Gabriela Hearst: "Como humanidad nos enfrentamos a desafíos que solo podemos superar con colaboración"

La diseñadora uruguaya continúa su trabajo por cambiar la industria de lujo hacia una que sea más consciente y comprometida con el cuidado del medioambiente.

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Garbiela Hearst junto a la primera bailarina del Ballet de San Francisco Sasha De Sola en uno de sus diseños.
Garbiela Hearst junto a la primera bailarina del Ballet de San Francisco Sasha De Sola en uno de sus diseños.
Foto: Instagram Gabriela Hearst

No existe material más noble y sostenible que la lana, protagonista del vestuario de Carmen, que el Ballet de San Francisco, Estados Unidos, estrenó el pasado 4 de abril. Los exclusivos diseños fueron creados en merino por la uruguaya Gabriela Hearst. Desde su irrupción en el mundo de la moda de lujo, la diseñadora se ha comprometido con la causa de encabezar el cambio hacia una industria más sostenible y responsable.

En la sangre de Gabriela Perezutti Souza -su nombre de nacimiento-, está la de una ancestro poderosa, cuya historia es famosa en el norte de Uruguay, ya que se animó a fundar la Estancia Santa Amelia, donde se crían caballos y se piensa en la naturaleza de una forma armónica y sostenible desde hace más de 170 años. En el marco del Día de la Tierra -que se celebró ayer- Hearst conversó con El País sobre su firme creencia en lo colaborativo y el futuro de la industria de lujo.

- Uno de tus últimos y comentados proyectos fue una colaboración con Angelina Jolie, ¿cómo surgió?
- Empezamos a charlar, ella me contó su sueño, lo que quería hacer, y le dije que quería ayudarla, apoyarla. Ella tenía una idea muy buena, democrática y revolucionaria de la moda: proponía volver atrás y trabajar como cuando teníamos modistas del barrio a las que acudíamos. Quería hacer eso, empleando a sastres de otras partes del mundo. Además, el objetivo era ofrecer diferentes presupuestos y trabajar con deadstock -telas que no han podido venderse-. La primera colaboración de Atelier Jolie se la ofrecimos a Chloé y dijeron que sí. Yo me iba de la marca francesa, y esa era una buena despedida. Fue increíble trabajar con Angelina. La cápsula que hicimos tuvo el mayor porcentaje de materiales reciclados que cualquier otra que haya hecho. Ahora ella tiene su atelier acá, donde era el estudio de Basquiat, con un café y hay artistas en residencia. Es muy lindo su proyecto porque apoya creativos jóvenes de todas partes del mundo.

- Esto se une justamente a esa faceta tuya de colaboración. Lo hacés con Manos del Uruguay y otras ONG…
- Creo muchísimo en la colaboración. Como humanidad nos enfrentamos a desafíos que solo podemos superar con colaboración; y esa mentalidad, para mí, es como una religión. Además, cuando trabajás con este tipo de organizaciones, te sentís bien contigo misma, porque lo hiciste con otros. En este caso, sabés que estás creando con los mejores ingredientes que pueden conseguirse en el mundo. Puedo sentarme frente a cualquier cliente o persona y sé que estoy ofreciendo lo mejor que puedo dar; hay muy pocas personas que son capaces de brindar la calidad que nosotros tenemos. Entonces, crear con cooperativas con tan buena voluntad y con tanta integridad, es buenísimo.

- ¿Cómo surge el vínculo con la ONG Ambá y con otras organizaciones con propósito?
- La colaboración con Ambá surgió por amigos en común. Después se los presenté a mi mamá porque ellos buscaban saber cómo ella ha manejado el campo. Por más de 170 años toda mi familia hizo rewilding (resilvestramiento). El campo uruguayo cambió muchísimo debido a todas las forestaciones que hubo. Pero mi familia y, especialmente mi madre, con muchísimo sacrificio han mantenido una forma de trabajo distinta, porque desea mantener la calidad, con los animales, la naturaleza, la tierra y en el cuidado de la vida salvaje. Para ella, un árbol es muy importante, porque busca preservar lo que es tan sagrado. Mientras el mundo se va moviendo cada vez más rápido, las cosas hechas con calidad y alma, tendrán siempre un lugar, porque es parte de quiénes somos, de nuestra esencia.

