Redacción El País.
“Yo creí que tú no luchabas porque no herís ni ofendés. Estaba equivocada. Tu lucha es una; la mía es otra. Tú sos roble y yo soy ceibo. Mientras yo siempre quiero florecer, tu savia es más fuerte y tu caparazón también. Tu savia es como una lágrima de goma”.
Así empieza una carta poética escrita en 1983 por Hada Helena “Titina” Reffino (82 años) y dirigida (pero nunca entregada) a su marido de ese momento, el popularísimo Cacho de la Cruz (87), con quien estuvo casada casi 30 años y fueron padres de tres hijos, entre ellos Maximiliano De la Cruz, también actor y comunicador.
El poema forma parte del libro de memorias Titina, gracias a la vida, que Helena Reffino escribió, haciendo gala de una memoria perfeccionista, sobre su vida, obra, alegrías, rebeldías y dolores profundos. El libro de Testigo Editorial ya está disponible en la modalidad de venta directa y próximamente se incorpora a los catálogos de librerías.
Titina recuerda a la perfección los colores de la infancia y juventud desfachatada en el Montevideo de los años ‘50 y ‘60, en cuyas pistas de baile conoció a De la Cruz. La danza fue siempre la habilidad de Titina y con Cacho formaron una pareja imbatible para el tango o el rock de la época.
Luego empezaron una relación volcánica, intensa en el amor, la complicidad y la diversión pero también en su explosivo final.
Aunque las discusiones eran raras en la casa De la Cruz - Reffino, la “guerra fría” empezó a tomar forma con lo que ella llama las primeras “travesuras” de su exmarido. Algunas las dejó pasar pero luego decidió tomar cartas (o tijeras) en el asunto.
Titina cuenta al detalle en el libro de las venganzas por las que fue famosa y temida en los pasillos de Canal 12. Bajo engaños y con ayuda de amigas cómplices, raptó temporalmente a presuntas amantes de su marido y les rapó el pelo a tijera. Al final de cada “tratamiento” capilar, les decía: “Mientras te crece el pelo, tenés tiempo de pensar en lo que hiciste”. Así por lo menos forzó el cambio de look de al menos tres mujeres, algunas de ellas famosas artistas o comunicadores de su tiempo, que debieron salir con peluca al aire en algún caso.
Este costado controvertido de Titina, que le costó incluso la entrada prohibida a Canal 12 por años y críticas hasta hoy de su entorno, no le da un orgullo particular pero se lo tiene perdonado. Ella no tenía personalidad sumisa como para asumir pasivamente o no querer ver aquello para lo que siempre tuvo olfato. Tampoco se veía enfrentando al hombre para una “obrita muy típica” de tres actos: negación, reproche y pedido de perdón.
Quiso ir por otro camino. “La vida es para agradecer. Desde el aliento que respiramos, la gente con la que nos cruzamos, las historias que atravesamos y qué hacemos con lo que nos pone adelante el universo: si somos o no protagonistas. El asunto de las tijeras con las mujeres pasaba por ahí: entre quedarme con los brazos cruzados y hacerme la que no sabía nada o intervenir con algo simple y sin dolor pero que era cortante y pesado como mensaje para ella, para Cacho y para todo el ambiente, me quedaba con esto último”, escribe Reffino en el libro de memorias Titina, gracias a la vida.
Eran otros tiempos y hoy seguramente el escándalo se amplificaría, con repercusiones variadas. Todo lo escrito en el libro Titina, gracias a la vida es también un testimonio de la historia de la vida privada entre los años 60 y 80. ¿Cómo se enamoraban los jóvenes en esa época? ¿Cómo se construyó una figura televisiva? ¿Qué se mostraba y qué se ocultaba de la vida de pareja y familiar en aquellos años? ¿Y cómo se separaban?
