ENTREVISTA

-Desde hace varios años te has especializado como periodista en Carnaval. ¿Cómo surgió esa inquietud?

-En la adolescencia vivía a la vuelta del Olivol Mundial y descubrí el mundo del tablado. Íbamos en barra a disfrutar de los espectáculos. No sé si ahora pasa tanto que los adolescentes se junten para ir a un tablado u a otra manifestación cultural. Pero en mi caso pasaba. El presidente del Olivol era vecino y nos dejaba entrar gratis a la última actuación o a veces, más temprano. Tenía 14 o 15 y ahí me enamoré del Carnaval. Pasaron los años y un día en el canal estaban hablando del programa sobre Carnaval y como que en broma me invitaron a ser parte. Yo dije que encantada. Así entré como movilera y con el tiempo me fui sumando al piso, primero con una columna y luego en conducción.

-El programa Todo Carnaval tuvo varios horarios y frecuencias. En la actualidad se emite de 19:00 a 23:00. ¿Por qué?

-Sí, son cuatro horas en vivo. En vez de estar todos los días, como otros años, pensamos que para esta vez podía ser un buen aporte un programa largo. Después de un año sin Carnaval, nos parecía que había muchas cosas de las que hablar y necesitamos el tiempo para hacerlo. Potenciamos el vivo con entrevistas en piso y el abordaje de temas, como “Varones Carnaval” o Carnaval alternativo, por nombrar dos asuntos que tratamos en los últimos programas. Por ser un canal público, propiedad de la Intendencia pero no la voz de la Intendencia, tenemos que buscar un aporte diferencial a la población, algo que los canales privados no hagan.

-¿Qué características principales tiene este Carnaval a nivel de contenidos?

-Es un Carnaval hiperpolitizado, como se preveía. Un carnaval que sabe reírse con altura de la pandemia, algo muy desafiante porque fue (y sigue siendo) muy doloroso lo que pasó. Pero el humor bien hecho es sanador. Creo que el Carnaval ha estado a la altura de lo que la gente necesitaba. Pero lo que más me gusta es que se está dando un momento bisagra en cuanto a la participación de las mujeres. No solo en números: son 38 las artistas mujeres que están en escena en Carnaval. Pero además, muchas de ellas son protagonistas, lo que está marcando un cambio. Antes, en parodismo por ejemplo, se decía que el conjunto que saliera con mujeres no ganaba, que era mufa. Eso estaba instalado en el folclore y hoy las mujeres están en todos los roles. Hay hasta directoras de murga y los cuplés de los que más hablamos (Graciela Bianchi y Azucena Arbeleche) son protagonizados por Jimena Márquez y por Emilia Díaz. Son nombres fuertes por fuera del Carnaval también. Es de los cambios más lindos que he visto.

-Sobre la politización se comenta a menudo en términos críticos que las murgas no eran igual de ácidas con el gobierno del Frente Amplio. ¿Cuál es tu visión?

-Siempre fue politizado y repartió para todos lados. Lo ha dicho Milita Alfaro: “No se trata de mi opinión o la tuya; hay que ir a ver los repertorios”. El Carnaval fue muy cruel con el gobierno anterior también. El Carnaval, por definición, necesita ponerse en la vereda de en frente en toda circunstancia, a veces de forma demagógica, pero si no lo hace, la gente se lo echaría en cara. Lo dijo Fernando Schmidt: “El Carnaval está hecho para la gente, no para los gobernantes”. Se canta lo que la gente quiere escuchar y nunca va a estar 100% de acuerdo con un gobierno.

-Pero es evidente que los conjuntos tienen una inclinación hacia a la izquierda.

-Sí, tienen un sesgo de izquierda. Es innegable. Pero eso es diferente a decir que son un brazo político del Frente Amplio. Es más, creo que el Carnaval ha sabido reírse muy bien de la izquierda cuando era gobierno y también cuando perdió. Dicho esto, no me gusta cuando veo un panfleto en el escenario. Eso lo puede hacer cualquiera que no sabe escribir, sin vuelo ninguno. Después de un año de preparación y ensayos yo espero de un espectáculo de Carnaval que me cuente lo que ese conjunto de personas piensa con altura. He visto banderas y consignas panfletarias que no me parecieron aceptables. Uno como espectador debe exigirle a los letristas que no caigan en eso. Y tampoco en el insulto.

-¿Lo has visto eso recientemente?

-Sí. Me acuerdo de una murga que ganó y hacía una crítica a un político en la que se sugerían cosas sobre su sexualidad. De ese político había un montón de cosas para decir y ninguna estaba vinculada a la sexualidad, ni me parecía interesante una insinuación de ese tipo. Yo amo al Carnaval y lo defiendo a muerte, pero por eso mismo soy hiperexigente.

