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La uruguaya que vende lana a Gucci y quiere ser recordada por su aporte a cambiar el mundo

Gabriela Bordabehere dirige el establecimiento piloto para un programa que busca proteger la tierra y los animales y su fin último es “hacer un mundo mejor entre todos”.

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Gabriela Bordabehere
Gabriela Bordabehere, la uruguaya que le vende lana a Gucci
Foto: Francisco Flores.

“No me interesa que mis nietos me recuerden como la mujer que vendió lana a Gucci, sino porque hice un aporte a mejorar este mundo”, dijo a El País Gabriela Bordabehere, ingeniera agrónoma al frente del establecimiento ganadero La soledad. Y no es la única con esa mirada. De hecho, junto a 13 productores uruguayos integra el programa Nativa™ Regen, un sistema de triple impacto lanzado por Chargeurs Luxury Fibers –líder mundial en lana peinada de lujo– que busca proteger la tierra, garantizar la salud de los animales y apoyar a productores y comunidades para mejorar la calidad del agua y captar mayores niveles de dióxido de carbono.

“Somos muchos los productores que trabajamos de forma sostenible. Pero hay gente que no lo ve, que está enfocada en producir, producir y producir, y se olvida de que hay algo mucho más grande, mucho más importante”, expresó Bordabehere. Y aclaró que, si bien uno siempre trabaja buscando que a su empresa le vaya bien, “el fin último no es ese, sino la oportunidad de hacer un mundo mejor entre todos”.

El campo uruguayo en la mira de las grandes ligas

Desde 2022, Lanas Trinidad –principal empresa productora y exportadora de lana del Uruguay– ha vendido 100 toneladas de lana peinada a la marca de lujo Gucci. Parte de esa lana sale del establecimiento La Soledad. “Estamos hablando de una mega empresa de la moda que puso su mirada acá”, resaltó Bordabehere. Y sí, no es un dato menor, sobre todo teniendo en cuenta el fuerte compromiso que tiene Gucci con la sostenibilidad.

El programa de producción regenerativa Nativa™ Regen llegó a Uruguay de la mano de Lanas Trinidad, Chargeurs y el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA). A su vez, Chargeurs firmó un acuerdo con Gucci para proveerle lana certificada, y la marca de lujo se comprometió a invertir en Nativa™ Regen. Fue gracias a ese círculo virtuoso que Gucci puso su mirada en Uruguay y decidió comprar lana a este grupo de productores uruguayos para confeccionar algunas de sus prendas.

La estancia La Soledad está ubicada en Tacuarembó, cerca de la ciudad de San Gregorio de Polanco, y fue el establecimiento piloto para el programa Nativa™ Regen, en 2022. Ese mismo año, Bordabehere recibió el premio Acción Climática de la Cámara Nacional de la Moda Italiana. La ingeniera conversó con El País sobre todo este camino.

— ¿Qué rol ocupa la sostenibilidad en su día a día?
— El término sostenibilidad llegó hace poco tiempo a mi vida, pero siempre trabajé de forma sostenible, incluso cuando no conocía el concepto. En la estancia ponemos el foco en el cuidado de la tierra y la biodiversidad, en la gente que trabaja con nosotros y la comunidad local, y en el bienestar animal. Y no estamos solos. Somos muchos los productores en Uruguay que trabajamos de esta manera.

— ¿Qué significa, en concreto, “trabajar de esta manera”?
— Por ejemplo, en cuanto al cuidado de la tierra, hay muchos tipos de campo en Uruguay y cada uno es adecuado para determinado tipo de producción. Cuando me invitaron a integrar la administración de esta empresa, me ofrecieron ampliar la producción a áreas que rentablemente eran mejores que la ganadería extensiva, como la producción de soja o de papa, pero no quise hacerlo porque no era lo adecuado para trabajar en este tipo de campo. Ser sostenible implica cuidar la tierra que recibí y, dentro de lo posible, dejarla en las mismas condiciones para las generaciones futuras. También implica, por ejemplo, si tengo que hacer una pradera, hacerla con las medidas correctas y que la tierra no se degrade. Otro tema importante son los residuos: que no haya plásticos, que los desechos sean volcados fuera del establecimiento en los lugares adecuados.

Con respecto al cuidado de la gente, el foco está en formar equipos de trabajo donde nos respetemos y nos ayudemos a crecer mutuamente. Que las personas tengan viviendas dignas y que esté cubierta la parte de salud y de alimentación.