Gabriela Hearst

-La estancia Santa Amelia tiene una historia particular, también la fundó una mujer…
-Ana Batista Sousa. Mi familia vino de Islas Azores y fueron una de las primeras familias pobladoras de lo que es Brasil hoy. Estaban en una fazenda de un león y somos descendientes del Visconde de Mauá. En mi casa no se hablaba mucho de él, porque fundió todo en una generación. Pero ella se instaló en Paysandú, en lo que es Santa Amelia. Ahora mismo estoy trabajando en un cinturón de yuntas uruguayas con trancho de Paysandú. Son los orígenes de lo que hacemos lo que lo hacen interesante, fue una mujer la que fundó Santa Amelia, donde está mi mamá, y todavía es una mujer que sigue. Y van a ser: porque entre mi hermana y mis hijas seguirán el proceso como mujeres.

-Hablando de mujeres: ¿Cómo viviste este 8 de marzo?
- La verdad es que estoy muy feliz por el movimiento que hizo Francia con la Constitución —que protegió del derecho de las mujeres a abortar—, eso fue increíble. De todas las cosas calamitosas que uno lee en el diario, ese momento es de orgullo. Decís: "¡Vamos, alguien está pensando! ¡No todos son tan bipolares!" Es genial y ojalá que sea algo que se copie, soy optimista. Obviamente, estamos pasando por problemas bastante difíciles en nuestra especie. De los conflictos que hay hoy en el mundo, parte son por recursos naturales, ya sea trigo, minerales preciosos o petróleo. Me decís el país que tiene conflicto y te pregunto: "¿Qué produce?". Por suerte, en Uruguay, tenemos vacas y ovejas, nos dejan tranquilos, por ahora. Pero si tuviéramos gas natural y petróleo, estaríamos en problemas también.

-Pero tenemos agua.
- Sí, el agua del acuífero. Mi mamá llora todos los días porque perdimos el agua en Uruguay. Es un tema, porque cada vez va a ser más escasa. Y luego, saber que más de 450 millones de niños están creciendo en zonas de conflicto. No puedo desengancharme de la conciencia de que estamos todos conectados. Podés intentar separarte de eso, tomarte un matcha latte y mirar Netflix, pero veo las generaciones más jóvenes, veo las generaciones de mis hijas, veo lo que está pasando, y me dan muchas ganas de defender lo que hay que defender para el futuro, que es de ellos, que ya no es nuestro. Tenemos que evolucionar como especie. Afortunadamente, hay jóvenes buscando soluciones. Pasé un tiempo con Commonwealth Fusion Systems, que están trabajando en energía de fusión. Por suerte en Uruguay tenemos la hidroelectricidad, pero el resto del mundo se mueve con petróleo. Mientras sigamos quemándolo, las cosas se calentarán más y más. Pero la energía de fusión me da mucha esperanza, porque estamos cada vez más cerca de tener una parte del rompecabezas en las energías limpias que puedan satisfacer la demanda que actualmente tiene el petróleo. Desde que empecé a interesarme en esto, hace más de tres años, ha habido un progreso enorme, porque sabemos que es parte de la solución. Y cuando pasas el día con personas que trabajan en esto, te das cuenta de lo afortunados que somos de tener gente joven con cerebros así, que se están dedicando a salvarnos.