-¿Cuál es tu visión sobre la cuarteta de Cayó la cabra que sugería algunas cosas sobre la muerte de Jorge Larrañaga?

-A mí me agredió también la cuarteta. Había sido muy reciente y entendí el dolor del hijo, por más que la murga no se reía del fallecimiento, sino que se hizo eco de cosas que se decían. De todos modos, me agredió cuando lo escuché en la prueba de admisión. Y me encantó que Cayó la cabra haya tenido la madurez de sacarlo y al mismo tiempo referenciarlo en su espectáculo. Porque si solo lo hubiera sacado, era como barrer bajo la alfombra. Me parece una murga valiente, que también hizo un trabajo interno luego de “Varones Carnaval” y me hace admirarlos. Son gente joven que está tratando de hacer las cosas bien y se pueden equivocar.

-¿Hubo un antes y un después de las denuncias de “Varones Carnaval”?

-Es una herramienta, como la TV o la radio. Se puede usar bien, como pasó, o mal, como también pasó. Lo bueno fue que una cantidad de personas, algunas de ellas menores edad, pudieron por ese mecanismo de denuncia pública hacer referencia a algo que es sumamente condenable como una situación de abuso. Se usó mal porque se dieron nombres vinculados a situaciones que no sé si en todos los casos se pueden catalogar de abuso o se pusieron fotos de personas equivocadas. De ese modo se lastimó a mucha gente que creo que no lo merecía. Además y como la herramienta es propia de mujeres jóvenes, los mencionados en las placas son todos menores de 40 años. Me pregunto: ¿no hay “abusadores” mayores de esa edad? Seguramente sí los haya. Entonces, las placas por sí mismas no me parece que digan todo; el machismo y abuso en Carnaval no muere en esas placas. Ni ahí están todos los abusadores ni todos los que ahí están son abusadores. Por eso, yo no cuestiono a los conjuntos que no bajaron a los hombres mencionados porque las placas no me parecen el filtro totalmente útil en este caso.

-En el último tiempo, TV Ciudad ha recibido ataques en redes o de la oposición política de ser un canal con contenidos “militantes”. ¿Cuál es tu visión?

-Me parece que quienes lo dicen no miran el canal. TV Ciudad tiene credibilidad y su historia habla por sí sola. Hemos tenido programas de fotografía, de arte, libros, de ilustradores, de Carnaval... Es un canal a defender por su contenido.

-¿Por qué crees que las críticas se han multiplicado?

-Porque se ve más el canal. Me parece que en la anterior dirección (a cargo de Federico Dalmaud) hubo un énfasis en parecernos a las pantallas de los canales privados, condición en la que yo no estoy de acuerdo. A mí me gusta que seamos distintos y ofrezcamos lo que no hay en otras pantallas. Pero más allá de mi parecer, ellos apostaron a aumentar la audiencia, por algo hicieron programas de cocina o un periodístico con La letra chica. Buscaron ser un canal más competitivo y lo lograron. Eso hizo que más gente nos viera y por eso “molestamos”.

-¿Cuál es tu visión del abordaje que hacía La letra chica con sus informes?

-Creo que lo más cuestionable de La letra chica eran los títulos. Pero si mirabas el programa, estaban todas las voces. En el ciclo siguiente, que hizo Martín Rodríguez y se llamaba En otro orden vi debates preciosos y sumamente equilibrados. Quizás por ese fenómeno de tener más audiencia, jalando principalmente por La letra chica, hizo que se generara como una corriente en contra del canal señalando una presunta intencionalidad política. Porque desde que se formó hubo intendentes del Frente Amplio y yo no recuerdo este nivel de crítica. Ahora parece que somos un “comité de base” y no es así. Si en algo nos cuidamos los funcionarios de TV Ciudad es de no ser ni parecer oficialistas porque sabemos que esa suspicacia puede existir del otro lado. No puedo hablar por la dirección pero sí me consta de ese sentimiento entre los comunicadores. Para nosotros es súper doloroso cuando se dice que somos brazo político del Frente Amplio o de Carolina Cosse. Por eso, somos todos los días nos hacemos responsables de ser y de parecer también.

-¿Sentiste alguna bajada de línea?

-No. Mis trabajos últimamente no han sido en nada que trabaje con la actualidad. Pero nunca lo viví. Entiendo que es un momento en que todos los colegas tenemos que estar muy cuidadosos de eso porque se está permeando en todos lados. Por ejemplo: para la primera semana de Todo Carnaval me llevaron los vestuarios y uno era un mono rosado. No lo quise usar en el estreno porque puede ser malinterpretado. Lo pienso y está mal vivir con ese cuidado. Porque cada uno sabe la dignidad que tiene y lo que hizo en su carrera. Yo soy licenciada en comunicación e hice el camino largo: entré como administrativa y por concurso. He remado siempre y nadie me regaló nada, cuando hay gente que dice y repite que fue mi padre el que me consiguió el trabajo.

