Crónica del último rodaje de Fiesta Niribu, la nueva película del cineasta Manuel Facal. Esta vez, mezcla drogas, extraterrestres y ciencia ficción.
En el piso más alto de un edificio residencial de Punta Carretas se está filmando una película de ciencia ficción uruguaya. Fiesta Nibiru es la cuarta de Manuel Facal, el director de Relocos y repasados y Achuras I y II. Es de noche y afuera del apartamento el aire está helado. Manuel parece ser la persona más tranquila en el set. Es el último día de rodaje y el equipo reparte el tiempo entre preparar los planos finales y desmantelar el “campamento”. Algunos se llaman a los gritos, el asistente de dirección pide silencio con insistencia, los productores se saludan enérgicamente, llegan amigos a saludar. Falta poco para escuchar el último aviso de “corte” y que empiecen los festejos.
La acción transcurre en la cocina. La luz artificial es muy tenue y hay demasiada gente rodeando la cámara. Fuera de esa habitación hay un clima festivo. Alan Futterweit se comporta como un guía dentro del set. Es uno de los productores y actores de Fiesta Nibiru, actuó en Relocos y repasados y es uno de los protagonistas de Achuras II: feto voodoo. Es conocido por haber integrado la excéntrica banda de rock Olgas, y por hablar de forma inentendible. En Relocos, cada vez que su personaje tenía un diálogo se agregaban subtítulos en la pantalla, como un chiste. Ahora, parece ser el dueño del lugar: acerca a parte del equipo para que sea entrevistado, ofrece comida, que se limita exclusivamente a alfajores Marley, y se relaja en un sillón. "En Achuras nadie ganó un peso pero fue hecha con amor y amistad, ésta es más o menos lo mismo pero con más plata y no tanto amor. Acá todo está a nivel de Relocos pero con un clima de Achuras. ", explica. Los cabeza de área de Fiesta Nibiru forman parte de Prysa, una productora definida como una comunidad artística puesta al servicio de los inventos cinematográficos de Manuel Facal.
El debut de Prysa había sido planeado como una película para filmar entre amigos, con poca plata, un apartamento prestado e integrantes del grupo convertidos en actores. La primera idea para costearla fue probar suerte con el financiamiento colectivo por internet. El pedido de colaboración presentaba a la empresa de esta forma: "Películas Rápidas Y Sin Amor fue concebida como una respuesta al lento y desgastante proceso tradicional de desarrollo de largometrajes en Uruguay (aplicación a fondos, coproducciones, esperar cuatro años sentado)". De un presupuesto total de 1.835 dólares lograron reunir 1.054. Sin embargo, la selección de Relocos y repasados para ser exhibida en el famoso festival de cine de género Fantastic Fest en Texas, cambió los planes.
Dos mundos.
Ignacio García Cucucovich, productor ejecutivo del film, luce extrañamente serio. "Los últimos días de rodaje me pongo más nervioso que nunca", explica. El "Cucu" es junto a Gustavo Hernández (director de La casa muda) fundador de la productora Mother Superior, una firma que quiere desarrollar el cine de terror y comedia en Uruguay y venderlo por el mundo. Realizadores de Dios local, se cruzaron con Manuel y Relocos y repasados en el evento de Texas. Desde ese momento se generó un acercamiento y Manuel les presentó dos proyectos: El grano, de producción ambiciosa, y Fiesta Nibiru, fácil y rápido de realizar.
Traicionando los principios de Prysa, se presentaron al fondo Montevideo Socio Audiovisual y consiguieron 800.000 pesos para concretar el rodaje. Quince días después el proyecto contaba con un coproductor argentino que aportó a una actriz, Carla Quevedo (El secreto de sus ojos), una asistente de cámara (Fernanda Mallo) y un sonidista (Facundo Girón). El presupuesto total de Fiesta Nibiru se incrementó a 1.500.000 pesos. En lugar de un apartamento prestado se alquiló uno en la calle Joaquín Núñez. Entre los cinco actores protagónicos hay dos que son profesionales (Quevedo y Emanuel Sobré). El equipo de rodaje integró a los técnicos jóvenes y con poca experiencia de Prysa, con otros profesionales y habituados a los rodajes publicitarios que sugirió Mother Superior. Fiesta Nibiru, un proyecto pensado para una escala de producción mínima, se acercó demasiado a la experiencia "industrial" de Relocos, que fue producida por otra productora publicitaria, Salado. "Estamos en un punto intermedio que fue un poco confuso e incómodo por momentos porque fueron dos mundos que se chocaron y a veces costó conciliarlos. Pero hemos logrado más o menos hacerlo. Este intermedio lo estamos buscando hace rato: hacer películas con un presupuesto mediano", dice Manuel.
Futurista.
