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Glosario sostenible II: en esta edición, vemos qué significan palabras clave de la sostenibilidad con D, E y F

Deforestación, economía circular, efecto invernadero y finanzas verdes son algunas de las definiciones que se incluyen en esta segunda edición del glosario.

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Cuidar el planeta
Hombre sostiene globo terráqueo en sus manos.
Foto: Freepik.

Las palabras ‘sostenibilidad’ y ‘desarrollo sostenible’ aparecen cada vez más en múltiples áreas de nuestra vida personal y profesional. Junto a ellas, surgen otros conceptos que es importante comprender. En la primera edición del glosario recorrimos las letras A, B y C, y hoy veremos algunas definiciones para la D, E y F.

Deforestación

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la deforestación es la conversión de los bosques para otros usos de la tierra, como agricultura, minería y urbanización, entre otros.

Desde 1990 se han perdido 420 millones de hectáreas de bosque en todo el mundo a causa de la deforestación, indica el informe Estado de los bosques del mundo 2020, realizado por la FAO, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y el Centro Mundial de Vigilancia de la Conservación del PNUMA. En el último período estudiado (2015-2020) se halló una tasa de deforestación de 10 millones de hectáreas por año.

Deforestación en Amazonia
Deforestación en Amazonia
Foto: Archivo

Aunque la cifra es alarmante, el documento reconoce que la tasa de pérdida de bosques ha disminuido en las últimas tres décadas.

¿Por qué pasa esto? Más de la mitad de la deforestación en el mundo –señala la FAO– es consecuencia de la agricultura. Otros factores importantes son el desarrollo urbano y de infraestructuras, como la construcción y la expansión de carreteras, y la tala ilegal o insostenible. También está el cambio climático, causa y consecuencia de la deforestación. Así lo explica el Parlamento Europeo en su página web: “Los fenómenos extremos como incendios, sequías e inundaciones afectan a los bosques. A su vez, la pérdida de masa forestal es perjudicial para el clima, ya que los bosques desempeñan un papel importante en el suministro de aire limpio, la regulación del ciclo del agua, la captura de CO2, la prevención de la pérdida de biodiversidad y la erosión del suelo”.

La deforestación, agravante de las históricas inundaciones en el sur de Brasil

AFP
La deforestación destinada en buena medida al cultivo de soja contribuyó a la gravedad de las<b class="rte2-style-bold"> inundaciones devastadoras en el sur de Brasil</b>, porque la vegetación nativa desempeña un papel clave en la retención del agua, coinciden expertos, que piden reconstituirla.

El estado de Rio Grande do Sul vivió en las últimas semanas un desastre climático inédito, con zonas urbanas y rurales arrasadas por ríos que se desbordaron debido a los grandes volúmenes de lluvia.

Fue el cuarto y peor evento climático extremo que vive la región en menos de un año, un fenómeno que científicos relacionan con el calentamiento, pero también con la deforestación sufrida en las últimas décadas en la región.

Nuevos temporales en Brasil
Nuevos temporales en Brasil.
Foto: AFP.

"Tenemos un componente global de cambio climático, y uno regional, que es la pérdida de vegetación nativa. Esta aumentó la intensidad de las inundaciones", afirma a la AFP el biólogo Eduardo Vélez, de MapBiomas, un consorcio climático de oenegés y universidades brasileñas.

Entre 1985 y 2022, Rio Grande do Sul, un motor de la economía brasileña gracias a su actividad agropecuaria, perdió 3,6 millones de hectáreas de vegetación nativa, un 22%, según un estudio de la red liderado por VélezLa vegetación, mayoritariamente arbustos, retrocedió en beneficio de las tierras de cultivo, especialmente de soja, de la que Brasil es el primer productor y exportador mundial.

También se deforestó para extender los campos de arroz o la silvicultura, basada en el monocultivo de árboles como pino y eucalipto para su explotación económica, indica el estudio publicado este mes en base a datos recopilados por satélite.

Vía libre al agua

Esta pérdida hizo que con las intensas lluvias el agua corriera más libremente, porque la floresta nativa "asegura su infiltración en el suelo" y evita que haya una acumulación en la superficie, dice Jaqueline Sordi, bióloga y periodista especializada en cambio climático radicada en la región. Además, la vegetación ejerce de capa que protege el suelo, al impedir que el agua lo arrastre.

El color amarronado del agua que afectó el 90% de los municipios de un territorio del tamaño de Ecuador, incluida su capital, Porto Alegre, "muestra hasta qué punto se perdieron toneladas y toneladas de suelo", explica Vélez.

Este lodo se acumula ahora en los lechos de los ríos, sumándose a la tierra ya depositada con las inundaciones de los últimos tiempos.

