¿Dónde tirar los medicamentos que ya no usaremos? Así funciona el plan de gestión de residuos farmacéuticos

Plesem tiene más de 800 buzoneras en todo el país para medicamentos de uso humano y otras 100 para los de uso animal. El año pasado aumentó la cantidad de residuos retirados en un 50% respecto a 2022.

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¿Dónde tirar los medicamentos que ya no se van a usar? Una pregunta recurrente, que tiene respuesta

La bolsa de basura parecería ser el destino final de aquello que ya no usamos, como restos de comida, embalajes o medicamentos. Sin embargo, es tan solo una parada de un camino que se pierde entre rellenos sanitarios, cursos de agua y suelos alterados, y que, muchas veces, vuelve a nosotros a través de la comida o del aire que respiramos.

Para evitarlo, es importante clasificar nuestros residuos y darles el tratamiento adecuado. En el caso de los fármacos, existen las buzoneras del Plan de Eliminación Segura de Envases de Medicamentos posconsumo o Plesem.

El problema de la contaminación por fármacos

Los medicamentos se consideran un tipo de contaminante emergente. No porque su presencia en el medioambiente sea nueva; en realidad, lo nuevo es la preocupación por sus consecuencias.

Contaminan principalmente por dos vías: mediante la excreción de fármacos y metabolitos en orina y heces, y con la eliminación inadecuada o insuficiente de los que están caducados o no consumidos, según indica el artículo Farmacontaminación: impacto ambiental de los medicamentos, de la Universidad del País Vasco, el Centro Vasco de Información de Medicamentos y la farmacia Osakidetza.

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Buzonera de Plesem.
Foto: Plesem.

En 2022, un estudio titulado Contaminación farmacéutica de los ríos del mundo —liderado por la Universidad de York en Reino Unido y del que participó Uruguay— señaló que esta afecta al agua en todos los continentes, especialmente en países de ingresos bajos y medios y en zonas asociadas a infraestructuras deficientes de gestión de aguas residuales y residuos.

Además, hay que pensar en todo lo que compone a un medicamento: no se trata solamente del químico en sí, sino también del plástico y/o el cartón que lo contiene, las cucharas medidoras y el papel del prospecto, etcétera. Sin embargo, a la hora de deshacerse de ellos, no hay razón para abrumarse: no es necesario separar cada material en el hogar, sino que basta con llevar el fármaco —tanto de uso humano como de pequeños animales— en su estuche a una buzonera de Plesem.

El alcance de este plan de gestión de residuos

Hay buzoneras de Plesem en farmacias, veterinarias, oficinas del Estado, centros de salud y otras empresas en todo el territorio nacional. Allí pueden depositarse fármacos vencidos o que ya no se necesitan —con o sin sus envases—, estuches, cajas, blisters, frascos, sobres, prospectos y accesorios de medicamentos. No deben depositarse agujas u otros cortopunzantes, gasas, vendas, cosméticos ni otros residuos ajenos al uso de medicamentos.

Los listados con los puntos de recepción para medicamentos de uso humano y de pequeños animales aparecen al final de esta sección.

Hay casi 800 buzoneras para medicamentos de uso humano y 104 para medicamentos de pequeños animales. En ambos casos, distribuidos aproximadamente mitad en Montevideo y mitad en el interior, indicó a El País la doctora química farmacéutica Alicia Galbarini, directora de Farmared-Logired, empresa impulsora y gestora del plan. Galbarini también resaltó que la cantidad de residuos retirados en 2023 aumentó en un 50% comparado al año anterior, tanto en salud humana como animal.

Plesem es implementado por los laboratorios farmacéuticos afiliados a la Asociación de Laboratorios Nacionales del Uruguay (ALN), la Cámara de Especialidades Farmacéuticas del Uruguay (CEFA) y la Cámara de Especialidades Veterinarias (CEV), en cumplimiento con el decreto 260/007 referente a la gestión de envases. “Todo aquel que fabrica o importa determinados productos es responsable de los residuos en la posventa y esto tiene una importancia tremenda en el compromiso con lo que uno vende y el impacto que genera”, sostuvo la química farmacéutica.

