Redacción El País.
La historia de amor de la periodista Yanina Gasañol (Subrayado) y del músico Richard Mattos (líder de Banda Z) tiene un comienzo de película. Cuando ella hacía sus primeras armas en los medios, con 14 años, le hizo una nota radial al músico, entonces un talento emergente de la llamada “cumbia del Interior”. Allí, la adolecente conoció el repertorio y se convirtió en una seguidora del autor de Agua helada, entre otros éxitos bailables
Quedó por esa. “Lo seguí viendo varias veces, pero siempre como artista. Me gustaba su música”, asegura la notera con base en Flores. Mattos enfatiza en que por la vida de cada uno pasó mucha agua bajo el puente hasta que se produjo un reencuentro distinto.
En 2019 retomaron el diálogo con otra sintonía y hoy son pareja. Comparten los fines de semana de convivencia porque ella sigue viviendo en Trinidad y él en Florida y la compresión, cada uno, de la actividad pública y atípica del otro.
“Empezamos a hablar cada vez más y cada vez más seguido. Lo nuestro pasa mucho por la palabra. Hablamos mucho. De repente, él llega de una noche de shows, a las 7:00 u 8:00 de la mañana y nos ponemos a hablar dos o tres horas”, asegura Gasañol.
La periodista es madre de Mayumi (8 años), por lo que también comparten mucho tiempo los tres y el ensamble funciona a la perfección.
Yanina Gasañol dio un paso importante en su carrera recientemente al incorporarse al staff de Subrayado como notera los fines de semana. Más allá de la corresponsalía en el centro del país, que mantiene, la comunicadora agregó el nuevo desafío de la periodicidad en móviles de todo tipo para el informativo de Canal 10.
“Él (por Richard) me dio un gran impulso porque yo tenía algunas dudas y el apoyo de él fue fundamental”, asegura Gasañol y Mattos aclara que lo suyo fue sólo reafirmar lo que ella ya sabía: “Animate, es lo tuyo. Aprovechá la oportunidad”. También afrontó los cambios de la vida cotidiana de la familia, como el cuidado de la niña Mayumi cuando la madre no está.
“En mi caso en lo musical y ella en la parte periodística los dos trabajamos con público, en horarios poco convencionales. En este camino es muy difícil encontrar a la persona que realmente apoye la faceta pública del otro. En nuestro caso se dio”, asegura Richard Mattos.
“Nos potenciamos mucho”, agrega ella. “Respetamos nuestros espacios y nuestros momentos”, complementa él.
En la semana, Gasañol trabaja en la radio en Trinidad (Flores), la ciudad donde Mayumi acude a la escuela. Richard Mattos, en tanto, tiene un empleo como administrativo en una empresa con sede en Florida, donde vive y es oriundo el músico.
Esta relación, entonces, es hija de los desplazamientos y de los fines de semana, cuando también ambos trabajan. La agenda de Richard y Banda Z está colmada por lo menos hasta finales de año, con fiestas, eventos y festivales de todo tipo: esto se hace viernes y sábados en la noche y madrugada principalmente.
¿Celos de las fanáticas? Gasañol descarta cualquier sentimiento negativo hacia las seguidoras del músico. Al contrario: “Hay que agradecer que tiene fans que lo siguen. Ojalá sigan creciendo”, dice y asegura que en algún oportunidad ha sido cómplice o mediadora para hacerle llegar regalos a Richard.
“Lo importante es la confianza que nos tenemos”, comenta el músico sobre este tópico.
La carrera en ascenso e internacional de Richard Mattos
Richard Mattos lleva una vida en la música y desde Florida. Descendiente de Gerardo Mattos Rodríguez, autor de La cumparsita, su padre era tecladista de distintos conjuntos folclóricos y también de grupos de la llamada música tropical en Montevideo. Siguiendo sus pasos, a los 9 años, Richard hizo su debut en la localidad de Fray Marcos.
En cierto momento, mientras el padre se desempeñaba en los teclados de la orquesta montevideana Casino, padre e hijo pensaron en la idea de formar una banda propia. Así nació Banda Z “para salir de Florida y hacer ese género que nos gusta tanto que es la cumbia del Interior, una cumbia que tiene raíces folclóricas”, explica.
Cacho Ramos, Lucas Sugo y otros son también exponentes de este sonido tan particular, irreproducible por músicos de Montevideo y viceversa. El caso de Richard y su banda Z es particular porque ha tenido una gran proyección internacional en los últimos años: su tema Agua helada (2015) es un suceso en Argentina, Paraguay y especialmente Bolivia, a donde el músico floridense brindó conciertos frente a multitudinarios auditorios.
“Agua helada es la canción más copiada de la música uruguaya”, dice Mattos y añade que se han hecho centenares de versiones fuera de frontera. “Solo en Bolivia hay 350 grupos interpretándolo”, dice. Aunque va costando el asunto de las regalías, agradece el suceso. Mattos también fue premiado en México y en Estados Unidos, donde viajó en la misma limusina que Marco Antonio Solís a una entrega de premios. El músico mexicano le habló con admiración de los artistas uruguayos, en especial de los Iracundos.
Mattos celebra su presente en lo personal. “Hoy por hoy la vida me puso una compañera al lado que que me acompaña en lo que es mi carrera y me impulsa todo el tiempo”, dice sobre Yanina Gasañol.
Ella concede: “Siempre fue muy humilde. Hay artistas que bajan del escenario y les cambia el chip. Parecen otra persona. Él no: siempre es el mismo. Y no lo digo ahora en el momento que soy su pareja”, asegura la periodista.
En casa. En lo de los Mattos - Gasañol, cocina el músico. “Mi abuela era buena cocinera y de ella aprendí”, asegura y agrega que su fuerte entre las ollas es la “invención”.
Gasañol siempre tuvo inclinaciones artísticas. “Cantar le gusta”, dice su enamorado, aunque ella descarta cualquier presentación más allá de la ducha. Es mejor bailando, un punto débil para Richard Mattos. “Hay un dicho que en mi caso se aplica: el que toca no baila”, reconoce el artista.
Además de compartir bromas y anécdotas, los dos se comprometieron con diversas causas. Gasañol trabaja con niños con discapacidad en Trinidad y juntos visitan a una niña que tiene síndrome de down en Durazno, que los marcó en su camino. Van a su cumpleaños y otros eventos.
Semanas atrás, bloquearon agenda unos días y compartieron vacaciones en Palmar. “A veces apagamos motores, silenciamos celulares y nos dedicamos a nosotros”, dice ella. No hacen falta muchos días ni mucho preparativo. “Una ida al parque con la nena a tomar mate o a una plaza. Nos gustan las cosas simples”, resume ella.