Tomás es un profesor universitario radicado en Canadá que viaja a Madrid a estar cuatro días con su amigo Julián. Éste tiene cáncer, y ha decidido dejar el tratamiento y empezar a poner las cosas en orden para cuando ya no esté. Entre ellas, buscarle una familia a su perro Truman.
Javier Cámara encarna al amigo que le toca apoyar a Julián (Ricardo Darín). Es su tercer film con Cesc Gay, con el que viene de ganar la Concha de Plata a Mejor Actor, compartida con Darín.
"Cuando Cesc nos entregó el guión a Ricardo y a mí, nos dijo que era una comedia. Yo estaba emocionado con que íbamos a hacer por fin una comedia". Así recuerda Javier Cámara (48 años) su primer contacto con el guión de Truman, estaba contento porque tras los dramas Ficción y Una pistola en cada mano que había hecho dirigido por Cesc Gay, llegaría el oasis de la comedia pero… "Cesc, he llorado tres veces leyendo el guión. Me he reído, pero no tanto. No es una comedia", le lanzó luego de leer la historia de Julián (Darín), un actor argentino enfermo de cáncer que pasa cuatro días junto a su amigo Tomás, un profesor universitario radicado en Canadá que llega a Madrid para la despedida. Porque Julián ha decidido suspender el tratamiento, vivir lo que le queda de la forma más decente posible y encontrarle una familia a Truman, su perro. Julián ha decidido morir, o no extender más una vida que ya no sería tal.
"Lo vamos a plantear como una comedia, vas a ver", le aseguró Gay a Cámara. "Y bueno, no; no es una comedia", admite el actor en diálogo telefónico con Sábado Show. "No sé si en otras culturas te preparan más para la muerte, desde luego que sí en el catolicismo, en las sociedades mediterráneas y no sé si en las hispanoamericanas. Pero aquí uno huye de la muerte, es algo a lo que no se enfrenta", explica sobre uno de los grandes temas del film. "Sería mucho más inteligente saber que está ahí, para disfrutar mucho más de la vida. Pero es como una huida hacia adelante para vivir la vida más divertida, sin ningún agujero en el que pensar, porque sabes que está ahí la espada de Damocles, que algún día vendrá. Entonces, cuanto más lejos la tengas, mejor. Es cierto que es muy sorprendente cuando alguien coge las riendas y se muestra de una forma valiente para enfrentar su muerte, es un poco shockeante y sorprendente. Dices uch, ¿este personaje por qué reacciona así si debería estar llorando en una cama y dándolo todo por perdido?. Me parece que la propuesta de Cesc en este sentido es preciosa, porque hace que el personaje de Julián sea un hombre valiente que afronta todo como venga", destaca.

A Julián le toca adoptar esa difícil decisión, pero para Tomás el panorama no es mucho mejor. Sabe que su mejor amigo se va a morir, pero no puede expresar lo que siente porque Julián no se lo permite. Es una tristeza y una rabia contenidas que debe traducir en un apoyo incondicional a todo lo que Julián ha decidido hacer. "Trabajé con unas inmensas ganas de huir de ahí porque, realmente, la persona que está sufriendo tanto es la que se está enfrentando a eso, pero los que están alrededor… sobre todo este personaje que va a visitarle un poco por ese compromiso de estar con un buen amigo. Lo que yo creo que le pasa a mi personaje es que de pronto se da cuenta de que tienen una relación maravillosa, de que es un amigo del alma, pero muchas veces se quiere marchar de allí, no sabe cómo enfrentarlo, cómo hablar, cómo decir las cosas. Y su amigo no quiere que le diga nada, quiere que pase cuatro días con él, que le acompañe, que estén tranquilos, que mantenga la boca cerrada y que le haga pasar unos días amables. Creo que en el fondo mi personaje es como una bomba de relojería a punto de explotar. Le encantaría abrazarle, llorar… pues es lo que había imaginado en el avión… y no pasa nada de eso. Tiene que aguantar no poder decir lo que realmente siente", explica Cámara.
Para explotar, para decir lo que muchos piensan, para enojarse, está Paula, el personaje de Dolores Fonzi, prima de Julián y muy amiga de Tomás. "Creo que ese personaje es necesario. Puede ser un poco más desagradable porque es alguien que dice las verdades, que está todo el tiempo tómate la pastilla, vamos a ir al médico otra vez, puede haber una solución, tenemos que ver cómo va todo… Es un personaje que está constantemente luchando. Mientras que en la relación masculina, mi personaje respeta muchísimo las decisiones de su amigo, lo acompaña hasta el final. Lo que él diga, así será: si él me necesita, estaré aquí; si él no quiere que venga, no vendré. A veces los chicos somos muy así".