Esto, a la vez, provoca que los cauces vayan perdiendo profundidad y por tanto, que los desbordes se produzcan más fácilmente cuando llueve fuertemente. Como un pez que se muerde la cola.

Reforestar

Recuperar la vegetación nativa es clave para contener nuevas inundaciones, que se agravarán y se volverán más frecuentes con el cambio climático, destacan los expertos. "Además de las medidas de reubicar a la población" que vive en zonas de riesgo y de "reconstruir la infraestructura, es muy importante que se tengan políticas de recomposición de vegetación nativa", según Vélez.

El Instituto Escolhas, especializado en desarrollo sostenible, calculó en un estudio el año pasado que Rio Grande do Sul debería reforestar 1,16 millones de hectáreas de manera "urgente" para que la floresta desempeñe sus funciones medioambientales.

Para Vélez, no existe actualmente ninguna iniciativa "de peso" en ese sentido en Rio Grande do Sul, que en 2023 firmó con otros estados del sur y sureste de Brasil un pacto para reforestar 90.000 hectáreas de vegetación hasta 2026.

A nivel federal, la situación empeoró bajo el gobierno del expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro (2019-2022), gran aliado de los intereses del agronegocio y un escéptico del cambio climático, dice Sordi. En ese periodo "se facilitaron los permisos y Rio Grande do Sul se benefició mucho de ello. Se creó una especie de autorización automática" de deforestación para cultivos, "sin necesidad de estudios independientes" medioambientales, explica.

Un concejal local del Partido Liberal de Bolsonaro, Sandro Fantinel, suscitó polémica la semana pasada al defender cortar los árboles "cinco metros a cada lado" de las carreteras principales del interior de la región, porque -sostuvo-, con las raíces encharcadas y su peso, provocaron los desmoronamientos en esos lugares.

Para Sordi, desastres como el actual tienen el potencial de "abrir los ojos" de la sociedad ante la ciencia y sus "señales". "A veces solo se presta atención cuando llega el problema".

Desertificación

Este término hace referencia a “la degradación continua de los ecosistemas de las zonas secas debido a las actividades humanas —como la sobreexplotación de la tierra, la minería, el sobrepastoreo y la tala indiscriminada— y a los cambios climáticos”, explica Naciones Unidas. En este sentido, tierras que antes eran cultivables pueden convertirse en suelos improductivos y, a largo plazo, en desiertos.

No por casualidad este año el tema del Día Mundial del Medioambiente es la restauración de la tierra, la desertificación y la resistencia a la sequía. Según el Atlas Mundial de la Desertificación de la Comisión Europea, más del 75 % de la superficie terrestre ya está degradada, y más del 90 % podría llegar a estarlo en 2050. Además, Naciones Unidas asegura que actualmente el ritmo de degradación de las tierras cultivables aumenta a una velocidad entre 30 y 35 veces superior a la histórica.

Estas son algunas medidas recomendadas por la entidad para reducir la desertificación:

  • Reforestar y regenerar las especies arbóreas.
  • Mejorar la gestión del agua.
  • Mantener el suelo mediante el uso de vallas para frenar el avance de las dunas, barreras arbóreas para proteger frente a la erosión eólica, etcétera.
  • Enriquecer y fertilizar el suelo a través de la regeneración de la cubierta vegetal.
Suelo seco y degradado
Suelo seco y degradado.
Foto: Freepik.

Economía Circular

Cuando se producen bienes y servicios de forma sostenible, optimizando los recursos y reduciendo los desperdicios, hablamos de economía circular. Así lo explica el Ministerio de Industria, Energía y Minería: “Un modelo que permite regenerar recursos naturales y cerrar los ciclos de vida de materiales y nutrientes de forma efectiva (extensión de vida útil, reparabilidad, reciclaje, extracción bioquímica, compostaje y biogás, etc.)”.

La economía circular incluye:

  • Provisión circular: uso de materiales y materias primas totalmente renovables, reciclables o biodegradables, que pueden ser utilizados en varios ciclos de vida (packaging biodegradable, bio-plásticos, energías renovables).
  • Recuperación de recursos: recuperación, reuso y reprocesamiento de materiales descartados o desperdiciados en el proceso (bio-energía, reutilización de residuos).
  • Extensión de vida del producto: diseño de productos que sean más duraderos y/o más fáciles de reparar y/o de devolver.
  • Recursos compartidos y consumo colaborativo: optimización del uso de productos (plataformas que facilitan compartir los productos).
  • Productos como servicios: por ejemplo, cuando las empresas dejan de comprar bienes para moverse a soluciones del tipo arrendamiento.

