En los últimos años, la cantante argentina afianzó su relación con Uruguay. Acaba de ganar la segunda temporada de “La Voz” en Canal 10, había conquistado la edición “Kids” y esta noche está en el Teatro Metro, donde también se presentaba ayer. Antes, esta previa.

Nació el 7 de enero de 1952 en el barrio de Villa Urquiza, en Buenos Aires. Desde muy pequeña demostró su afición por el canto y el baile y contó con el apoyo de sus padres. A los 14 años definió su vocación y empezó a perfeccionarse en el canto con Clara Calvo, y a estudiar arte dramático con Dante Gilardoni. “Siempre supe que iba a ser alguien diferente, que me iba a dedicar a lo artístico, pero cuando recién comenzaba no imaginaba que llegaría adonde estoy” dijo en entrevista con el portal La Voz. Igualmente, y como plan B, estudió y se recibió en la carrera de Derecho. Trabajó como abogada hasta que decidió dedicarse únicamente a la música.

La primera gran actuación de Lynch fue en la adaptación del musical Hair. La obra se realizó en 1971 en el Teatro Argentino con la participación del productor Alejandro Romay, quien le aconsejó que cambiara su nombre, María Cristina Lancellotti Spano, por un seudónimo. “Yo veía una novela que se llamaba Los Hermanos, donde Dora Baret hacía el personaje principal y se llamaba Valeria. Yo tenía 14 años y decía: ‘Quiero cantar y llamarme como ella’ (...) Iba a estudiar a las academias de canto, y cuando me preguntaban ‘¿Cómo te llamás?’, yo decía ‘Valeria’”, contó ella. “Empecé a los 18 años a cantar en televisión; en un programa en Canal 9 había un productor en el programa Sábados de la Bondad que se llamaba Jorge Torres y me dice: ‘Nena ¿cómo te llamás?’. ‘Valeria’, le dije yo. ‘¿Valeria qué?’. ‘Lancellotti’. ‘Nooo, es muy largo ese nombre, a ver... Vení’. Había una guía de teléfono, la abrió y dijo: ‘Lynch, ¿te gusta?’. Y yo, que quería cantar, le dije que sí”, recordó en el programa Nadie dice nada.

La carrera de Lynch se inició en la década de 1970, cuando cantaba canciones en inglés con el grupo Expression. En una de esas ocasiones, durante el año 1974, Héctor Cavallero descubrió a la cantante en un bar underground y su fascinación fue tal que le propuso representarla y lanzar su carrera como cantante romántica. Cavallero pasó a ser entonces el representante de Lynch, y dos años más tarde, formalizaron su relación de amor. En 1977 lanzó su primer álbum solista, que llevó su nombre, y desde entonces ha cantado varios estilos, yendo del tango al lírico en obras teatrales, e incluyendo el rock. La balada, sin embargo, es lo que mejor define su carrera. “Si bien creo que un artista puede abrirse nuevos horizontes, la balada me identifica muchísimo. Jamás me voy a arrepentir de haber seguido ese camino; fue lo que permitió que me conocieran en toda Latinoamérica”, dijo la artista en una reciente entrevista.

Preguntada por Jorge Rial en Intrusos sobre su relación con su actual pareja, el también músico argentino Mariano Martínez, Lynch contó que todo empezó cuando él pasó a ser su productor discográfico, en 2017. “Arranca con miraditas y cositas. Yo decía que no podía, que no estaba bien por cosas mías y él pensaba lo mismo. Él estaba en pareja y yo también, entonces decíamos que no podía ser. Y nunca hubo nada más que eso: miradas, alguna palabrita, llamadas de atención. Pero pasó lo inevitable, el amor es así”, confesó. Y sobre quién tomó la iniciativa: “Creo que fuimos los dos, ya se caía de maduro y dijimos: ‘bueno’. Aunque yo puse más reparo por la edad”. Ella le lleva 19 años a Martínez.

“Mi novio no la conoció físicamente a mi mamá. Y un día me dijo que soñó con ella. Me dijo que estaba muy contenta, que tuvo una conversación larguísima, ‘le conozco la voz’, me dijo. ‘Sé cómo hablaba tu mamá’”, comenzó a relatar la cantante en el programa Noche al Dente de América TV. “Estábamos en casa, él salió, fue a la cocina, y cuando iba a entrar, la puerta se abrió sola. Chicos, no estoy loca, eh. Yo creo en las energías. Él en ese momento pensó: ‘es la mamá’ y dijo ‘gracias’. Entró, buscó lo que tenía que buscar y se fue. Por momentos olemos a jazmines y en mi casa no hay jazmines. Era la flor favorita de mi mamá”, contó respecto a sus experiencias vinculada con el más allá.