La valorización de los residuos

El año pasado, Plesem retiró más de 25 toneladas de productos que, de otro modo, hubieran ido al relleno sanitario. “De todos los kilos de medicamentos que salen al mercado, estamos en más de un 85% de recuperación-valorización. Parece poco, pero es un gran logro y seguimos mejorando”, expresó Galbarini.

La División Ambiental de Farmared-Logired recibe lo recolectado y lo envía a una planta de clasificación, donde se prioriza la reutilización, el reciclaje y la recuperación de los materiales. Los destinos de cada material son los siguientes:

  • Los productos farmacéuticos y sus envases primarios son enviados a destrucción por incineración, tratamiento definido para este tipo de residuos.
  • El papel y cartulina de prospectos y estuches es triturado y valorizado a través de Repapel, una asociación civil que transforma papel y otros residuos en útiles para centros educativos donde, además, brinda talleres de educación ambiental.
  • Los plásticos como envases, tapas, cucharas y vasos dosificadores, y los artículos metálicos como aerosoles y latas de complementos y leches son valorizados por gestores habilitados y/o emprendedores locales.
Medicamentos
Blísters de fármacos.
Foto: Freepik.

Lo que no puede reciclarse o valorizarse, va a enterramiento. Pero esos casos representan menos del 14% de todo lo recolectado, afirmó Galbarini. También deben enterrarse los medicamentos inorgánicos, como el cloruro de potasio, porque no corresponde su quema, explicó la química farmacéutica.

Tras el proceso de incineración, los productos farmacéuticos se transforman en anhídrido carbónico agua. “Por supuesto que el anhídrido carbónico es un contaminante atmosférico, pero el impacto es mucho menor a que si todo eso se enterrara sin saber en qué se transformarían las sustancias ni el tiempo que les llevaría degradarse”, acotó.

Otro aspecto clave del plan son las buzoneras que —según dijo la directora de Farmared-Logired— están hechas, en su mayoría, con material reciclado, tanto en lo que hace al cartón de la caja como al papel de las etiquetas y al nylon de la bolsa que está dentro. “A veces las empresas nos dicen que no son estéticamente lindas, pero hay que entender que tienen un pienso detrás. Y los colores y el logo de Plesem funcionan como un recordatorio para la gente”, señaló Galbarini.

Cómo integrar la red de buzoneras

Cualquier punto de venta, farmacia o veterinaria interesada en participar del plan puede comunicarse con Farmared-Logired y coordinar la entrega de las buzoneras y las bolsas para la recolección de los descartes. El servicio de distribución de la División Ambiental de Farmared-Logired se encarga de realizar las entregas y los retiros de bolsas llenas y no tiene ningún costo para los puntos de recepción.

La gestora no tiene una frecuencia definida de recolección, sino que son los puntos de recepción los que deben llamar y avisar cuando la bolsa está llena. “El transporte es uno de los sectores más contaminantes. No podemos mandar un vehículo a combustión a buscar una bolsa que quizás no esté llena y entonces tener que volver a pasar”, explicó Galbarini. Y añadió: “Puede ser que alguien lo mire de afuera y piense que es un mal servicio, pero no lo es. Hay que cambiar la cabeza. No podemos hacer un plan para solucionar un tema ambiental y generar más problemas desde otros puntos de vista”.

Además, en 2020 la empresa inició un proyecto de renovación de su flota, migrando a vehículos eléctricos. Actualmente, ocho de sus 35 vehículos son eléctricos.

Por último, la química farmacéutica contó que Plesem ha sido ejemplo en el mundo. “La gente en el exterior queda muy sorprendida. Este año vino un ingeniero chileno y nos invitó a hacer este plan en su país, pero en lugar de eso —porque el plan no es nuestro, sino de los laboratorios— le explicamos cómo funciona y hoy está empezando a armarlo”, relató. Y concluyó: “Esto no es una moda. Vino para quedarse. Es una cultura y un cambio de hábitos que empieza desde dentro de cada persona”.

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Cajas de medicamentos en farmacia.
Foto: Freepik.

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