¿Es más sostenible tomar cerveza en lata o en botella? El ciclo de vida del aluminio y el vidrio en Uruguay

En los últimos dos meses se pusieron sobre la mesa muchos aspectos de la industria cervecera; conocé qué hay detrás de cada envase, de dónde viene y hacia dónde va.

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Cerveza
Jóvenes brindan con botellas de cerveza.
Foto: Freepik.

El pasado viernes se alcanzó un preacuerdo para destrabar una situación que viene con casi dos meses de conflicto y negociaciones. La planta de Minas de Fábricas Nacionales de Cerveza (FNC) retomará sus funciones en agosto. En el marco de estas conversaciones –muchas de ellas centradas en las latas y los envases retornables– vale la pena conocer cómo es el ciclo de vida del aluminio y el vidrio en Uruguay, qué alternativas de reciclaje existen y qué se espera con la implementación del Plan Vale del Ministerio de Ambiente (MA).

Del total de envases post consumo que hay en el mercado uruguayo, el vidrio representa un 25% y el aluminio menos de un 10% (medido en peso), indicó a El País la ingeniera y directora técnica de ReAcción, Mariana Robano. Pero su tasa de recuperación y reciclaje “es muy baja” –sostuvo– “entre el 1 y 2%, para ambos materiales”. Ahora bien, ¿de dónde vienen y hacia dónde van? ¿Qué es más amigable con el medioambiente: tomar en lata o en botella?

Latas de cerveza
Latas de cerveza.
Foto: Freepik.

El ciclo del vidrio y el aluminio en Uruguay

Para empezar, a nivel nacional no se producen envases de vidrio ni aluminio, indicó la ingeniera. Todas las latas y botellas que hay en el país son importadas; algunas llegan como bebidas y otras como envases vacíos para ser llenados. Las bebidas importadas “vienen de todas partes del mundo”, mientras que los envases vacíos suelen venir de países de la región, como Argentina y Brasil, señaló Robano.

El primer impacto ambiental a tener en cuenta es el consumo de recursos minerales, energía y agua por la producción de estos materiales. Y si bien no sucede en Uruguay, las consecuencias, a largo plazo, son globales. Lo mismo sucede con la huella de carbono, que resulta no solo de la producción, sino también del transporte: “tiene consecuencias climáticas a nivel mundial, es decir, el impacto ambiental también nos toca en Uruguay”.

De los 100 millones de litros de cerveza que se consumen por año en el país, un 35% corresponde a bebidas importadas (de las cuales un 15% forma parte del portfolio de FNC) y el resto a producción nacional, afirmó a El País el dirigente de la Federación de Obreros y Empleados de la Bebida, Fernando Ferreira. Y de esa producción nacional –unos 65 millones de litros–, un 55% se envasa en vidrio retornable y el resto, en latas, agregó.

Las latas y las botellas llegan al consumidor final a través del mercado y luego la gran mayoría acaba en el vertedero. Según Robano, el vidrio tarda miles de años en desaparecer y el aluminio decenas de años. El reciclaje emerge como una alternativa sostenible, que no solo reduce el impacto ambiental de estos materiales, sino que, además, brinda oportunidades laborales. Pero, ¿qué está haciendo Uruguay para impulsarlo?

Plan Vale: extendiendo el ciclo de vida de los materiales

“El Plan Vale, que es el nuevo Plan de Gestión de Envases, tiene por delante el desafío de cumplir con una resolución del Ministerio de Ambiente que plantea que para 2025 debemos alcanzar un 50% de recuperación y valorización”, resaltó Robano. En el texto, publicado en 2021, se fijan objetivos mínimos para recuperar y revalorizar envases post-consumo no retornables y se expone la necesidad de generar operaciones que permitan la recuperación de materiales en ciudades y localidades de más de 5 mil habitantes.

La ingeniera expresó: “Hablamos de pasar de unos pocos puntos porcentuales al 50%. El salto es muy grande”.

El plan parte de la responsabilidad que tienen los propietarios de marca e importadores de productos envasados por la gestión post-consumo de los envases y promueve la adhesión a un Plan de Gestión de Residuos de envases aprobado por el MA.

Hombre abriendo una botella de cerveza.
Hombre abriendo una botella de cerveza.
Foto: Freepik

En el caso de los envases de vidrio y aluminio, Robano destacó el Sistema de Depósito, Devolución y Reembolso (SDDR). “A través de un incentivo económico para la ciudadanía, se esperan recuperar altas tasas de residuos”, dijo. Se define un valor monetario para los envases descartables –llamado ‘valor de depósito’ o ‘valor de seña’– que se reintegra al consumidor al devolver el envase vacío.

Según informó El País en mayo de este año, están realizándose estudios para determinar las características del Plan Vale; entre ellas, cuál será el dinero que le devolverán al usuario cuando lleve el envase. Se busca una cifra que “no tenga un impacto en el costo” del producto y que, además, “sea tentador” para que las personas regresen el envase, explicó el secretario de la Comisión de Medio Ambiente de la Cámara de Industrias, Agustín Tassani.

El SDDR es distinto al mecanismo de envases retornables que ya funciona en el país. “El retornable vuelve a fábrica y se rellena. Es más eficiente, pero está atado a la industria nacional”, explicó la ingeniera Robano, y añadió que el nuevo sistema, que iniciará el año que viene, está pensado para envases desechables que no serán rellenados, sino que se enviarán a reciclaje.