¿Y cuál sería el rol del perro Truman en toda esta historia? "La verdad que no lo sé", se sincera Cámara, "porque es cierto que los une muchísimo al final. Creo que Truman es la familia, la familia que no está presente, es como la última persona -entre comillas- que está con Julián hasta el final. Él se ha divorciado, al teatro ya no van a verle, su hijo vive en otro país, sus amigos están lejísimo, incluso en el otro fin del mundo, y la persona que está ahí con él es su perro. Es fundamental. De hecho él lo dice: tengo dos hijos: uno es mi hijo y el otro es Truman. Creo que es un poco esa presencia pseudo-invisible, callada, silenciosa, amiga, que nunca pone un pero, el que le mira tristemente con un cariño precioso y nunca hay un reproche. Creo que es también un poco lo que quiere que Tomás haga con él, que no le haga ningún reproche, que lo acompañe, que sea un amigo durante cuatro días y que le haga feliz la vida".
Vida/Muerte.
Cámara confiesa haber vivido una situación similar a la de Tomás, cuando falleció su padre. "Pero no fui tan valiente, no fui lo suficientemente coherente con ese momento. De repente uno está como negando esa posibilidad, como diciendo esto no va a ocurrir, niega la evidencia. Y, a veces, ante esa persona que se va, puede sentir algún momento de soledad o de tristeza o de no haber dicho todo lo que tiene que haber dicho. Fíjate que Julián y Tomás tampoco dicen todo lo que tendrían que haber dicho, pero lo dicen con la mirada", señala el actor.

¿Cambió la visión que tenía de la muerte haber hecho esta película? "No lo sé", manifiesta Cámara, "porque no sé hasta qué punto me ayudará, pero sí es cierto que pensaré en ella cuando tenga que enfrentarme a algo así, sobre todo a la hora de escuchar a la persona que lo esté pasando mal y, si me toca a mí, pues intentaré llevarlo de lo mejor posible, de una forma digna, coherente y consciente. Es verdad que me gustaría ayudar más, como mi personaje ayuda a Julián, me encanta su actitud. Aunque uno lo pasa muy mal, se pone muy nervioso y quiere salir corriendo de ahí, en el fondo merece la pena escuchar mucho durante ese tiempo y hablar de todo lo que hay que hablar".
Vale aclarar que, a pesar de la tristeza de la historia, Truman tiene sus momentos de humor. "Cuando vimos la película en el Festival de San Sebastián, la gente se reía mucho, lo disfrutaba mucho, no solamente como una cuestión de liberación, sino que en algunas escenas se reían descaradamente con personajes que son un poco patéticos. Fue muy gratificante porque había mucha gente".
Repercusiones.
Truman viene de ganar en el Festival de San Sebastián la Concha de Plata a Mejor Actor, premio compartido entre Cámara y Darín. "Felicidad absoluta compartir Concha de Plata con este genio", tuiteó Cámara tras recibir el galardón. "No sé qué sentimiento tendrán por Darín en Uruguay, pero aquí lo consideramos uno de los mejores actores en habla hispana actualmente segurísimo", comenta el español y no ahorra elogios para su compañero de elenco.
"Ricardo tiene una forma de trabajar muy dócil y muy interesante, muy profunda, muy ilusionante. Y es un compañero en el rodaje increíble, lo hace todo muy fácil, siempre tiene una sonrisa. Por eso ha sido un placer, no solamente por trabajar con él, sino por aprender una forma de trabajo que es la que uno tiene que crear. Crear un buen ambiente, un buen espíritu de trabajo, ser creativo, saber que la película es del director y que uno tiene que dar el máximo… unas máximas muy interesantes que Ricardo lleva consigo y que yo he intentado aprender", destaca.
Tanto de Darín como de Cesc Gay, Cámara ha dicho que son dos personas a las que "no quiero soltar". "Otra cosa es que quieran ellos (risas). Imagino que Cesc ya debe probar a otros, de hecho lleva tres películas conmigo. Pero es verdad que cuando uno acaba un viaje tan bonito, quiere que el viaje siga", expresa como deseo.
Ironías del destino, un compañero de este último viaje quedó por el camino. Troilo, el perro que interpretó a Truman, murió poco antes del estreno del film. "Fue una pena tremenda y nos dio muchísima tristeza porque trabajaba con niños autistas. De hecho los hijos de Troilo, como Berta, que es la perra que nos acompañó a San Sebastián, trabajan con niños especiales, con problemas muy graves. Era un perro ma-ra-vi-llo-so, increíble, con toda esa expresión parecía un león, pero era tan bueno, tan bueno, que no puedes imaginar. Nos encariñamos muchísimo con él", recuerda Cámara. Darín fue uno de los que más se emocionó con la triste noticia. "En el rodaje, Ricardo decidió que el perro tenía que tener un amo, entonces, cuando el criador se iba, se quedaba con nosotros a merced de todo lo que le pidiera Ricardo, que supuestamente era su amo. El perro era docilísimo y se enamoraron. Ricardo se puso muy triste con su muerte".