-También hacés tu parte, no te quedás solo en el discurso.
-Sí, aunque siempre pensás que alguien está haciendo más que vos. Me pongo contenta cuando logramos cambios significativos como, por ejemplo, cuando sustituimos todo el packaging de Gabriela Hearst en el 2018. En ese momento éramos solo 20 personas en la compañía, modificamos el embalaje y lo hicimos reciclable. Reemplazamos todas las perchas de plástico, que en el 99% de los casos terminan en un vertedero, por perchas de cartón reciclado. Después, cuando fui a Chloé implementamos esos cambios en una compañía más grande. Y más tarde, cuando personas que trabajaron conmigo y se fueron a otra compañía de billones de dólares, implementaron el mismo cambio, sentí como OK, estuvo bien. Nadie hace las cosas bien para que lo reconozcan, sino que se hacen por un sentido del deber. Y cuando sabés que esas cosas suceden, te sentís bien. No importa si es un esfuerzo chiquitito al principio, o uno grande en una compañía chiquitita, la transformación te motiva.

-¿Cómo hacés para imprimirle tu identidad uruguaya a todo tu trabajo?
-Estoy súper orgullosa de ser uruguaya. Viviendo en Estados Unidos te das cuenta qué es ser latinoamericana. Cuando hicimos nuestra campaña de Chloé con Andy, que era una chica mexicana, en medio de la tierra árida, me preguntaba: ¿Cómo se hace una campaña en una pandemia? ¿De qué vamos a hablar? ¿Qué trataremos de vender? Surgió el trabajo con el poncho, la prenda que nos une del norte al sur, desde Norteamérica, Centroamérica a Sudamérica. Mamá siempre me decía que todos los caudillos y próceres de Sudamérica querían una América unida, desde Bolívar, San Martín, Artigas o Martí. Es muy lindo estar orgulloso de tus orígenes y que se vea en el mundo.

-También has impregnado tus desfiles con la música y la producción, en la que está presente en Uruguay por tu amistad con Danilo Astori Sueiro.
-Sí, Danilo y yo nos conocemos desde los 17 años. Él conoce exactamente mi gusto musical. Es una de las personas más conocedoras de música en el mundo. Ahora que he podido relacionarme con diferentes personas y músicos, puedo decir que él está entre los más entendidos en el tema. El esfuerzo que ha realizado por nuestro país para atraer música es notable, considerando que Uruguay tiene solo tres millones de habitantes y la gente no siempre acude a eventos musicales. Cuando conozco a un músico importante y le pregunto si vendría a Uruguay, si me dicen que no, no le doy mucha importancia. Es que generalmente van a lugares donde pueden obtener beneficios económicos. Pero lo que Danilo ha logrado al traer shows a Uruguay, a pesar del riesgo que implica, es increíble. Traer música en vivo, especialmente de ese nivel, puede cambiar la percepción de las personas cuando la escuchan colectivamente. Es fantástico. Me encanta colaborar con él. Siempre trabajamos bien juntos y tenemos una intertextualidad que nos permite hablar de cualquier tema.

- Esto también forma parte de la cohesión orgánica que caracteriza a tus marcas y a tu dirección creativa, ¿verdad?
- Sí, me gusta trabajar con maestros. Camila Nickerson es mi estilista, Peter Miles es mi director de arte, la música la desarrollo con Danilo y Juan Campodónico. Esas cosas nunca cambiarán, incluso hasta después de la muerte. No creo en la idea de cambiar constantemente de colaboradores. Las personas que admiro artísticamente siempre trabajan con sus equipos de confianza, desde los cineastas hasta los artistas, porque desarrollás una especie de lenguaje propio que facilita la comunicación. Después de tanto tiempo juntos, nos conocemos tan bien que basta con un gesto para entendernos. Es cuestión de conocernos a nosotros mismos y a los demás.

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La tienda de Gabriela Hearst en Los Ángeles
BEN MEIER

-¿En qué proyectos trabajaste este año?
- Abrimos una tienda en Los Ángeles con Norman Foster y está hecha de madera reciclada. Es hermosa y es nuestra visión de lo que el lujo es: sustentable, sin maniquíes y con todo el techo hecho a mano. Todos los muebles se fabricaron con árboles californianos que se iban a tirar a la basura, los diseñadores fueron Antoine Dumas y Benji Gabon. También hay unos tapices que hizo Manos del Uruguay en cashmere. Es la tienda más linda que hemos hecho, es como la evolución de la estética. Incluso, la manija de la tienda son las marcas antiguas de la familia.

