ENTREVISTA

Verónica Chevalier y su pasión por la tv y la radio: "Tengo la suerte de trabajar en lo que me gusta"

La conductora entró a los 14 años a la radio; aprendió con los grandes de Radio Oriental, llegó a la televisión y hoy se encarga de los móviles de Canal 10.

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Veronica Chevalier
Veronica Chevalier, periodista y locutora uruguaya.
Foto: Leonardo Maine/Archivo El Pais

Termina de hacer un móvil en la Pérez Scremini por una donación que hizo Marc Anthony y va a un móvil por la película de los 100 años de Aguada, de ahí al Palacio Legislativo, o a entrevistar a un político, científico o personalidad destacada. La vida de Verónica Chevalier es así de dinámica, contando historias distintas todos los días. En esta entrevista con Sábado Show, la comunicadora que es parte de Arriba gente, La mañana en casa y también de Subrayado, habla de su carrera, el amor por la radio, su llegada a la televisión y cuenta una divertida anécdota que le pasó mientras estaba en vivo.

Por tu voz imagino que comenzaste a trabajar como locutora. ¿Es así?

-Sí. Empecé como locutora hace muchos, muchos años, de muy chica. Tendría 14 o 15 años cuando empecé en el mundo de la radio, no trabajando formalmente pero dando los primeros pasos. Estaba enamorada de la comunicación y de la radio.

¿Fue amor instantáneo?

—Sí, tremendo. Es un mundo que nunca se abandona. Empecé yendo por casualidad a Radio Oriental, al programa Musicalísimo de Abel Duarte. Fue todo tan natural que no sabría decir ni cómo me dieron la oportunidad. Empecé jugando, me dieron la oportunidad en la radio y estuve muy vinculada desde chica. Además, en ese momento en Oriental estaban todos los grandes, y yo era como una esponja, aprovechando y mirando lo que hacían. Ahí me di cuenta que era mi mundo. Me enamoró de entrada. Aprendí mirando a los grandes. Sigo sin aprender ni la cuarta parte, pero tuve la suerte de estar ahí y verlos.

¿Y cuándo se dio el cambio a la televisión?

—También se dio por casualidad. A veces siento que la vida me va llevando, que tengo esa soltura. Empecé como “voz en off”, estuve unos años en una productora que hacía contenidos para Canal 12, en Esta boca es mía, y se dio porque justo se había ido la locutora que era mi amiga, me avisó, hice el casting y me encantó, pero siempre estando del otro lado de la cámara. Hace varios años me llamaron de Canal 10 por Arriba gente, inicialmente como locutora y se fue dando tan naturalmente que cuando me quise acordar había salido en cámaras. En ese momento salía en una cajita con un micrófono y hacía las publicidades pero me fueron dando unas oportunidades que ni yo misma me soñé. Me parecía muchísimo trabajar de lo que me gustaba. A mí me gusta mucho el contacto con la gente, y lo que te ven, te da la posibilidad que la gente se te acerque y te cuente historias. Nunca pensé que me iba a gustar tanto.

¿Y qué te gusta más, la radio o la tele?

—Me matás, no sé. Siento que hago mi mejor esfuerzo. Me va bien en el sentido que tengo la suerte de trabajar en lo que me gusta, hago mi mejor esfuerzo y doy lo mejor de mí. Creo que me falta muchísimo todavía, sobre todo en la televisión que más allá que hace tiempo que estoy, soy muy nueva. Me han tenido muchísima paciencia en Canal 10. A veces está el mito que en los canales se sacan los ojos. Yo encontré todo lo contrario, lo mismo en la radio. Todos super abiertos a ayudarte y enseñarte, porque para mí era todo otro lenguaje y hasta me olvidaba que estaba la cámara. Fueron todos muy generosos, en todo sentido, como para ayudarme a formar esas herramientas de un lenguaje tan distinto.

Te estás fogueando en el rol más complicado en televisión aunque parezca sencillo: hacer móviles.

