Redacción El País
En el mundo de los electrodomésticos, es común encontrar una gran cantidad de mitos y creencias populares que circulan entre los usuarios. Uno de estos es la idea de que poner imanes en la puerta de la heladera puede aumentar el consumo energético del aparato. ¿Es cierto? Vamos a desentrañar los hechos y la ciencia detrás de esta creencia.
Cómo funciona una heladera
Para entender si los imanes afectan el consumo energético de una heladera, es fundamental considerar cómo funciona. Las heladeras están diseñadas para mantener una temperatura constante en su interior mediante un sistema de refrigeración que regula el flujo de aire frío y el calor. Esta tarea es gestionada por un termostato que controla el funcionamiento del compresor, el componente principal en la refrigeración.
Los imanes, por sí mismos, no tienen un impacto directo en este proceso. La idea de que pueden influir en el consumo energético se basa en una comprensión errónea de cómo funciona la tecnología de refrigeración. Los imanes que se colocan en la puerta de la heladera, como los souvenirs turísticos o decorativos, no interactúan con los mecanismos internos del aparato.
Algo que sí puede afectar el consumo energético
El verdadero factor que puede afectar el consumo energético de una heladera es el estado del sello de la puerta. Un sello defectuoso o dañado puede permitir la entrada de aire cálido y la salida de aire frío, lo que obliga al compresor a trabajar más para mantener la temperatura interna. En este caso, la heladera consumirá más energía, pero no tiene nada que ver con los imanes en la puerta.
Mantener una heladera en buen estado y asegurarse de que el sello de la puerta esté en óptimas condiciones es mucho más relevante para el consumo energético que cualquier decorativo magnético.