Xabier Lasarte se retira de Telemundo: "Es un ciclo cumplido"

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Xabier Lasarte. Foto: Leo Mainé.
Xabier Lasarte
Leo Mainé

ENTREVISTA

A los 68 años, el periodista Xabier Lasarte resolvió colgar el micrófono luego de más de tres décadas en el noticiero de Teledoce.

Xabier Lasarte. Foto: Leo Mainé.
Xabier Lasarte. Foto: Leo Mainé.

-Luego de 32 años en Telemundo, el 27 de diciembre será tu último día en el noticiero. ¿Cómo se procesó la decisión del retiro?

-Creo que los ciclos se cumplen. Como dice el refrán, prefiero que me echen de menos. Fue muy gratificante a nivel personal cuando lo plantee en el canal y todo mundo me insistió en que me quedara. “Quedate un año más”, “nadie te pide que te vayas”, me decían. Pero bueno, siento que es lo que hay que hacer. De pronto uno ocupa un lugar para el que hay gente más joven y más preparada a nivel físico e intelectual. En 2020, durante la pandemia, ya lo había planteado pero me convencieron de que me quedara. Hoy me parece que es el momento.

-¿Cómo imaginás los primeros días de retiro?

-El 28 de diciembre me voy a La Paloma con una barra de amigos. De regreso a la normalidad, supongo que sí, que extrañaré el contacto con los compañeros y con la información y la adrenalina antes de cada cobertura, pero al mismo tiempo se abre un abanico de tiempo para desarrollar otras actividades, entre ellas un viaje a España, donde tengo un hermano. Además, soy actor y formo parte del Teatro Circular desde hace muchos años y seguramente en ese aspecto surjan proyectos interesantes.

-Sos el movilero de mayor permanencia entre todos los noticieros y de hecho, usualmente te ceden las primeras preguntas en las ruedas de prensa. ¿Quién ocupará ese lugar?

-No lo sé. Los compañeros tomarán la decisión.

-Entre los noteros suele haber mucha camaradería. ¿En qué se nota el factor competitivo?

-El factor competitivo puede estar y cada uno lo lleva, pero nunca al punto de problematizar una relación con un compañero. Llevamos mucho tiempo compartido en la calle, a la espera de las diferentes notas y coberturas. Somos muy unidos y la calle tiene sus códigos. Muchas veces si yo sé que un compañero llega tarde a una cobertura, decidimos esperarlo si viene en camino o al estar esperando a alguien, si alguno se entera que sale u otra por otra puerta, nos compartimos esa información. En nuestro medio es difícil hablar de exclusividades.

-¿Esa unión se nota a pesar del recambio generacional?

-Sí, los jóvenes están mucho más preparados: yo los miro y están todos informatizados o hablan dos o tres idiomas. Tienen títulos universitarios. Nosotros nos formamos en la universidad de la calle o directamente en las redacciones.

-Desde 1990 a la fecha, trabaste durante varios gobiernos. ¿Cuál te pareció el más abierto para trabajar?

-Todos fueron abiertos con la prensa. De pronto hubo coyunturas donde era más difícil trabajar por lo difícil de las situaciones que se vivían. La crisis de 2002, por ejemplo, marcó mucho la vida del país y del gobierno de la época, pero aún así siempre hubo una gran tolerancia y respeto. Nunca diría que con tal o cual gobierno no se podía trabajar.

-¿Qué hecho noticioso te pareció más impactante?

-Hubo muchas coberturas. Recuerdo que cuando aparecieron los restos del primer detenido desaparecido fue algo removedor. Estábamos en aquella propiedad de la Fuerza Aérea cuando descubrieron los restos y lo primero que pensé fue “se nos viene la historia encima”. Me sentí realmente conmovido personal y periodísticamente.

-A veces, en los móviles o coberturas en exteriores suelen darse fricciones con los actores políticos ante alguna pregunta. ¿Te ha pasado de vivir esos momentos de tensión?


