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Con envases de vidrio reciclados producen baldosas para las veredas de Montevideo y exploran más usos

Si estos envases no se reciclaran, terminarían como desechos en la usina Felipe Cardoso, resaltó la directora de Arenas de Vidrio, un emprendimiento que ahora explora más usos para el material.

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Vidrio triturado en Arenas de Vidrio.
Foto: Cortesía Arenas de Vidrio.

Es difícil imaginar cuánto espacio ocuparían 17.000 toneladas de envases de vidrio tiradas a la basura. Según la organización Cempre Uruguay, que promueve la reducción y el reciclaje de residuos, esa es la cantidad que llega a la usina Felipe Cardoso cada año. Para hacerlo gráfico podemos apelar al siguiente ejemplo: “En la construcción del Hospital de Clínicas se usaron 18.000 toneladas de hormigón armado. O sea, es como si enterráramos un Hospital de Clínicas entero por año, pero en envases de vidrio. Los mandamos a la basura, en vez de convertirlos en otro material”. Así lo explicó a El País Ana Paula Demaría, directora de la empresa Arenas de Vidrio, que trabaja, justamente, en el reciclaje y la reutilización de la materia prima que se genera tras ese proceso.

Si bien está en crecimiento, el uso que se realiza hasta el momento de estos envases en el país es marginal. En lo que va del 2024, Arenas de Vidrio recibió alrededor de 20 toneladas de envases de vidrio para reciclar, la misma cantidad que obtuvo en todo el 2023, y trabaja en la producción de arena para baldosas, además de explorar otros productos. Este aumento en la recepción de material se debió, dijo su directora, a un convenio firmado con la Intendencia de Montevideo. “Hace seis meses empezamos a recibir el material de los ecocentros, donde la ciudadanía deja sus reciclables”, explicó, y contó que habían previsto que llegaran unos 1.500 kilogramos de vidrio por mes, pero están “casi duplicando esa cantidad”.

El proceso que se realiza con los envases consiste en recibir, pesar, triturar y tamizar el vidrio que, de otro modo, acabarían como basura en la usina Felipe Cardoso. Tras ese proceso obtienen arena de vidrio reciclado, que tiene, al menos, tres grandes usos: filtrado de agua, infraestructura vial y construcción.

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Envases de vidrio tirados a la basura
Foto: Cortesía Arenas de Vidrio.

Un ejemplo de economía circular

Arenas de Vidrio recibe envases de bodegas, industrias, hoteles, gestores de residuos e incluso de particulares. A partir del convenio con la Intendencia también trabajan con los que llegan a los ecocentros, donde “cualquier ciudadano puede llevar materiales, siempre y cuando sean de uso doméstico y estén separados, limpios y compactados”, señaló Demaría.

DÓNDE ESTÁN LOS ECOCENTROS DE RECICLAJE EN MONTEVIDEO

Los ecocentros están abiertos de lunes a viernes de 8 a 20 horas, y sábados, domingos y feriados de 10 a 18 horas.

El Ecocentro Buceo está en avenida Tomás Basañez 1212 y el Ecocentro Prado, en Lucas J. Obes 853.

Estos espacios tienen como objetivo contribuir con la limpieza de la ciudad, generar oportunidades laborales y aportar al desarrollo de nuevos productos y emprendimientos.

En los próximos meses se sumarán ecocentros móviles. La directora de División Limpieza y Gestión de Residuos, Marta Garragory, dijo a El País que la Intendencia de Montevideo anunciará en junio dónde estarán.

Escolares llevan plástico para reciclar en el Ecocentro Buceo
Escolares llevan plástico para reciclar en el Ecocentro Buceo.
Foto: Intendencia de Montevideo

Materiales que se reciben:

  • Artículos electrónicos de uso doméstico: celulares, computadoras, cartuchos de tinta, baterías, lámparas, tubos fluorescentes.
  • Electrodomésticos de pequeño y gran tamaño: microondas, batidoras, televisores, heladeras, etcétera.
  • Escombros limpios: separados en bolsas que puedan ser levantadas por una persona.
  • Materiales reciclables (limpios, secos y compactados): plásticos PET y PEAD, papel, cartón, metales y envases de vidrio.
  • Muebles y mobiliario doméstico: colchones, mesas, sillas, sillones, placares, etcétera.
  • Aceite de cocina usado.
  • Ropa y calzado.
  • Otros: medicamentos vencidos y sus envases, pilas, baterías de litio, lámparas y tubos de mercurio.

“Es una gestión circular y transparente porque, según los kilos que la Intendencia desvía hacia nuestra planta, producimos material para cierta cantidad de metros cuadrados de baldosas”, que elabora la fábrica Tramon, explicó Demaría. Este año llevan casi 20 toneladas de material recuperado, lo que equivale a 9.000 metros cuadrados de baldosas, o sea, unas 30 cuadras de veredas; es decir, ocho manzanas completas.

Las baldosas hechas con arena reciclada están, por ejemplo, en las manzanas que forman las calles Entre Ríos, Jujuy y Santa Fé, porque se usaron para reparar las veredas de las Fábricas Nacionales de Cerveza.