El día de la tormenta entre Titina Reffino y Cacho de la Cruz
Titina se enamoró y se casó en 1962 con Arturo “Cacho” De la Cruz, a quien había conocido en una confitería de Montevideo. Vivió anécdotas increíbles con su marido y con otros compañeros generacionales y artísticos como Ruben Rada, Federico García Vigil o Hugo Fattoruso. “Eran todos unos herejes”, rememora sobre los días de convivencia con la orquesta The Hot Blowers y cuenta jugosas anécdotas con los integrantes de la banda de la que fue parte Cacho de la Cruz con destacados artistas.
Titina fue la payasa “Poca cosa” y trabajó en Canal 4, además de centenares de cumpleaños junto a “Mucho gusto”. Participó de la fundación de Cacho bochinche, el programa infantil insignia de su marido. Recuerda el día exacto en que se gestó, a instancias suyas, la propuesta para niños que comenzó en 1973.
Luego vinieron los hijos y su crianza. La vida matrimonial empezó a experimentar problemas en los ‘80, mientras la figura de Cacho de la Cruz crecía exponencialmente en la televisión. Ella también tuvo sus “escapes”: fue alcohólica y padeció incontrolable fascinación por el juego, en especial la ruleta.
La separación de Titina Reffino y Cacho de la Cruz fue tormentosa, fue un huracán en los medios y en la vida familiar. En el libro biográfico del conductor de televisión titulado Todo esto es mentira (Joaquín Doldán, 2021), el propio Cacho menciona la imagen de la tormenta.
De acuerdo a Titina Reffino, todo se desencadenó cuando ella descubrió lo que consideraba un enamoramiento de Cacho de la Cruz con Laura Martínez. En una escena concentrada de gritos, le gritó, lo insultó y le tiró la ropa al garage. Después de 16 horas de llanto y 15 días de “cura del sueño”: tratamiento de otro tiempo que ya no se hace más pero ella asegura que le hizo bien. Titina volvió a su juicio y según sus palabras, nunca más derramó una lágrima por De la Cruz.
Por Laura Martínez no guarda rencor. Más allá de una conversación picante que tuvieron y un confuso episodio que terminó con Titina en la comisaría (contado con la gracia que da la distancia en el libro), Reffino no la esquiló, ni tiene un concepto negativo de que sería luego la esposa de De la Cruz. “Era una chica joven deslumbrada y enamorada. ¿Quién era yo para juzgarla?”, se pregunta.
La nueva vida de Titina Reffino para alejarse de los "comentarios"
Después del ciclón, Titina Reffino se fue a vivir a Punta del Este para alejarse de los comentarios y donde no era “la exesposa de”. Allí desarrolló una vida anónima y bohemia, vendiendo artesanías. Tuvo una joyería y fue directora de un gimnasio. Tuvo novios, alguno de ellos muy famosos. Cultivó su lado espiritual, en especial con la metafísica.
Una vida de fumadora le jugó mala pasada y cuando tenía 75 años debió someterse a la amputación de la pierna izquierda por problemas circulatorios. “Cuando me desperté, estaban todos llorando, hasta el médico. Yo les dije: “Gracias, porque me sacaron el dolor”, rememora. Cuenta todo el proceso con la enfermedad y la adaptación posterior, de la que sigue aprendiendo.
En la actualidad, a los 82 años, Titina Reffino vive a medio tiempo entre Montevideo y Punta del Este. Mantiene intacta su memoria y su gusto por contar. Y por bailar. La amputación no le impide lanzarse a la pista en silla de ruedas en las fiestas.
Titina debe su apodo a una canción bailable de los años ‘40 y cada uno de los capítulos de su libro responde al título o fragmento de una canción. Las hay alegres y de las otras en este viaje en el tiempo, musical y espectacular.
En el final de la poesía que dedicó a Cacho de la Cruz y que nunca le entregó, asegura: “A cada uno se le truncan sus sueños, pues no entienden que el roble no quiere ser ceibo y el ceibo no tiene la savia que le dejó el roble. El parque está lleno de gente que mira gozando cómo el roble y el ceibo se separan”.
¿Cómo adquirir el libro "Titina, gracias a la vida"?
El libro de memorias de Hada Helena Reffino (Testigo Editorial, 2025) ya está disponible para venta directa a través de las redes sociales de la editorial o por el teléfono o WhatsApp 097 467 839.