¿Una cafetera que no prende? ¿Un buzo descosido? ¿Una cadena de bicicleta suelta? Si tan solo hubiera un lugar que reuniera reparadores de electrodomésticos, prendas, artículos de iluminación, accesorios y más, y que, además, sea gratuito… ¿Cómo? ¿Ya existe? Sí. El Club de Reparadores de Uruguay, un movimiento que busca extender la vida útil de los objetos y evitar que se conviertan en residuos, convoca encuentros de reparación voluntarios y colaborativos en Montevideo y próximamente también en otros departamentos.
En 2023 se repararon 235 objetos y se evitaron 553 kilogramos de basura, según los datos de impacto del club.
Participar y reparar no tiene costo. Los rubros se definen según los reparadores voluntarios que asisten a cada edición, pero suele haber puntos para electrodomésticos, artículos de iluminación, aparatos eléctricos, artículos de bazar, ropa y accesorios, y a veces de calzado, bolsos, bicicletas y juguetes, entre otros. El único requisito es que los objetos estén limpios, con todas sus partes y repuestos, en caso de necesitarlos.
El próximo encuentro será el sábado 22 de junio de 13 a 17 horas en el Parque Tecnológico Industrial (PTI) del Cerro. Las siguientes ediciones serán:
- Domingo 11 de agosto de 13 a 17 horas en Cooperativa Cultural Capurro
- Sábado 14 de septiembre de 12 a 16 horas en el Centro Cultural de España (Ciudad Vieja)
- Domingo 10 de noviembre de 14 a 18 horas en el Centro Cultural Casona de Abayubá
Agrandar la cancha: reparar en el interior del país
El primer encuentro del año fue el 4 de mayo en Shangrilá, Canelones. Mariale Ariceta, una de las impulsoras del Club y directora creativa en ReAcción —agencia consultora para acciones de cambio e instauración de procesos más ecoeficientes en las organizaciones—, dijo a El País que quedaron “muy contentos” con esa edición porque marcó un gran paso en esto de “fortalecer las experiencias en otros departamentos”.
Además, a fines de junio anunciarán cinco colectivos de todo el país que contarán con el apoyo del Club de Reparadores para organizar encuentros de reparación en sus comunidades. “Hicimos una convocatoria nacional y se presentaron unos 40 colectivos. La idea es acercarnos a otras partes de Uruguay”, afirmó Ariceta.
El Club también está trabajando en un ‘mapeo reparador’. “Desde finales del año pasado, cada vez que vamos a determinada zona identificamos a los reparadores barriales y los difundimos en nuestras redes el mismo día del evento”, contó la impulsora de esta iniciativa, y agregó que, como la web del Club de Reparadores tiene un catálogo digital con reparadores de Argentina —donde nació el movimiento—, están coordinando para sumar a la lista a los uruguayos. A fin de cuentas, la finalidad del proyecto es no solo fomentar la cultura de la reparación, sino también “visibilizar la labor de los reparadores”.
Hoy, el grupo de WhatsApp del Club de Reparadores cuenta con más de 30 participantes, pero si se cuentan aquellos que al menos una vez formaron parte de alguna edición, el número de reparadores asciende a 120. “No es obligatorio ir siempre; todo lo contrario, los encuentros son siempre voluntarios y gratuitos”, subrayó Ariceta.
Prendas seductoras, atuendos de diva y una ola de máquinas de coser
En cada edición se reparan entre 70 y 80 objetos, indicó Ariceta. Y desde el primer encuentro –en 2016– no faltaron las sorpresas, como un joven que llevó a enmendar su vestuario de stripper o una señora que llegó con un conjunto muy despampanante en tamaño miniatura y resultó que era para su perrita.
En estos años, además, hay barrios que marcaron su impronta. Peñarol, por ejemplo, fue el precursor del arreglo en masa de máquinas de coser. “Allí fue la primera vez que no paraban de llegar máquinas de coser. Por suerte apareció Jesús, nuestro reparador estrella especializado en estos artefactos”, contó la directora de ReAcción.
A partir de ahí “se corrió la voz” y ahora siempre cuentan con un espacio específico para máquinas de coser. “Eso nos deja contentos porque reparamos la máquina y a la vez habilitamos la posibilidad de reparar prendas con ella”, concluyó Ariceta.
Primero reparar, luego reciclar
“Reparar es mejor que reciclar porque es más eficiente extender la vida útil de las cosas que convertirlas en nuevas materias primas”, asegura el Club de Reparadores en su página web. Mariale Ariceta lo explicó así: “Imaginemos una computadora. Supongamos que los materiales que la conforman valen 30 dólares y luego se ensamblan en una computadora que vale, por ejemplo, 500. Si la reparamos, puede mantener su valor, o quizás bajar un poco por el uso, pero si la reciclamos, el concepto ‘computadora’ se destruirá y tendremos pedacitos de algunos de los materiales… Quizás algo de cobre, algo de metal, con muchísima suerte algo de plástico. Y es probable que esos materiales que hayan podido rescatarse valgan cinco dólares”.
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