En el Vaticano.
Actualmente, Cámara se encuentra abocado a la grabación de Il giovane Papa, serie de HBO que lo mantendrá ocupado hasta febrero del año próximo en la piel del Maestro de Ceremonias de El Vaticano. Bajo las órdenes de Paolo Sorrentino, filma en Roma, entre otras ciudades del mundo, junto a actores como Jude Law y Diane Keaton.

"Con Jude compartimos escenas bastante generales. Es increíble, tenemos la distancia de la lengua porque para mí el inglés no es un primer idioma, ni mi segundo, ni mi tercero (risas), entonces tengo ciertos problemas a la hora de trazar mis ideas a otras personas. Pero hemos hablado mucho. Él enfoca el trabajo de una forma muy profesional. Viene de hacer Hamlet y Enrique V, grandes papeles de Shakespeare y de otros autores, y es un hombre muy sólido, coherente, muy trabajador… Su capacidad de trabajo me ha sorprendido mucho", apunta.
Es poco lo que puede contar de la serie propiamente dicha, políticas de privacidad de HBO se lo impiden. Ni siquiera se anima a arriesgar el género de la historia. "Sorrentino, como Pedro Almodóvar, ha creado un género personal. Como en La gran belleza, Youth, Luomo in piú… no sé cómo definirlo".
"Tengo que aprender inglés y memorizar inglés como un loco, y te puedo asegurar que me cuesta mucho. A mí me cuestan los idiomas. Incluso, cuando me llameis para hacer alguna película uruguaya (N. de R.: pronuncia la "ye"), tendré que aprender uruguayo, y tendré que estar allá un montón de tiempo trabajando el acento y todo eso" (risas).
Mencionó a Pedro Almodóvar, quien lo dirigió en Hable con ella, La mala educación y Los amantes pasajeros. "Quiero volver a trabajar con él, otra cosa es que él tenga ganas (risas). Me parece un hombre apabullantemente creativo, siempre es muy divertido trabajar con él. Se aprende muchísimo", destaca.
Por Hable con ella consiguió una de las seis nominaciones al Goya que ostenta, pero el Oscar español recién lo ganó por primera vez el año pasado, por Vivir es fácil con los ojos cerrados. "La primera vez que me nominaron me llevé un poco de tristeza porque era por Torrente, el brazo tonto de la ley (1999) y Santiago Segura me dijo que me lo iban a dar. Después vinieron más nominaciones y no ha sido para nada frustrante no ganar. Y cuando ya te lo dan, es muy ilusionante porque me gustaba mucho la película por la que lo gané. Vivir es fácil con los ojos cerrados es preciosa. Son películas que te acompañan, como yo siento que Truman nos va a acompañar por un largo período y va a traer cosas muy bonitas, porque es una película especial. Además, la gente se olvida muy pronto de las cosas malas y las películas que les gustan las ensalzan mucho, las quieren, las siguen".
Son esas películas las que han transformado a Cámara en ciudadano del mundo, tras dejar su Albelda de Iregua natal, hace 28 años. "Es un pueblo pequeño, de tres mil habitantes, enclavado en La Rioja, la zona vitivinícola española por excelencia. Estuve ahí veinte años de mi vida. Salí corriendo porque no había teatro y todo lo que a mí me apetecía", relata quien retorna cada tanto porque allí siguen estando su mamá, sus hermanas, sus primos, sus amigos de la infancia. "Cada vez que vuelvo todo huele a infancia, hay mucha ternura. No me suelo anclar mucho en de dónde soy y de dónde vengo, pero es algo inevitable. Llegas adonde te criaste y el agua sabe distinta, las frutas saben distinto y los olores son los de tu infancia. Pero tengo mi vida en Madrid, en otros lugares, formo parte de otros sitios y quiero seguir formando parte de otros sitios", concluye un actor cuyo talento hace rato que traspasó fronteras.
Grandes amigos.
Javier Cámara y Ricardo Darín trabajaron en Una pistola en cada mano, también de Cesc Gay, pero no compartieron escenas. Se conocieron tiempo después, en la entrega de los Premios Platino que se celebró en Panamá (2014). "En España lo consideramos uno de los mejores actores en habla hispana actualmente segurísimo", dice Cámara de su colega argentino, al que volverá a ver por estas fechas ya que Darín se está presentando en España con la obra Escenas de la vida conyugal.
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Javier Cámara ANALÍA FILOSI