-A veces un entrevistado se sorprende porque no esperaba que determinada reunión o hecho tomara dimensión periodística y se encuentra con nosotros afuera. El hecho toma estado público lo que puede generar cierta discordia pero nunca, en mi caso, hubo algún episodio grave, más allá de este tipo de desencuentros.

-Luego de un pasaje por El Espectador y otras radios, ingresaste a Teledoce en 1990 durante el gobierno de Lacalle Herrera. Hoy gobierna su hijo. ¿Te ha tocado coberturas con el presidente?

-Algunas veces sí, más allá de que hay dos compañeros dedicados a Torre Ejecutiva. Pero sí. Lo recuerdo al presidente cuando era un niño y correteaba por los jardines de la residencia de Suárez. Nadie podía imaginar que aquel chico se convertiría hoy en el presidente. Así es la dinámica de la vida.

-Hay voces que señalan que en la actualidad el enfrentamiento político, que muchas veces involucra a los periodistas, están en los máximos niveles de crispación. Se habla de “grieta”. ¿Coincidís o siempre fue así?

-El enfrentamiento político siempre estuvo presente y se agudiza en los tiempos electorales. Hoy el país está políticamente cada vez más dividido en mitades casi iguales entre oposición y en este caso coalición gubernamental. Esa situación genera algunas rispideces pero también debo decir que no hemos alcanzado la división que vemos en otros países. Por ejemplo, aquí no se transita por la vida privada como motivo agresión. Políticamente se pelean, pero la vida privada de cada uno es intocable. Siempre se ha respetado eso, lo que está muy bien. Me enorgullezco de que segmento político en nuestro país haya alcanzado una madurez que nos hace muy bien a todos como sociedad,

-¿Cómo comenzó tu carrera actoral?

-Casi por casualidad. Tenía unos amigos muy amantes del teatro y entre todos nos incentivamos a formarnos. Nos inscribimos y ellos, por diferentes circunstancias, dejaron y yo seguí. Me formé en la escuela del Teatro Circular. Me ganó la profesión, la interpretación de los textos; es una experiencia lindísima la del teatro y a partir de ahora podré dedicarme más.

-Lo tuyo es más el drama que la comedia…

-No necesariamente. Estuve en muchas comedias y lo disfruto mucho. Salí en Carnaval en Los Clappers: lo hice un año pero luego me resultó agotador con mis obligaciones de horario como periodista. Pero la comedia tiene su encanto: en la risa está la devolución inmediata del público. Es como un aplauso permanente. En el drama el público sigue en silencio la actuación y es menos demostrativo.

-¿Hay un antes y un después del teatro luego de la pandemia?

-Fue un golpe duro. El gran mérito del movimiento teatral fue haber resistido la pandemia y haber buscado los mecanismos para que el público lentamente retome el hábito de concurrir a espectáculos. Hoy la gente de nuevo se está animando lo que nos pone muy contento realmente y nos genera un gran compromiso porque ahora tenemos que empezar a producir para estar acorde con lo que nos pide el público que estuvo casi dos años sin poder acceder a prácticamente nada.

-¿Qué proyecto tenés para el año que viene?

-Tengo reuniones estos días con algunos compañeros para trabajar sobre un proyecto que tiene que ver con la psicología del ser humano. Es una obra profunda, muy interesante que hay que hacer con respeto porque toca la sensibilidad de mucha gente.

-¿Cómo estás viviendo estos días finales de la actividad periodística?

-Los compañeros me lo hacen sentir. Yo estoy en el día a día: son muchas las coberturas.

-¿No tenés miedo al retiro? Hay ejemplos de personas que no saben qué hacer luego de la jubilación…

-No. Durante la pandemia, cuando estuve varios meses sin trabajar por ser una persona de riesgo, viví como un ensayo. Me empecé a mentalizar. Es cierto que empieza una vida diferente, más en nuestro caso que venimos de un trabajo muy intenso, pero siento que voy a disfrutar mucho de mi casa y de otras actividades muy gratificantes.

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