Todo lo que se diga de esta película corre el riesgo de ser un spoiler. Benjamín Silva, director de fotografía, se arriesga a resumir el argumento: "Es una especie de thriller cómico de un grupo de adolescentes haciendo una previa en una casa con un final bastante terrible." Los protagonistas son Galaxia (Verónica Dobrich) y Peetee (Luciano Demarco), dos amigos que deciden no ir a una fiesta con temática extraterreste y quedarse en el apartamento, filmándose y comiendo. "Por no salir les pasan más cosas que si hubieran terminado yendo", agrega Alan, que interpreta a Navajo, "un skater retirado que es un peligro andante para todo lo que toca. No puedo contar por qué".
La historia ocurre en un futuro próximo, "lo suficientemente cercano para que haya marihuana en las farmacias y no se venda alcohol después de las 22 horas", explica Manuel, "esos detalles locales están presentes". Ana Clara Gandolfi, directora de arte y vestuario, advierte que el decorado que se ve hoy es el 30% del que había. En las paredes hay cuadros en 3D con imágenes de gatos y elefantes. Sobre unas repisas se apoyan frascos con líquidos rosados y azules fluorescentes que tienen dentro pequeños dinosaurios de goma. Del techo cuelga una bola de papel blanco deflecado que se parece a un bicho gigante. El pelo de Ana Clara, como el de todas las mujeres de este equipo, está teñido de varios colores. Ninguno es tan impactante como el de la protagonista, fucsia brillante. "Siempre priorizo que los actores y los personajes tengan una presencia o una cara interesante de encuadrar porque me gustan mucho los planos cerrados", justifica el director.
Silvana Saldías es la encargada del maquillaje de los actores. Otro pequeño lujo que pudo darse el proyecto son los efectos especiales. "Partiendo de la base de que tenemos una película de apartamento, y eso te baja a tierra un montón de cosas que podés hacer y otras que no, también se nos planteó la pregunta de cómo hacer para disimular que tengo solo una casa y cinco actores. La respuesta fueron los efectos especiales. La referencia fue cualquier película de efectos anterior a la Jurassic Park de 1993: sin elementos de computadora, solo efectos filmados en el set", detalla Manuel.
Silvana explica que hay personajes que requieren hasta cuatro horas de maquillaje y que, para algunas escenas, es mejor hablar de transformaciones. Las prótesis se realizaron con materiales importados. Los diseños fueron creados por la encargada de efectos especiales Federica Rodríguez, una uruguaya alumna del reconocido maestro Tom Saviani.
Continuará.
Para filmar, "y como parte del nuevo envase de la película", se utilizó una cámara Red "que tiene una excelente calidad y se maneja casi como si fuera una computadora", dice Benjamín. Cuenta que dos meses antes de empezar a filmar se dedicó a buscar referencias de estética y movimientos de cámara junto al director. Reduce la lista a E.T. (Steven Spielberg, 1982) y Nowhere (Gregg Araki, 1997). "Quería que Fiesta Nibiru tuviera su propia estética futurista original. Por eso con la directora de arte armamos una paleta de colores y decidimos que la luz iba a ser muy importante para definir a los personajes. En total conté 21 cambios de luz. Cada personaje tenía que tener un lenguaje para la cámara". Su táctica para lidiar con las limitaciones de espacio y elenco fue utilizar muchos paneos, travellings, zooms, cambios de planos: movimientos de cámara ágiles para entretener al espectador. Su principal sostén a la hora de prepararse fue el storyboard de la película, una práctica cada vez menos común y que Manuel no abandona, "dibuja en detalle cada plano y además lo hace de forma graciosa".
Manuel Facal está sentado frente al monitor y parece que todos las personas de su equipo estuvieran girando a su alrededor mientras él se lo toma con calma y con una sonrisa. Lleva puesto un chaleco como el que usan los fotógrafos para colocar los lentes. Solo ocupó dos bolsillos de la prenda, en uno guarda el guión técnico y en otro el storyboard; el segundo está mucho más arrugado. "Si yo escribo, dibujo y dirijo, ¿por qué no hacer la música también?" Aunque no tiene los conocimientos adecuados, usando un programa de computadora, se propuso componer la banda sonora de la película, tal y como acostumbra hacer su director preferido, John Carpenter. "O quizás sea de controlador, no sé, no es cuestión de hacerme el gran cosa". En la cocina, donde ocurre la acción esta noche, lo necesitan. Algunos miembros del equipo transportan cables, otros firman pósters de la película que serán entregados a los donantes anónimos que aportaron 1.000 dólares a este proyecto a través de Idea.me. Otro director de cine local, Maximiliano Contenti, aparece con un gato en un bolso: necesitan a su mascota para una escena. Antes de volver al rodaje Manuel contesta la última pregunta: "¿Y Prysa tiene más proyectos en camino?", "Claro. Esto recién empieza".
Cine de ciencia ficciónMariangel Solomita