de perder dos laburos en una misma semana. Vivía sola, tenía que pagar el alquiler, mantenerme y me había quedado sin todos mis ingresos fijos de una semana para la otra. Tenía la posibilidad de volver a la casa de mis padres, pero no era el camino que quería tomar. Por suerte en pandemia yo había trabajado bastante y tenía un colchón ahorrado. Y enseguida me empezó a salir más trabajo en redes sociales. Yo antes lo hacía como algo complementario porque mis trabajos principales eran otros, pero después me hicieron ver que si le dedicaba tiempo, esfuerzo y me capacitaba un poco en marketing digital eso iba a convertirse en mi trabajo. Al segundo mes de dejar los medios ya me habían salido unos trabajos en redes que estaban casi a la par de mis dos sueldos anteriores.
-En aquel entonces te quejaste especialmente por “la forma” de las que se había levantado tu programa de la radio.
-A todos nos pueden despedir, levantarnos un programa o que nos vaya mal en un trabajo, el tema son las formas. Eso de terminar un programa sin siquiera poder despedirte de la audiencia no está bueno. Eso fue lo que me pasó en la radio. Creo que termina siendo contraproducente para la radio. Es un tema de educación y respeto al trabajo del otro. En Vespertinas nos pudimos despedir. Tuvimos una reunión antes en la que nos dijeron que no nos iba bien, pero no sé si era así porque de audiencia nos iba bien y el programa estaba muy bien vendido.
-Vos te caracterizás por mostrarte trabajando permanentemente, ¿te generó un vacío o angustia aquella etapa?
-Por supuesto, fue un gran aprendizaje. Yo soy extremadamente ansiosa e hiperactiva. Me costó muchísimo llegar a estar en eje. Entender que las cosas buenas se hacen esperar me implicó un trabajo interno enorme. Había días que me levantaba y me pasaba pensando qué hacer. Pero así como me costó me dio un crecimiento enorme a nivel personal.
-¿Tuviste que profesionalizarte en el mundo de las redes sociales?
-Tuve que aprender a trabajar de forma independiente, que es algo que nunca había hecho. Me di cuenta de que yo ya venía trabajando en redes, solo que no le dedicaba el tiempo necesario porque estaba ocupada en otras cosas. Era un trabajo freelance al que si yo le ponía esfuerzo podía convertirme en una trabajadora independiente y ser más libre. Descubrí un mundo maravilloso de mucha libertad pero que también implica mucho sacrificio, y en el que hay meses en los que me puede ir muy bien y otros en los que puede no salir ningún trabajo. Hoy valoro mucho la libertad que te da el trabajo en redes, pero también esto hizo darme cuenta de que si yo no salgo a buscar la zanahoria no iba a aparecer sola. Tener la estructura armada de levantarse e ir a trabajar es fácil, lo otro es más complicado pero te da una independencia muy importante. Esta etapa también me permitió darme la posibilidad de elegir en dónde quería estar. Sabía que quería volver a la radio y a la televisión pero no a cualquier costo. No quería repetir cosas que ya hubiera hecho porque no me enriquecían. Maduré mucho y si volvía quería que sea por algo que valiera la pena.
-¿Hay algún tipo de contenido de redes sociales que descartes?
-Me gusta tener una comunicación franca y real. Trato de no mostrar contenido que sea aspiracional porque eso me genera algún cortocircuito. Me gusta mostrar quién soy, y no algo que no sea del todo yo. Si me pongo a hacer todo el tiempo contenido con cremas, carteras y ropa Chanel, no estaría mostrando algo real de mí porque yo no uso cremas Chanel, ni estoy todo el día vestida de esa forma. Trato de mostrar cosas que sean parte de mi vida y no vender algo que no soy. Tengo ese vínculo con todas las marcas con las que trabajo.
-Cuando volviste a los medios lo hiciste en La Tele con La Máscara y en Radio Cero con el nuevo ciclo Rompe paga, dos medios que antes te habían desvinculado, ¿lo viviste como una revancha?
-Cuando me despidieron de La Tele fue muy traumático. Era chica y era la primera vez que me despedían. Fue entender de golpe que en el mundo laboral se abren ventanas pero se cierran otras. Al final me di cuenta de que lo que me pasaba era parte de la vida adulta. Yo no me fui mal, simplemente me despidieron por una reestructura del programa en la que mis columnas no iban a seguir. Lo viví traumáticamente desde lo personal, pero no me fui por ningún problema serio. Eso por suerte no me pasó en ningún lado. Y la vida es un búmeran. Todo lo que uno libera al universo le vuelve más tarde o más temprano. Yo siempre estuve convencida de que era una buena persona, una buena compañera y una buena trabajadora. Sabía que eso me iba a volver de alguna forma. Me volvió en los dos casos. Cuando me llamaron de Teledoce para La Máscara me dio mucha satisfacción porque quiere decir que uno es una persona íntegra. Y cuando me volvieron a llamar de Radio Cero tampoco lo podía creer.
-Fuiste muy crítica con el productor Mario Morgan por el episodio de violencia que protagonizó hacia la cronista Verónica Chevalier, ¿fuiste testigo de otras situaciones parecidas como señalaste en Twitter?
-Cuando vi lo que pasó con Verónica (Chevalier) me pareció violento, condenable y muy injusto. Fue un espanto. Pero como puse en el tuit, no es la primera vez que veo una escena similar. He visto varios asistentes de producción que fueron increpados por él. En esos momentos yo tal vez no estaba en un lugar en el que pudiera alzar la voz. Por instinto de supervivencia uno se queda callado y después de que termina el episodio se acerca y se solidariza con la víctima. Esta es la primera vez que siento que ya no estoy en ese lugar y podía apoyar públicamente a una colega ante una situación así. Cuando vi el video me dio mucho enojo y tristeza. Le escribí a Vero, la apoyé con ese tuit y di por cerrado el tema. Después él me escribió por privado muy respetuosamente y yo le dije lo que pensaba. Cada uno sabe lo que hace y es responsable de sus actos.