Victoria Rodríguez cuenta su verdad sobre el cruce con Salle y el alejamiento de Marguery: "Cruzó un límite"

La conductora comparte su visión sobre la política nacional a ocho días de la definición en las urnas. "En 2004 faltaba justicia social, pero el progresismo también trajo frustraciones y resentimiento", sentencia.

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Victoria Rodríguez
Victoria Rodríguez.
Foto: Leo Mainé

Redacción El País
Entrada la noche, Victoria Rodríguez disfruta de la paz de su hogar a la salida de Montevideo. El silencio y el tiempo que se toma para coser un vestido de su ahijada contrastan con el ritmo frenético que maneja frente a cámaras, donde conduce el talk show más filoso de la televisión desde hace 16 años. A ocho días del balotaje y a uno de que los candidatos presidenciales se enfrenten en un debate por cadena nacional, la moderadora más popular de la pantalla analiza el tono de la campaña y evalúa las novedades de este ciclo electoral, como las figuras de Gustavo Salle y Valeria Ripoll, que casualmente supieron tener un comentado paso por su programa. Al margen de la política, la conductora de Esta Boca es Mía también abre su corazón y recuerda cómo enfrentó la vez en la que un novio de forma inesperada dio por terminada la relación. “Soy muy enamoradiza”, confiesa.

-¿Cómo has visto el nivel de discusión de la campaña electoral?, ¿dirías que el de Esta Boca es Mía es superior?

-Esta Boca es Mía es un programa de televisión, por lo que tiene que tener un componente de entretenimiento que no necesariamente está presente en un debate de ideas en el Parlamento. Quiero que seamos un lugar en el que se debatan ideas, pero no tenemos la responsabilidad de anunciar o comprometer las políticas públicas del país. Para eso están los políticos. Nosotros hacemos debates con lo que ellos dejan. Nos gustaría tener mucho más de dónde agarrarnos para debatir. Muchas veces siento que nos ponemos a debatir cosas ridículas, pero no nos dan más. Por otra parte, la campaña fue floja y tuvo rispideces en el andarivel equivocado. Faltaron ideas y hubo chicanas a nivel personal que son evitables. No estamos asistiendo a un debate de ideas entre los políticos. Me gusta eso de no profundizar la grieta pero como señala la filósofa Chantal Mouffe el himno al consenso se chupa la riqueza de la diversidad.

-¿Eso da lugar a fenómenos como el de Gustavo Salle?

-La explicación más lineal a que aparezcan fenómenos divergentes y antisistema es el descreimiento en el sistema político. Pero eso no es casual. Se produce con el paso del tiempo y se vincula al fenómeno de los populismos. Si bien son distintos, ambos manejan la emocionalidad de los ciudadanos cansados. Son grandes manipuladores del estado del alma de un país. Advierten un hartazgo y van a por ellos. Salle llega como un antisistema y los que lo votaron no están locos. Él ve el nicho de ese descreimiento y entra por el lado de “son todos corruptos”. Fue la gran novedad de la campaña. Llega señalando a todos de delincuentes y de nepotismo, pero a su vez practica nepotismo flagrante al poner a su propia hija como segunda diputada, por más que hubiera avisado que estaba en la lista.

-Dijiste que quienes votaron a Salle no están locos, ¿vos creés que él sí?

-Él ha tenido un comportamiento lejos de lo convencional que lo ha llevado hasta que se rían de él. Es un fenómeno muy interesante.

-Hace unas semanas lo echaste en vivo de Esta Boca es Mía, ¿fue por su reacción ante los dichos de Alfredo García o porque sentiste que no respetó tu rol de conductora al hablarte por encima?

-Yo le pido que se vaya cuando advierto que la cosa se había pasado de rosca y se nos había ido de las manos a todos. Conociendo el paño, si Salle se quedaba en el segundo bloque podía pasar cualquier cosa y eso es un lujo que no me puedo dar. Mientras dependa de mí, pongo orden.

-¿Alfredo García no lo provocó al tildarlo de bufón y compararlo con un payaso?

-Ese día públicamente le dije que había estado duro, pero es mi compañero y cualquiera se puede ir de mambo un día. Lo de Salle es constante.

Victoria Rodríguez.
Victoria Rodríguez.
Foto: Leo Mainé

-¿Cuánto ayuda Esta Boca es Mía a potenciar figuras políticas? En caso de que gane Álvaro Delgado, Valeria Ripoll sería la segunda vicepresidente en haber formado parte del programa.