—Sí, totalmente. Los móviles es una exposición a la inmediatez que te obliga a estar muy atento, a tener que cuidar muchas cosas que van pasando simultáneamente. Es que pasan muchas cosas alrededor que la gente no ve y que uno tiene que manejar en el momento, y a veces uno hace lo que puede, no lo que quiere porque algo está pasando del otro lado. Hay tantas cosas que pueden pasar. No sé si será más o menos difícil, porque lo que hacen Lore (Bomio) y Magui (Correa) es súper complejo al estar en piso. Cada área tiene su dificultad. La calle tiene lo suyo, sobre todo cuando salís poniendo micrófonos que es algo que a mí me encanta, pero nunca sabés con qué te vas a encontrar. Y tenés que pilotearlo como puedas. A veces sale bien y a veces pensás: debería haber hecho tal cosa, o tal otra. Ahí va el tratar de encontrar herramientas y saber que es imposible ser infalible por todo lo que pasa en simultáneo y que una no puede controlar. Por eso, cada móvil trato de hacerlo a conciencia, que no le falte nada. Pero son cosas tan en el momento que aprendés de la experiencia. Hay que tratar de trabajar para mejorar, pero sabiendo que es imposible que todo salga perfecto.

Veronica Chevalier
Veronica Chevalier en los estudios de Canal 10 en Montevideo.
Foto: Leonardo Maine/Archivo El Pais

Es una prueba diaria, y abordando múltiples temas.

—Sí, y nunca sabés dónde vas a terminar. Una vez me comentaron de trabajar en una oficina y pensé: cómo haría. Porque yo arranco el día en un asentamiento contando algo, después estoy en el Palacio Legislativo, en el medio paso por un evento de sociales, termino en una cena de gala. Nunca sabés lo que va a tener tu día y eso es parte de la magia y lo que me apasiona de lo que hago.

¿Hay anécdotas de esos ejemplos, cuando las cosas no salen bien?

—De esas tengo mil, no te podés imaginar. Me acuerdo una vez que estaba haciendo un móvil muy serio para la edición central de Subrayado con Blanca. Yo estaba en una parada y había comenzado a llover, entonces el lugar que queríamos ocupar para hacer el móvil no podíamos quedarnos. Son esos imprevistos que pasan en el momento que íbamos a salir al aire. Nos tuvimos que meter adentro de una parada donde había un grupo de chicos que nos estaban diciendo cosas. Pensé: algo van a hacer en el momento que estemos en vivo”, así que ya estaba un poco preocupada. De repente siento que me tocan en la pierna, fuerte. Instintivamente me achiqué, me agaché sobre mi misma porque no sabía qué me habían hecho. Era un perro que nunca lo vi y había metido la cara en mi pierna. Todo eso me pasó en vivo y hablando de un tema serio. Por la cucaracha me decían: ¿qué pasa?, y yo disimulando, agarrando al perro y tratando de sacármelo de arriba. Eso fue glorioso. Todavía hoy se ríen de mí, pero la gente nunca se enteró qué pasó. Habrán pensado, qué le pasó a esta que se arrugo toda estando en vivo, y mi cámara tratando de sacar al perro suavecito para ver si me lo podía quitar. De esas hay miles.

Hay que tomarlo con humor.

—Sí, y a mí me encanta. Además, siempre con el apoyo de los compañeros, porque para mí el cámara, productor y chofer, son tus ojos y manos, y todos nos conocemos, trabajamos en equipo. El cámara hace el 80 por ciento del trabajo, si él no está mostrando lo que hay que ver, el móvil no sale. A veces uno piensa solo en el trabajo del periodista, pero es un trabajo en equipo, de preparación antes, de buscar a las personas, a encontrar el ángulo, que el chofer llegue a tiempo y que el productor esté atento para acercarte algo. No es solo el movilero, son todos los que trabajan en conjunto.

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