AFP
La sobrepesca redujo a la mitad la población mundial de tiburones y de rayas desde 1970 y un tercio de esas especies marinas está en peligro de extinción, según un estudio publicado el jueves en la revista Science. La población de tiburones, rayas y quimeras (unos peces cartilaginosos próximos a los tiburones) disminuyó incluso un 64,8% desde 1951, según el estudio, que abarca 1.199 especies de todo el mundo.
Las rayas, tiburones y quimeras, que forman la clase de los condrictios —un grupo de vertebrados de 420 millones de años—, se suelen pescar por su carne, sus aletas o su aceite de hígado. Sus capturas se duplicaron entre 1950 y 2000, pasando de 750.000 kilos a 1,5 millones de toneladas.
En 2020, alrededor de un tercio (entre el 33,3% y el 37,5%) de las especies de rayas y tiburones estaban en peligro de extinción, en comparación con el 3,5% de 1970, según el estudio.
Esta disminución en las poblaciones tiene un importante impacto en el funcionamiento y el equilibrio de los ecosistemas marinos, según los investigadores. "Los tiburones son predadores. Si su población baja, esto altera el conjunto de la cadena alimentaria", dijo a la AFP Nathan Pacoureau, coautor del estudio e investigador posdoctoral en el Instituto Universitario Europeo del Mar (IUEM) de Brest, en el oeste de Francia. Algunos tiburones también participan en el transporte de nutrientes entre ecosistemas.
En cuanto a las rayas, "algunas hurgan en los sedimentos, en la arena o en el limo, para encontrar comida. Esto hace que se mezclen y se oxigenen los sedimentos, algo que otras especies que viven en esos sedimentos necesitan", subrayó el especialista en biología marina. Además, añadió, las rayas también contribuyen al almacenaje de carbono.
Con todo, los investigadores también identificaron "zonas de esperanza" en las que las poblaciones de tiburones y de rayas están en mejor estado de conservación: Australia, Canadá, Estados Unidos, Nueva Zelanda y algunas regiones de Europa y Sudáfrica.
"Las naciones pueden reducir el riesgo de extinción disminuyendo la presión de la pesca a unos niveles sostenibles, reforzando la gobernanza de las zonas de pesca y eliminando subvenciones nefastas", comentó el profesor Colin Simpfendorfer, de la Universidad James Cook de Australia, en un comunicado.
El estudio se hizo en el marco del Global Shark Trends Project (GSTP), en el que participan la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), la Universidad Simon Fraser de Canadá, la Universidad James Cook y el Acuario de Georgia, en Estados Unidos.
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