Efecto Invernadero

Este concepto –ligado al calentamiento global y al cambio climático– describe “la forma en la que el calor queda atrapado cerca de la superficie de la Tierra por los gases de efecto invernadero”, dice la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) en su página web. Podría pensarse como “una manta que envuelve al planeta y lo mantiene más cálido de lo que sería sin ella”.

En sí mismo, el efecto invernadero no es malo. De hecho, ocurre de forma natural, y “mantiene al planeta en un promedio amigable de 15°C”. No obstante, en el último siglo la actividad humana ha incidido en este equilibrio energético, “principalmente a través de la quema de combustibles fósiles que agregan dióxido de carbono al aire”. De esta manera, una mayor cantidad de calor queda atrapado cerca de la superficie de la Tierra, lo que hace que aumenten las temperaturas.

Planeta Tierra
Representación del Planeta Tierra calentándose.
Foto: Freepik.

Eficiencia Energética

De acuerdo a la Unidad Reguladora de Servicios de Energía y Agua, el uso eficiente de la energía significa “producir lo mismo o mantener el mismo grado de confort reduciendo los consumos energéticos y los impactos sobre el medio ambiente asociados”. Esto implica disminuir la cantidad de energía necesaria para producir un producto o para satisfacer los requerimientos energéticos de los servicios que requieren las personas, sin descuidar la calidad de los mismos.

Uruguay cuenta con un sistema de etiquetado que se adhiere a los productos para brindar información sobre el desempeño energético del equipamiento que consume energía. Los productos se clasifican según su desempeño energético en una escala representada por letras. La letra A identifica a aquellos equipos más eficientes, y a medida que uno se aleja en el abecedario hacia las letras F o G, el equipo es menos eficiente. Es importante verificar que la etiqueta cuente con el logo del Sistema Nacional de Etiquetado de Eficiencia Energética.

Según la Dirección Nacional de Energía, la eficiencia energética permite:

  • Reducir el gasto energético en el presupuesto del hogar.
  • Reducir los costos de producción y operación en las empresas.
  • Reducir el gasto por importación de energéticos a nivel país.
  • Reducir las emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero.

Energía Renovable

Este tipo de energías derivan de fuentes naturales que se reponen más rápidamente de lo que pueden consumirse –indica Naciones Unidas–, como la luz solar y el viento. Se diferencian de los combustibles fósiles, como el carbón, el petróleo y el gas, fuentes de energía no renovables que tardan cientos de millones de años en formarse. Además, la generación de energías renovables produce muchas menos emisiones de gases de efecto invernadero en comparación con la quema de combustibles fósiles.

“Una transición de los combustibles fósiles, los cuales representan en la actualidad la mayor parte de las emisiones, a energías renovables resulta fundamental para abordar la crisis producida por el cambio climático”, sostiene la entidad en su página web.

Algunos tipos de energías renovables son:

  • Energía solar: Las tecnologías solares convierten la luz solar en energía eléctrica, ya sea mediante paneles fotovoltaicos o espejos que concentran la radiación solar. Puede obtenerse incluso cuando el cielo está nublado.
  • Energía eólica: Aprovecha la energía cinética del aire en movimiento gracias al uso de turbinas eólicas ubicadas en superficies terrestres, en alta mar o en aguas dulces (sobre la superficie acuática).
  • Energía geotérmica: Utiliza la energía térmica disponible del interior de la Tierra. El calor se extrae de unos depósitos geotérmicos a través de pozos u otros medios.
  • Energía hidroeléctrica: Aprovecha la energía que produce el movimiento del agua cuando se eleva o desciende de forma pronunciada. Naciones Unidas aclara que la infraestructura necesaria puede provocar cambios negativos en los ecosistemas y hay muchos que defienden esta fuente de energía a pequeña escala como opción más respetuosa con el medioambiente.
  • Bioenergía: Se produce a partir de materiales orgánicos, denominados biomasa, como la madera, el carbón, el estiércol y otros abonos utilizados para la producción de calor y electricidad, y los cultivos agrícolas destinados a biocombustibles líquidos.
Energía renovable
Empresarios trabajando en energía eólica.
Foto: Freepik.

Finanzas Verdes

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) define las finanzas verdes o finanzas sostenibles como “un enfoque de la gestión financiera que tiene en cuenta los factores ambientales, sociales y de gobernanza (ASG)”. Así, se busca canalizar el capital hacia proyectos y empresas con un impacto positivo en el ambiente y la sociedad.

Uruguay cuenta con una Mesa de Finanzas Sostenibles, un espacio de diálogo y coordinación convocado por el Banco Central del Uruguay (BCU) y el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y apoyado por el PNUD y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El mismo reúne a entidades del sector financiero y del mercado de valores del país.

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