Descarbonización en refinería de La Teja equivale a introducir 45.000 autos eléctricos en el país

Alejandro Stipanicic, presidente de Ancap, habló con El País sobre la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y desarrollo de combustible sostenible de aviación.

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Refinería La Teja Ancap
Refinería La Teja Ancap.
Foto: Leonardo Mainé.

En esta última parada de mantenimiento de la refinería de La Teja, Ancap sustituyó por completo la quema de fuel oil por la de gas natural para sus hornos y calderas y con esto concretó una “reducción en emisiones de dióxido de carbono (CO2) que equivale a haber introducido 45.000 vehículos eléctricos en Uruguay”, dijo a El País el presidente de la empresa pública, Alejandro Stipanicic.

Esta decisión, que forma parte del proceso de descarbonización de la refinería, mejora la eficiencia energética y la calidad de la combustión y genera menos problemas de mantenimiento, pero “es una solución más cara”, indicó el jerarca. Sin embargo, aseguró que “cada peso puesto en la descarbonización de las refinerías del mundo es un peso muy bien invertido”.

El objetivo de descarbonizar es “bajar las emisiones de CO2 y enfriar el planeta”, y “las decisiones que pueden tomar las refinerías de petróleo, por su altísima intensidad energética, son significativas”.

Alejandro Stipanicic
Alejandro Stipanicic, presidente de Ancap.
Foto: Ancap.

La eficiencia energética es clave, pero no es lo único. Descarbonizar puede suponer, por un lado, “no agregar más carbono a la atmósfera del que ya hay” –es decir, dejar de utilizar combustibles fósiles– y, por otro lado, “retirar el carbono que ya existe en la atmósfera”.

Para Stipanicic, el escenario ideal sería una combinación de ambos: “no solamente no agregarlo, sino también capturar el carbono existente para reutilizarlo o almacenarlo de nuevo en el subsuelo”. No obstante, lo ideal no siempre es realizable en el corto plazo. “Lo más fácil sería dejar de usar combustibles fósiles, pero de hoy para mañana es imposible lograrlo”, aseguró. Y aclaró: “Eso no quiere decir que de hoy a cuando sea posible hagamos cualquier cosa”.

Nuevo biocombustible de cara al 2027

Hoy, el petróleo es la única materia prima que tiene la refinería de La Teja (el etanol y el biodiesel de origen no fósil se producen en las plantas de Paysandú y Bella Unión, y en la de Capurro, respectivamente), pero planean introducir carga biogénica para producir combustible de aviación: “Es el primer proyecto que está en carpeta para ejecutarse entre 2024 y 2027”, contó Stipanicic.

El combustible sostenible de aviación (SAF, por sus siglas en inglés) puede obtenerse a partir de la hidrogenación de aceites vegetales, sebo animal o aceite usado de cocina, explicó el jerarca. El resultado es una molécula “muy parecida a la que utilizan los aviones como combustible”. De esta manera, “por primera vez podrá utilizarse una carga alternativa al petróleo crudo para llegar a un producto final con las mismas características químicas y físicas”.

Refinería La Teja Ancap
Refinería La Teja Ancap.
Foto: Leonardo Mainé.

En la última Asamblea de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), se adoptó el objetivo de alcanzar emisiones netas de carbono cero para 2050. Como resultado, la Declaración consolidada de las políticas y prácticas continuas de la OACI relacionadas con la protección del medio ambiente y el cambio climático llamó a los estados miembros a “acelerar la investigación, el desarrollo, la implementación y el uso apropiados de tecnologías más limpias y renovables como fuentes de energía para la aviación, incluido el combustible de aviación sostenible (SAF)”.

De hecho, Stipanicic señaló que “hay acuerdos internacionales que promueven la inclusión de este combustible, y el mercado internacional por ahora acepta la hidrogenación de aceites grasos a partir de hidrógeno gris, que es el que producimos en Ancap. Si fuera con hidrógeno verde, sería aún más valioso”.

El poder del hidrógeno

Hace alrededor de 50 años que la refinería produce hidrógeno, y “una parte se quema y otra se usa para procesos internos”, mencionó Stipanicic. La introducción de hidrógeno verde en el mundo –obtenido a partir de energía renovable– “abre un mundo completamente diferente y ofrece un puente hacia productos que antes solamente eran producidos por las refinerías”.

Esta molécula es de “altísima densidad energética”, lo que significa que “con poca masa molecular, puede generarse mucha energía”. A su vez, en particular, el hidrógeno verde “es conocido por ser un articulador sectorial: conecta como nunca antes el mundo eléctrico, el mundo del agua y el mundo de los combustibles, de la química y de la energía”.

Reutilizar CO2 para producir combustible

Otra forma de descarbonizar es impulsar proyectos que capturen el CO2 disponible en la atmósfera y lo combinen con hidrógeno para sustituir el combustible derivado del petróleo. Por ahora, el CO2 que surge de la combustión de fósiles no es capturable –indicó Stipanicic–, pero sí lo es el de origen biogénico que se libera, por ejemplo, al producir biomasa o etanol. Actualmente, está instalándose en Paysandú una planta de e-combustibles de HIF Global y “Ancap le ofreció el humo que sale de la caldera de biomasa, que tiene un contenido de CO2 de alrededor del 14%, y el que sale de la fermentación del etanol, que tiene un contenido de alrededor del 92%”.