-La ventana de la televisión influye. El marketing y hacerse conocido es muy importante. En el caso de las dos ya eran conocidas antes del programa, y aparte puede ayudar como también ser una tumba enorme.

-En ese sentido, ¿los archivos de Ripoll hablando en contra de este gobierno en Esta Boca es Mía le pueden haber jugado en contra?

-Se lo tenés que preguntar a Valeria. Yo creo que es una mujer muy inteligente que supo capitalizar su creciente popularidad y que tiene mucha llegada con la gente. Si le sumó a la fórmula o no habrá que verlo en los estudios de opinión.

-¿Pero creés que sus declaraciones en el programa en contra del gobierno de Lacalle Pou le pueden haber jugado en contra?

-Es evidente que no te quiero dar una opinión de eso.

-¿Extrañás a Fernando Marguery en el programa?

-Extraño al Marguery original. Al que se fue dejalo que se vaya. Ese había pasado un límite y la cosa estaba violenta e incómoda para los compañeros y para los invitados.

-¿Cambió mucho durante su estadía en el programa?

-Cruzó una línea difícil de identificar. Nos hubiera gustado que bajara un cambio, pero él confundía eso con censura. He visto pasar muchas cosas por Esta Boca es Mía. Es fácil confundirse. El aplauso de afuera te convence de un protagonismo que no es real. No somos los importantes. Hay gente a la que le cuesta más administrar eso y se toman decisiones que no son las mejores. Lo podría haber dirimido de otra manera. No me gustó perder al Marguery original.

-¿A quién preferís entre él y Julio Toyos, que también tuvo una salida polémica?

-Lo prefiero a él toda la vida (risas). Toyos es más personaje. Que Marguery se fuera me dolió, pero aun así lo sigo queriendo. Soy así: cuando le agarro cariño a alguien, le agarro cariño. Puedo llegar a agarrarme enojos, desilusiones y hasta cortar el estado de situación como dejar de trabajar juntos, pero la historia generada la valoro.

-¿También sos así con los vínculos personales?, ¿seguís queriendo después terminar la relación?

-Sí. Atravieso un proceso, pero después los sigo queriendo y mantengo un vínculo con quienes pasaron por mi vida, salvo que haya sido un pelotudo.

-¿Has tenido segundos intentos con alguna de estas relaciones?

-Segundos intentos no, pero cuando la relación no funciona no soy de pegar un portazo de un momento para otro. Le busco la vuelta un tiempo hasta que queda claro que ese no es mi lugar.

-¿Y abrís la puerta rápido o te cuesta darle oportunidades al amor?

-Soy bastante enamoradiza.

-¿Te enamoraste de alguien que no fuera correspondido?

-No, pero sí me pasó que me dejaran. Y de la noche a la mañana.

-¿Seguís en contacto con él también?

-Tuvimos una relación lindísima y seguimos teniendo charlas cada tanto que no tienen nada que ver con nuestra relación.

Victoria Rodríguez conduce "Esta Boca es Mía" en Canal 12 y "Punto de Encuentro" en Radio Universal.
Victoria Rodríguez conduce "Esta Boca es Mía" en Canal 12 y "Punto de Encuentro" en Radio Universal.
Foto: Leo Mainé

—Volviendo a la política, ¿qué te parece el formato del debate presidencial que va a tener lugar mañana? Hay quienes advierten que va a ser poco dinámico.

—Algunos entienden que está bien que no puedan interrumpir. Pero parece que van a poder retrucar o señalar algo que dijo el otro.

—¿Te imaginás que en Esta Boca es Mía no se pueda interrumpir?

—Es complejo. La no interrupción procura evitar el circo o que se hablen al mismo tiempo y no se entienda nada. Es muy difícil lograr que tenga una dinámica que enganche al televidente pero que a su vez permita pasar raya y queden ideas y no solo momentos de show.

—¿A qué te referís con “circo”? Carolina Cosse dijo que no se va a prestar al “circo” de un debate con Ripoll, por ejemplo.

—Circo es cuando hay demasiado ruido y no queda nada. No entiendo a qué se refiere Cosse. Si un debate es un circo, estaría diciendo que lo que va a hacer su candidato a presidente es un circo. Fue una salida no muy feliz.

—¿Has cambiado ideológicamente con los años?, ¿sos más progresista o conservadora que cuando empezaste el programa, por ejemplo?