Y el bienestar animal es un camino que transitamos escuchando a los técnicos especialistas en este tema, por ejemplo, en cuanto a castrar a los animales de cierta manera y en determinado tiempo. Se trata de aplicar normas para el menor sufrimiento de los animales. Estamos 100% convencidos de que esa es la manera de hacer las cosas.

— ¿Cómo llegó La Soledad a formar parte del programa de producción regenerativa Nativa™ Regen?
— En 2017 obtuvimos el Responsible Wool Standard (RWS), un estándar global que certifica el bienestar de las ovejas y de la tierra en la que pastan. Al año siguiente, Nativa, que también es una certificadora, nos propuso integrar su propuesta, así que recibimos su visita y generamos un vínculo personal. Conocí Nativa™ Regen y me pareció que estaba muy alineado con lo que pienso: cuidar la tierra, los animales, la gente y la comunidad. Los técnicos del INIA, que trabajan en temas de agricultura regenerativa y sostenibilidad, hicieron un primer relevamiento y sugirieron a cada productor medidas a tomar para mejorar los indicadores de sostenibilidad.

— En su caso, ¿cuáles fueron esas sugerencias?
— Primero, plantar al menos diez hectáreas de árboles nativos para aumentar la biodiversidad. Segundo, proteger las áreas riparias –franjas de vegetación ubicadas a lo largo de cuerpos de agua– con alambre para que no se degraden más. Tercero, cambiar el pastoreo, que no sea tan intensivo como el que tengo hoy, para dejar mayor descanso en los potreros. Por último, en cuanto a las especies, en lugar de hacer hincapié en los verdeos permanentes, generar algún tipo de pradera con mayor durabilidad en el tiempo. Tenemos un plazo de cinco años, que es lo que durará el proyecto, pero nada de esto es una obligación. Es un intercambio y cada productor puede estar afín o no.

SUPERARSE

"Ser fuerte era la única opción que tenía"

Gucci conoció a la productora uruguaya y se interesó mucho por su historia de vida; una historia –dijo ella– “de resiliencia y mucho esfuerzo”. “Yo no estaba al frente de la empresa, pero mi esposo falleció, con nuestros hijos muy chicos, y acepté hacerme cargo del negocio”, contó. Eso fue en el año 2003. Al año siguiente llevó a sus hijos a Montevideo para que estudiaran allí, así que ella trabajaba de lunes a viernes a 400 kilómetros de distancia de su familia. “No fue una etapa fácil. Ser fuerte era la única opción que tenía”, remarcó.

A Gucci le llamó la atención cómo logró salir adelante “en un medio tan masculino” y “poniendo foco en valores como el cuidado de la tierra y las personas”. “Yo les dije que es un ambiente laboral como cualquier otro; depende de uno hacerse respetar, ayudar a los otros a crecer y trabajar con alegría”, recordó. Hoy, su hija Florencia es ingeniera agrónoma y su hijo Santiago es veterinario.

— ¿Cómo llegó al premio Acción Climática de la Cámara Italiana de la Moda y qué significó ese reconocimiento para usted?
— Gucci presentó el programa de producción regenerativa junto con mi historia de vida a la Cámara y meses después me llamaron para decirme que habíamos ganado. Fue mágico; por todo lo que implicó ir a Milán, entrevistarme con la presidenta de Gucci, ser vestida por la marca, dar un discurso en inglés frente a 3.000 personas… Pero más allá de la gratificación personal, lo más importante es que una empresa tan grande como Gucci haya puesto su mirada en una historia uruguaya. Si ellos ponen la mirada en esto, si quieren que sus prendas cuenten una historia de cuidado de la tierra y los animales, entonces hay una tendencia a cambiar al mundo. Trabajemos bien, con responsabilidad y cuidado, porque es lo que se viene: no se trata solamente de la experiencia que viví, sino de la oportunidad que esto representa para el rubro lanar y para todo Uruguay.

Nosotros producimos, somos el origen, y hay varios escalones hasta llegar a Gucci, pero sé que han hecho pruebas en bufandas y otros accesorios, y su idea es seguir comprando lana acá en Uruguay. En principio somos 13 los productores que formamos parte del programa, pero queremos que esto se amplíe e incluso llegar a otras marcas y mercados. Es una oportunidad para todo el Uruguay. No son cosas tan complicadas, no son cambios tan grandes, y cada vez más empresas ponen la mirada en la sostenibilidad.

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