-En marzo vas a estar en la conducción de un nuevo programa diario en TV Ciudad, ¿en qué consiste el proyecto?

-Vamos a estar con la conducción de un magazine periodístico junto a Marcelo Fernández. Se va a llamar Ciudad viva e irá todas las mañanas. En el equipo estarán Pilar Teijeiro y José María Caraballo, quienes conducirán el noticiero matinal. Es un lindo desafío para todos. Para el canal, significa abrirse camino en un horario que hasta el momento no tenía programas en vivo.

-El programa abordará la actualidad y en tu caso, a través de redes, por ejemplo, a veces has expresado tus opiniones sobre asuntos políticos. Por ejemplo, has catalogado a Tabaré Vázquez como uno de los mejores presidentes de la historia.

-Es verdad. Yo nunca me cuidé políticamente de lo que hablaba en mis redes porque pensé que mi camino en la televisión era (y seguirá siendo) esencialmente sobre lo cultural. De todos modos, esto no implica condicionamiento de ningún tipo. Podemos hacer un paralelismo con lo deportivo. La gente sabe que soy hincha de Wanderers. Pero si mañana estoy en un programa deportivo no voy a abrir todos los días con Wanderers, ni a decir que Daniel Carreño es el mejor técnico del mundo. Uno es lo que es pero también respeta a la gente y a su profesión. Respeto que haya personas que puedan descreer. Pero en mi caso voy a poner todo el profesionalismo al abordar cualquier entrevista y cualquier tema de actualidad.

-¿Cómo viviste el proceso de destitución de tu padre como entrenador de la selección?

-Con la mayor normalidad que pude.

-Fue un poco largo y raro en cuanto al manejo de la información, con idas y venidas.

-Sí, esa es la palabra: “Raro”. Pero no voy a hablar por mi padre. Lo que yo puede decir es lo que dije: trato de llevarlo con la mayor naturalidad posible.

-¿Con qué sensaciones viste los últimos dos partidos de Uruguay, ya con otra conducción técnica?

-Fue muy diferente. Y muy raro no ir al estadio. Por lo general siempre iba a acompañar. Tengo la mejor colección de entradas de partidos de Uruguay, incluidos algunos boletos de 1989 cuando mi padre dirigió a Uruguay en su primera etapa.

-Estás en redes sociales donde a veces se generan polémicas…

-Sí, Twitter me encanta. En Facebook estoy para mantener el vínculo con los carnavaleros y en Instagram para agradecer a las marcas. Pero la red que más me gusta es Twitter. Es muy agresiva, pero yo no leo los insultos. No leo. No me importa la opinión de quien quiere agredir. Lo uso para informarme, aunque no como única fuente. Creo que es la red de los periodistas por excelencia. Yo recibo mucho amor por redes. Cuando sucedió lo de mi padre, por ejemplo, fue impresionante el aluvión de amor que recibí.

-También hubo quienes celebraron la decisión.

-Eso yo no lo vi en mis redes. Fue al revés: mucha gente agradecida y otros lamentando cómo se habían dado las cosas.

-¿Hincha de Wanderers por tu padre?

-Sí. Papá fue jugador y también entrenador, aunque como DT lo echaron. Y cuando eso pasó, los jugadores iban a verlo y hacerle compañía. Fue una gran muestra de amor. Yo tendría 14 o 15 años y para mí, ellos eran mis ídolos.

-Estás hace unos meses en pareja con Sergio Díaz, un exjugador de Wanderers. ¿Fue ese club el que los unió?

-En gran parte sí. Él había sido mi primer novio a los 20 años y después pasaron muchas cosas hasta que hace poco nos reencontramos. Pero sí, fue jugador de fútbol. He sido la única hija de mi padre que le llevó un futbolista. Tuve que decirle que era una “botinera” (risas). Con Sergio compartimos muchas cosas, para empezar el amor por el fútbol. El otro día llegó y yo estaba viendo La Luz - Villa Teresa. Entró y lo primero que preguntó fue: “¿Cómo van?” Es el hombre ideal.

-Estás viviendo un año de muchos cambios entonces…

-Sí, también de desafíos. Hubo momentos muy complicados, con el teletrabajo por ejemplo. Extrañaba ir al canal, no solo por ir a trabajar, sino porque sentía la falta. A mí, mi trabajo me representa. Soy Tania, la mamá de Sofi, la hija del maestro, pero también soy Tania de TV Ciudad. Ahí me siento integrada y ahí siento que todo los esfuerzos que hice en mi vida están dando sus frutos.