—Voté a los tres grandes partidos y me siento de centro. Siempre me sentí así, por eso cuando no me sentía representada por unos cambiaba por otros. Creo que este país siempre transitó políticas de centro y ahí comulgamos la gran mayoría. En 2004 faltaba una mirada de justicia social mucho más profunda, pero después el progresismo también trajo cosas aparejadas que tenían más que ver con frustraciones y resentimientos que con justicia social. Hoy el objetivo de la justicia social está presente en todos lados.

—¿Qué evaluación hacés del gobierno de Lacalle Pou?

—Este gobierno se ganó la cocarda del buen manejo de la pandemia. No sé cómo hubiera sido otro gobierno con estas circunstancias. Pero tampoco sé hasta dónde ponderar la pandemia y justificar todo lo que faltó por esa circunstancia. Queda mucho por hacer. Quedan núcleos duros estructurales de pobreza, temas de salud mental, de educación, del sistema carcelario y de los grandes temas, aunque en los indicadores macro hay muchas cosas que están muy bien.

—¿A quién vas a votar el 24 de noviembre?

—Es secreto.

—¿Le falta madurez a la sociedad para que sus figuras públicas puedan comentar libremente con qué opción se identifican más?

—Es entendible no explicitarlo, al menos en mi trabajo. En el mundo ideal un periodista podría decir "voto a tal" y que el candidato contrario vaya a su programa sin ningún preconcepto de que las preguntas van a estar condicionadas. Pero no vivimos ahí, entonces hay que preservar ciertos espacios.

—¿Cómo te estás llevando con la rutina de hacer radio de mañana en el programa Punto de Encuentro (Universal)?

—Me encanta. La estoy disfrutando como loca. Me da lástima no haber empezado antes. No tenía idea de que la radio era esto. Me gusta lo que hago en la televisión, pero es todo más estructurado. Acá se hablan de otros temas y puedo sacar un montón de dimensiones propias. Me humanizo y opino desde un lugar que no está habilitado en la televisión. Tengo rienda suelta a decir lo que pienso y lo que siento.

—Tenés algunos cruces con tu compañero Juan Miguel Carzolio.

—Nos decimos de todo al aire. Es como una clave de humor que habilitamos. Cuando me caliento se lo puedo decir y no pasa nada. Yo tengo el problemita de hablar mucho pero me encontré a alguien que es 10 veces peor que yo (risas). Los dos junto a Leo Sanguinetti hacemos un buen equipo.

—¿Y te queda tiempo para la pintura?

—Tuve que cambiar de horarios. Para mí la noche era mágica, pero ahora si agarro un pincel de noche al día siguiente no existo. Tuve que poner un poco de disciplina y encontrar otros momentos. He estado presente en muestras interesantes y en enero hay un par más. Estoy vendiendo bastante y hago más obras chicas que son más accesibles para todo el mundo. Aparte tengo dos libretos de teatro interesantes en mano. No sé ni cuándo ni cómo, pero cuando baje a la realidad veré si puedo.

—¿Te gustaría participar de alguna producción audiovisual?

—Estoy esperando un casting interesante de una película que e llevaría una semana de rodaje en España. Hasta ahora llegué hasta Amazon Prime, cuando participé de la serie El Presidente con Andrés Parra. Aparezco tres minutos, pero me pusieron en el tráiler. Entonces si uno ve el tráiler parece que tuviera protagonismo, pero después lo que se ve de mí en la serie es lo mismo que ya se vioen el tráiler (risas). Para personajes inexistentes como el mío tenía un ómnibus entero de vestuario, profesionales alrededor y un living para sacarme el estrés. Es un nivel de producción impresionante.

—¿En Canal 12 no pasa?

—En Canal 12 no consigo que me cambien la mesita de la escenografía. Hace años que vengo pidiendo una mesita más ancha. Para los que creen que tengo cosas de diva, les aviso que no consigo ni eso. En cualquier momento tiro todo al suelo a propósito y digo que es un accidente para que me la cambien.

—¿Has hecho cosas así?

—Una vez me tuve que hacer la desmayada para que me pusieran un aire acondicionado. Lo venía pidiendo desde hacía tiempo pero como lo hacía con buena onda no me tomaban en serio. Un día escuché que a Lanata por un ciclo de dos minutos que hizo en el canal le habían puesto un aire en la cabeza y habían hecho una bajada de un caño especial para que tuviera un aire personal. Entonces en un programa pedí una tanda haciéndome la que estaba mareada. Se llenó de gente preocupada alrededor mío, pero al otro día tenía el caño arriba de la cabeza (risas).

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