El doctor Terry Dubrow es de los primeros médicos mediáticos. Diplomado por la Universidad de California y con maestría en Yale, llegó a los medios cuando lo nacían los reality shows. Fue el cirujano plástico de The Swan, donde patitos feos competían cada semana para convertirse en cisnes. Desde 2014 conduce junto a su colega el doctor Paul Nassif, Botched que se emite por el canal E!, y estrena su octava temporada el lunes 25 de setiembre a las 23.00. Acerca de sus inicios, las novedades de la temporada, los riesgos de las cirugías, y el caso Silvina Luna, habló Dubrow con Sábado Show.
—Recuerdo haberlo visto en The Swan, hace tiempo, y desde entonces no se alejó de los realities.
—Sí. Mi primer reality fue The Swan, después hice algunos otros, algunos un poco cuestionables seamos honestos, y afortunadamente aterricé en lo que creo que es el punto más alto de mi carrera. He hecho muchas cosas: soy experto para el Board de médicos de California, testifiqué en corte como experto, soy cirujano plástico, y el doctor de Botched. Y considero a este programa como mi logro más grande. Es mi legado, creo que ayudo a más gente a través de esta plataforma que en cada cirugía que he realizado. Si bien atiendo a una persona a la vez, educas al mundo que las cirugías plásticas son algo serio y tiene riesgos, ayudo a millones de personas.
—¿Hay muchos malos doctores?
—Bueno, esa es una cosa sobre Botched, el programa muestra que el doctor tuvo un error, pero la verdad es que muchas veces no tiene nada que ver con los doctores: es el paciente el que fue demasiado lejos, ocurrió una complicación desafortunada, o sí, el doctor cometió un error. Pero creo que en el programa, mucho de lo que se ve es a buenos doctores tratando de solucionar errores muy graves. Tal vez no tienen la experiencia que Paul (Nassif) y yo tenemos, porque fuimos afortunados en especializarnos en revisión de cirugías, tomamos esas herramientas adquiridas y las mostramos en las ocho temporadas de Botched; y seamos honestos, si haces cirugías muy complicadas todo el tiempo, te conviertes en alguien muy bueno. Por algo son prácticas médicas.
—¿Hay un perfil de paciente al que decide no operar?
—Hay dos tipos de pacientes que rechazamos, y hay dos tipos de reacciones. Uno es si tienen demasiadas cirugías que son inoperables, y creemos que los riesgos son demasiado altos, porque las chances de complicaciones son muy altas, a ellos los rechazamos. Afortunadamente, y luego de ocho temporadas ocurre menos, aunque sobre eso se basa esta temporada, algunos pacientes que rechazamos antes, y ahora sí los ayudamos. Eso hace que sea una temporada complicada. También tenemos pacientes con expectativas irreales, o no se dan cuenta lo serias que son las cirugías; o quieren ir demasiado lejos, nosotros los rechazamos. Nosotros estamos buscando todo el tiempo las banderas rojas de la cirugía plástica. Si no necesitas la cirugía porque tienes un desorden psicológico, un “Trastorno dismórfico corporal”, o expectativas muy irreales, si emocionalmente o psicológicamente no eres un buen candidato, te vamos a rechazar. Lo mismo si el riesgo es demasiado alto. Eso sí, si eres un buen candidato, eres emocionalmente estable y entiendes los riesgos, te aceptamos.
—¿Cuál es la cirugía más complicada que has realizado en Botched?
—Hay dos casos: en uno una mujer que hace unas temporadas le habían inyectado concreto a su cara, y le crecieron tumores como reacción. Cada cirujano plástico que la vio la rechazó, nosotros también inicialmente. Luego pensé más en el caso, busqué una forma de usar herramientas ortopédicas para sacar el concreto y ayudarla. Eso fue maravilloso. En esta temporada tenemos un caso de una mujer de otro país con un tumor en su cara que no para de crecer, y muy rápido. Fue a los cirujanos de su país, a la Universidad, y no pudieron operala. Fueron a la sala de operaciones, la abrieron y como sangraba tanto la cerraron y le dijeron: “olvídalo vas a tener que vivir con esto”. Tiene 30 años, hijos, y es dueña de una tienda donde atiende al público, con ese tumor gigante. ¿Cómo no tomaríamos ese caso? La aceptamos y fue una de las transformaciones más emotivas que hemos hecho en Botched. Tienes que pensar en la relación riesgo/beneficio, si el riesgo es muy alto y el potencial beneficio no es muy significativo, no funciona.
—Hace poco falleció la modelo Silvina Luna por complicaciones de una mala praxis en una cirugía estética. ¿Ese tipo de noticias le llegan a usted?
—Sí, llegó. ¿Ella se había hecho un “brazilian butt lift”? Sí, esa noticia llegó acá y tristemente fue un caso que se hizo famoso. Desafortunadamente no es un caso muy extraño. Ese es uno de los procedimientos más peligrosos en la cirugía plástica. No hago el “brazillian butt lift” porque lleva riesgo de vida. Ningún cambio físico vale tanto.
—Usted vive para hacer “más lindas” a las personas. ¿La gente entiende cuál es el costo real de someterse a una cirugía plástica?
—Ese es un punto muy importante, porque en cirugías plásticas le ponen nombres simpáticos como “mami makeover”, o “un pequeño trabajo”, pero la verdad es que la cirugía plástica es peligrosa. Hay muchos formularios que hay que llenar, y la palabra “muerte” está allí. Hay que ser muy cautos e ir al cirujano plástico correcto con mucha experiencia y entrenamiento, y decidir si el riesgo vale la pena. Si es una operación que realmente necesitas.
—¿Qué es lo que evalúa cuando llega un paciente a su consulta, qué es lo que usted tiene que hacer?
—Entiendo que las cirugías plásticas crecen más cada año, se hacen más populares y hay nuevos procedimientos que surgen todo el tiempo, pero como doctor tienes que tomarte tu tiempo con el paciente. Tienes que educarlo, tienes que entrar en su mente y entender cuáles son sus metas verdaderas para saber si es un buen candidato para la operación, o no. Las consultas y reuniones previas a la operación son muy importantes, porque logras entender si son buenos candidatos, porque la cirugía plástica no deja de ser un negocio. Muchas veces los cirujanos van a hacer la cirugía si tienes el dinero. Y como paciente tienes que tener mucho cuidado a la hora de elegir al cirujano plástico correcto, aquel que te mira como un persona completa, y no como alguien que tiene las orejas un poco más salidas.