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Baldosas hechas con arena reciclada.
Foto: Cortesía Arenas de Vidrio.

Ventajas de la arena reciclada

Al reciclar el vidrio y producir arena se obtiene un beneficio doble: por un lado, el vidrio deja de ser desechado, y por el otro, se evita la extracción de arena natural. “En los cursos de agua donde se extrae masivamente este recurso se afecta de forma irreversible tanto la fauna como la flora nativa y también el suministro de agua potable”, resaltó Demaría.

El reciclado del vidrio conlleva un proceso industrial que “naturalmente tiene un costo energético”, pero “también lo tiene la extracción de arena natural”. Al respecto, la empresaria reconoció: “Hay que hacer una medición de huella ambiental que no hemos abordado todavía”.

La arena reciclada no solo tiene un impacto positivo en el medioambiente, sino que también ayuda a optimizar el uso del recurso. “Un metro cúbico de arena de vidrio pesa unos 1.300 kilogramos, mientras que el mismo volumen de arena natural alcanza unos 1.600 kilogramos, es decir que se requiere casi un 20% menos de material reciclado –vidrio– para cubrir igual volumen de arena natural”, explicó la empresaria.

De todos modos, explicó Demaría, las baldosas producidas no son completamente de arena reciclada: “Se reemplaza hasta un 40% para asegurar que las condiciones técnicas sean exactamente iguales a las del producto hecho 100% con arena natural”.

Reciclar, ¿es más caro?

Para las empresas siempre es más caro comprar la arena reciclada que la natural, afirmó Demaría. “Es parte del gran desafío. Lo que tracciona el uso de estos productos es el estímulo desde la compra pública; por ejemplo, desde una puntuación diferencial en una licitación de compra de baldosas, que privilegia el uso de estos materiales”, explicó.

Recordó que el primer antecedente data de 2021, de un pliego de licitación de la Intendencia de Montevideo, “pero esa compra finalmente no se adjudicó”.

Otros usos del vidrio reciclado

Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, el vidrio es “infinitamente reciclable” y, en esa línea, Demaría planea explorar otros usos. Entre ellos, bloques autoportantes con propiedades de aislamiento térmico e impermeabilidad, componentes refractarios para la construcción de hornos para la industria y sustrato o componente del sustrato para suelos y cultivos.

Además, la empresa puso en marcha el año pasado un proyecto de arena de vidrio filtrante, que puede usarse en reemplazo de la arena natural en los filtros de agua de piscinas o efluentes industriales. Para ello recibió apoyo del Programa de Oportunidades Circulares de la Agencia Nacional de Desarrollo (ANDE), la Cámara de Industrias del Uruguay (CIU) y la Fundación Latitud del Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU), pero viene “con más retraso de lo previsto”. Demaría dijo que compró el equipamiento con fondos propios y de ANDE, pero hasta el mes pasado no tenía dónde ponerlo en funcionamiento.

“Ahora cerramos un contrato de arrendamiento en el predio industrial de la ex fábrica de Funsa, mudé esos equipos y estoy en vías de instalarlos. La idea es producir muestras que irán al laboratorio de Fundación Latitud para testearse durante un período no menor a cuatro meses”, contó. “Si cumplimos con todos los requisitos técnicos, podemos empezar a producirlo para venderlo en el mercado local”, adelantó.

En comparación con la arena natural, “la arena de vidrio filtrante genera un ahorro de hasta un 20% del material”, dijo la directora de la empresa y acotó que, además, el vidrio no absorbe materia orgánica –como sí hace la arena natural–, entonces, “al realizar el retrolavado, las partículas se desprenden mucho más rápidamente y no se compactan a lo largo del tiempo”. En consecuencia, la vida útil del filtro se extiende a “casi el doble”. También consume menos agua y, por lo tanto, menos cloro, y requiere menos mantenimiento, aseguró.

Por otra parte, Demaría dijo que recibe cada vez más consultas sobre la gestión del vidrio plano, por ejemplo, asociado a la industria de la construcción o a las vidrierías. Hoy trabaja solamente con envases, pero entiende que “hay una oportunidad grande”. También quiere involucrarse en la reutilización del material proveniente del recambio en flotas automotrices y el transporte, “que a la fecha tampoco tiene ninguna alternativa de gestión”.

"Cada vez más empresas buscan alternativas de gestión circular"

“No podemos recibir donaciones de material porque el proceso al cual tenemos que someter el envase para transformarlo en arena tiene un costo, que no se cubre vendiendo el material como arena”, expuso Demaría. Sin embargo, las empresas “necesariamente tienen que gestionar sus residuos de manera adecuada, y la disposición final en un vertedero también tiene un costo”.

“Cada vez veo más empresas e industrias que buscan alternativas de gestión circular y evitan la disposición final. Además, al menos en la Usina Felipe Cardoso de Montevideo, los controles para el ingreso de materiales son más exhaustivos y se tiende a desviar materiales que pueden tener otra oportunidad de gestionarse en el país, prolongando su ciclo de vida útil y generando fuentes de empleo local”, finalizó.

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