“Básicamente, venderemos humo a esta empresa que ya tiene una planta en el sur de Chile y es capaz de extraer CO2 en corrientes que tienen menos de 1% de esta molécula, así que será muy fácil aplicar esa misma tecnología en corrientes que tienen una concentración de 14 y 92%”, expuso el jerarca. Y agregó: “Esto permitirá sustituir hidrocarburos existentes, es decir, en vez de poner un litro de gasolina derivada del petróleo, en el futuro pondremos un litro de gasolina derivada de la captura CO2 biogénico con hidrógeno verde”.

Según indica HIF Global en su página web, se espera que cada año la planta de Paysandú capture 900.000 toneladas de CO2 y produzca 250.000 toneladas de e-gasolina carbono neutral, con el potencial de descarbonizar más de 150.000 vehículos.

HIF Global decidió “redoblar la apuesta” y hacer un proyecto con escala industrial
HIF Global decidió “redoblar la apuesta” y hacer un proyecto con escala industrial.
Foto: El País

Una transformación gradual y a largo plazo

De acuerdo a Stipanicic, en esta parada de mantenimiento de la refinería de La Teja se invirtieron cerca de 50 millones de dólares en el cracking catalítico, “que es el corazón de la refinería”. En este proceso se obtienen gas licuado de petróleo (supergás), gasolina de alto octano y gasoil, además de un residuo. En cuanto al desarrollo sostenible, señaló que “no podría decir cuánto de eso es para la descarbonización porque la visión de Ancap es que todo lo que se haga mejore la eficiencia energética y reduzca las emisiones de CO2”.

“Nada es gratis, pero el tema es si estamos contribuyendo a los objetivos climáticos de largo plazo del país y si podemos mostrar resultados sin dejar de hacer lo que hacemos”, puntualizó, y recalcó el hecho de que Ancap no puede dejar de producir combustibles fósiles de un día para el otro. Lo explicó así: “El precio al que vende Ancap está por debajo del precio internacional, pero los combustibles en Uruguay son caros porque hay impuestos, costos de distribución y márgenes de estacioneros y distribuidores. Entonces, si ahora pasáramos a producir solamente combustibles sintéticos, el precio al que podría vender Ancap sería muchísimo más caro y sería un escándalo económico”.

En este sentido, entiende que “la variable tiempo es muy importante”: “La refinería se terminará descarbonizando de forma total, pero es un proceso que llevará 20 o 30 años. Si me pidieran que firmara una declaración para dejar de usar combustibles fósiles mañana mismo, la firmo, pero pasado mañana no vendríamos a trabajar”.

Combustible para barcos a partir de residuos orgánicos

También está la posibilidad de producir metano a partir de la fermentación de residuos orgánicos. “Es una fuente importante de energía y podría aprovisionar una línea complementaria a la refinería”, comentó Stipanicic. En Uruguay “no hay buenos sistemas de clasificación de residuos”, pero, en caso de mejorarse, “el metano sería fácilmente transformable en combustible, por ejemplo, para barcos”. En este sentido, el jerarca dijo: “No descartemos que esto se vuelva realidad en los próximos 10 o 15 años. Si en el corto plazo damos pequeños pasos hacia esta dirección, a largo plazo puede haber grandes cambios”.

Stipanicic es optimista respecto al rol que Uruguay puede tener en el futuro: “No tendremos petróleo, pero podemos exportar sol y viento, y eso más el CO2 de origen biogénico y los aceites vegetales nos pone en una posición envidiable con respecto a otros países”. A modo de ejemplo, nombró a Brasil, Paraguay y Argentina, que “tienen condiciones similares, pero no muestran la vocación que tiene Uruguay para ir más rápido en esto”.

“Somos un caso inédito porque casi el 100% de nuestra energía eléctrica es de origen renovable. El mundo es completamente diferente, pero todos necesitan ir hacia la descarbonización y acá tenemos la llave para ayudarlos a descarbonizarse”, sostuvo.

La gestión de los residuos orgánicos hoy

Stipanicic mencionó la posibilidad de producir metano a partir de la fermentación de residuos orgánicos, pero para eso instó en la necesidad de mejorar el sistema de clasificación de residuos. ¿Qué pasa hoy con la gestión de estos orgánicos?

En Montevideo, por ejemplo, la Intendencia entregó 3.000 composteras domiciliarias e inauguró una compostera comunitaria en el Parque Rivera. La directora de División Limpieza y Gestión de Residuos, Marta Garragory, contó a El País que “un motocarro recolecta material orgánico de cooperativas de la zona para llevar el material a la compostera comunitaria”, y agregó que tienen pensado abrir otra en el Parque Villa Dolores.

También está la estación ambiental para gestión primaria de materiales orgánicos, al noreste del museo y parque Fernando García, donde las personas pueden llevar material orgánico proveniente de podas y jardinería que luego será tratado en la planta de compostaje de Tresor. “Allí producimos compost que puede comercializarse y en algunos casos lo donamos a organizaciones”, dijo Garragory.

Próximamente generarán también alimento para la cría de cerdos a partir de, por ejemplo, alimentos descartados para consumo humano, pero que tienen condiciones de inocuidad, como frutas y verduras.

“Lo orgánico es una de las fracciones de residuos con más posibilidad de exploración y eso es lo que más se estará haciendo en lo inmediato”, sostuvo la directora. Sin embargo, “hoy no hay una recolección generalizada de residuos orgánicos, con la salvedad de la propuesta de composteras comunitarias”, por lo que la mayoría de estos residuos se obtienen en los puntos de entrega voluntaria y los ecocentros.

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