MÁS RECICLAJE

¿Qué pasa con la tapa de la botella de cerveza?

La tapa de la cerveza está hecha de metales ferrosos y en Uruguay “tenemos historia en reciclaje de este material en la empresa Gerdau”, contó Robano, y aclaró que “de los envases de hojalata que se ponen en el mercado lo que se recicla es bajo, pero hay mucha chatarra en otros productos, como los electrodomésticos y los autos”.

La dificultad de la tapita es que es muy pequeña –puntualizó–, por lo que recomendó juntar varias, tanto a nivel industrial como doméstico, “porque si se la lleva unitariamente es probable que se pierda”.

Reciclaje de vidrio y aluminio

Hoy existe una única empresa en Uruguay que recicla envases de vidrio: Arenas de Vidrio. A partir del material, produce arena que luego se utiliza sobre todo en la producción de baldosas para la construcción. “Cuando se llegue al 50% de recuperación y valorización, se espera que eso promueva la inversión en Uruguay para incorporar otras alternativas de reciclaje, por ejemplo, para la fabricación de envases de vidrio”, señaló Robano. Esto “podría ser una oportunidad” para el país, teniendo en cuenta que, como se mencionó al principio, actualmente todos los envases de vidrio –y los de aluminio– se importan.

En cuanto al aluminio, hay empresas en Uruguay que se dedican a clasificar metales, indicó Robano. Estas organizaciones compactan el aluminio para poder transportarlo más fácilmente y lo exportan a países de la región, donde es reciclado. Pero, de nuevo, es importante recordar que la tasa de recuperación está entre 1 y 2%. “Probablemente con el SDDR aumenten las cantidades de aluminio a exportar. Desconozco si hay alguna planificación de una inversión para fabricar envases de este material en Uruguay”, comentó.

NUEVOS USOS

Supra reciclaje de botellas de vidrio

Si bien, como dijo la directora de ReAcción, “las soluciones deben ser a gran escala”, mientras no llegan se van generando iniciativas pequeñas que aprovechan los envases descartados para darle segundos usos.

Entre esas iniciativas, está la de la diseñadora gráfica Lucía Escardó, que transforma botellas de vidrio en productos útiles. Es fundadora de Quimera, emprendimiento de supra reciclaje, y tiene un depósito con alrededor de ocho mil botellas. Utiliza las botellas de cerveza para hacer faroles, chupitos y tapas para frascos, pero también parte de otros envases para crear vasos, jarras, jarrones y queseras, entre otros.

Para obtener los materiales trabaja en alianza con restaurantes, cooperativas de reciclaje y empresas como Farmared o Arenas de Vidrio.

La gran pregunta: ¿Qué es preferible a la hora de comprar: lata o botella?

La respuesta no es sencilla. Para estar seguros, habría que analizar el ciclo de vida de cada producto, calcular la huella de carbono y considerar de dónde viene, cómo se consume y qué plan de recuperación tiene.

Ambos materiales tienen sus ventajas: por un lado –indicó Robano–, el aluminio es más liviano y pueden transportarse mayores cantidades en un mismo viaje; por el otro, el vidrio es infinitamente reciclable, es decir, puede insertarse en el proceso de reciclaje una y otra vez.

Lo cierto es que “hoy en Uruguay no estamos logrando recuperar esos envases. Entonces, las personas tenemos que apuntar a consumir retornables para no generar residuos”, opinó. Y, en caso de generarlos, lo ideal es sumarse a los planes de reciclaje de la ciudad en donde cada uno viva.

Reciclaje de latas. En Brasil, además de tener un buen impacto en el medioambiente, es un gran negocio.
Reciclaje de latas
Canva

El Plan Nacional de Gestión de Residuos describe cuáles son los sistemas de recolección selectiva y valorización por departamento. En Montevideo, por ejemplo, está el sistema de bolsones para edificios. “Uno llama a la Intendencia, pide el bolsón, pone ahí sus desechos de cartón, plástico, metal y vidrio, y vuelve a llamar cuando se llena para que pasen a recogerlo y llevarlo a plantas de clasificación”, explicó Robano.

Para los que viven en casas, comentó que en los supermercados hay contenedores específicos para envases desechables y también están los Ecocentros. El Ecocentro Buceo se encuentra en Av. Tomás Basañez 1212, y el Ecocentro Prado, en Lucas J Obes 853.

Ecocentros en ex Terminal Goes. Foto: Marcelo Bonjour
Ecocentro itinerante

A su vez, Canelones tiene un sistema de doble contenedor intradomiciliario para zonas de Ciudad de la Costa y la ciudad de Canelones. Robano señaló: “Un contenedor es para los reciclables, donde van los envases, y luego la Intendencia los recoge y los lleva a una planta de clasificación”.

También hay sistemas de recolección en Colonia, Paysandú, Tacuarembó y Río Negro, además de los puntos de entrega voluntarios que también están en otros departamentos. “Todos tienen potencial de mejora porque si miramos los números de lo que estamos reciclando no llegamos al 5%”, resaltó la ingeniera. La lista de alternativas descrita en el Plan Nacional de Gestión de Residuos puede verse a continuación (pág. 182-183):

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