Garbiela Hearst junto a la primera bailarina del Ballet de San Francisco Sasha De Sola en uno de sus diseños.
Garbiela Hearst junto a la primera bailarina del Ballet de San Francisco Sasha De Sola en uno de sus diseños.
Foto: Olivier Barjolle

-En abril el Ballet de San Francisco estrenó Carmen con tus diseños, contanos esa experiencia.
-Hicimos el vestuario para Carmen, y nunca había hecho un ballet antes. La fibra más sustentable es la lana y la merino puede volverse muy finita. Cuando empezamos a trabajar, los bailarines, como todo el mundo, pensaban que la lana es calurosa o pesada y no sabían que podía usarse como originalmente se hacía: antes del poliéster, para los deportes de alto rendimiento. Probamos y funcionó perfecto para el ballet. Están encantadísimos. Además, en este proyecto todo es producción latina: desde la coreógrafa, Arielle Smith, a la escenografía, Tamara Rojo, que es la directora creativa del ballet o la primera bailarina, es increíble y es todo latino. Eso me emociona mucho.

Las alfombras rojas y el comentado vestido de las vulvas de Gillian Anderson

El próximo lunes 6 de mayo el Museo Metropolitano de Nueva York (MET), celebrará su gala anual conocida como MET Gala. En esta edición la temática será: Sleeping Beauties: Reawakening Fashion (Bellas durmientes: el redespertar de la moda). Para eso Hearst y su equipo se preparan intensamente, por lo que dejaron de lado importantes premios. Como los Óscars.

-¿Cómo trabajás en la temporada de premios y alfombras rojas?
-En los Oscars no hicimos nada, porque nos estábamos preparando para el Met Gala y somos bastante pequeños, así que tenemos que estar muy enfocados en lo que queremos hacer y nos gusta ser selectivos. En los Golden Globes trabajamos con Gillian Anderson.

-¿Y cómo se llegó a ese concepto del vestido con vulvas?
-Era su idea y era complicada porque teníamos que buscar la manera de hacerla bonita y sutil. Yo le dije, lo hacemos, no hay problema. Pero lo más importante es que sea muy hermoso, ya que es un tema delicado, que puede ser ridículo o tomado a broma. Entonces, la misión y lo que uno trata de hacer, porque al final es apoyar a las mujeres, realmente poner la importancia que se nos debe, ese es el objetivo. Creo que salió muy bien.

Gillian Anderson en los Golden Globe 2024
Gillian Anderson en los Golden Globe 2024
MICHAEL TRAN/AFP fotos

-Fue el vestido más comentado.
-Sí, fue enorme la repercusión, pero a veces es mucho mejor para nosotros ser más espontáneos y focalizados. Menos es más. Nunca vamos a por la cantidad, sino por la calidad, y esas cosas se logran muy bien, tienes que buscar el lugar donde hay un espacio, donde no hay nadie.

- ¿Y qué pasa con esos vestidos? ¿Se subastan, se venden, se archivan?
- Como es mi naturaleza ser generosa, se los regalo, porque es una pieza que generalmente es parte de su historia y como somos amigas, si alguna vez la voy a necesitar para algo se lo puedo pedir.

-¿Cuál es el futuro para Gabriela Hearst como marca y persona?
-Varias cosas están pasando durante este mes, y anunciaré otras en el correr del año, pero 2024 ya está completísimo. Analizamos la posibilidad de abrir otra tienda en un lugar que siempre soñé. Tengo un calendario enorme y lo veo con todos los proyectos y digo: ¡Wow qué responsabilidad! Esto es un gusto, porque trato de hacer sólo lo que amo, porque sino, sería muchísimo trabajo.

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