Pasear los domingos al atardecer en la rambla es casi un encuentro asegurado con él, y probablemente más de un lector también ya lo haya visto pasar por 18 de Julio, seguido por la comunidad que lo acompaña. Un día llegaron a ser 400 personas rodando en bicicletas, patines y skate, juntas, por Montevideo. Y encabezando el paseo estaba él, que jamás pasa desapercibido. Se trata del Musimovil, un triciclo poco convencional, con hélices luminosas y parlantes, adaptado para llevar además de su conductor, un DJ o selector musical. A través de la música va inyectando energía en los concurrentes y a los que se cruzan por el camino.

La movida, que a primera vista parecería ser una fiesta sobre ruedas, tiene propuestas que van más allá de la recreación y se sostienen en base a tres valores fundamentales para su comunidad: promover la movilidad activa para ser ambientalmente sostenibles; fomentar la actividad física con vistas a la promoción de la salud y el bienestar; y generar nuevas formas de disfrutar el espacio público, haciendo de Montevideo una ciudad más inclusiva.

Foto: cortesía Pedro Brito del Pino

Es por eso que ocupar las calles y plazas, cuidándolas, es otro elemento importante de las rodadas —como le dicen a las salidas en grupo—. “Somos conscientes de que la ciudad es de todos, entonces, de repente, en el camino hay que bajar la música en algunos puntos del trayecto, y lo hacemos. También fomentamos, por ejemplo, el no dejar rastros, porque lo que estamos promoviendo es la movilidad activa sostenible. Nos parece un tema no menor que debe ser especialmente tenido en cuenta por las autoridades, pero también por el ciudadano común, porque todos somos parte”, afirma a Domingo Pedro Brito del Pino (42 años), fundador y coordinador de la iniciativa.

Todo comenzó en febrero de 2021. La pandemia había aflojado, pero la imposibilidad de reunirse en grupos grandes aún frenaba algunas actividades. Salir a recorrer la ciudad sobre ruedas se había vuelto un recurso para disfrutar los espacios públicos y ejercitarse.

Fue con esa intención que un grupo de cinco amigos, que ya participaban del colectivo Masa Crítica —movimiento internacional que defiende la bicicleta como medio de transporte—, tomó la iniciativa de convocar salidas grupales, pero diferenciadas.

“La idea primordial fue colocar un parlante en un carrito y salir a rodar. Fue muy divertido, pero también muy básico. Se llamaba Carromato musical”, cuenta uno de los creadores. “Después de ahí empezó a crecer. A la gente le gustó la propuesta de llevar música a las rodadas que ya hacíamos y dijimos ‘es por acá’. Nos interesaba la idea de brindar esa posibilidad en una época en la que la cultura en general estaba muy bloqueada”, añade.

Sin embargo, en abril de aquel mismo año, durante una rodada por el Día Mundial de la Bicicleta, una serie de episodios desafortunados hizo que la iniciativa ganara aún más fuerza. “El primer triciclo que montamos se rompió, lo habíamos armado con mucho amor, pero sin mucho conocimiento, a ensayo y error. Lo llevamos a arreglar, pero en el camino nos robaron”, recuerda.

Lo que podría haber sido el fin de la propuesta, o una larga pausa, fue un empujón para seguir adelante. “El episodio generó conmoción y un torbellino de colaboración en la comunidad. Cada uno se propuso a aportar desde donde podía. Unos colaboraron con plata, otros ayudaron pintando o soldando y conseguimos un nuevo dispositivo”.

Así nació el triciclo que hoy lleva música por toda la ciudad y alrededor de él se fortaleció lo que definen como una “comunidad colaborativa de difusión cultural sobre ruedas”. Dos veces a la semana generan encuentros autoconvocados, itinerantes e inclusivos a todo lo que es movilidad activa, o sea, todo lo que es propulsado por el propio cuerpo.

Foto: cortesía Pedro Brito del Pino

Empiezan la semana con el ciclo Lunes Manía, que realiza un trayecto distinto cada vez, y los domingos hacen la Rodada Sunset, para acompañar la puesta del sol en la rambla. Además, eventualmente realizan las Musikids, actividades paras las infancias en algunas escuelas y también en la pista de patinaje de Punta Carretas.

“De repente estás esperando el ómnibus y pasamos nosotros con música, gente bailando y alegría. Mínimo una sonrisa te provoca. Hay gente que baila, sale al balcón o a la ventana a aplaudir. Paramos en plazas y la gente se acerca a ver qué pasa”, cuenta Pedro.

En verano, los grupos naturalmente se agrandan y realizan además la Rodada Costera, que sale de Ciudad Vieja y va hasta Ciudad de la Costa. “Estos son recorridos más exigentes. Lo interesante es que, al ser itinerante, uno se puede subir o bajar en el punto que quiera. Hay gente que se sube en Pocitos y se va hasta el Pinar y vuelve, o se suma por Solymar y da una vuelta ahí por Ciudad de Costa”, detalla.

Desde que empezaron, hace tres años, han pasado por el Musimovil más de 80 DJs y selectores musicales de distintos estilos y hoy su contador de kilómetros ya superó los 10.000. Cuentan con 10 colaboradores directos y más de 40 personas que trabajan puntualmente en distintas áreas. También tienen un sitio web donde se puede conocer más del proyecto.

“Uno termina conociendo barrios, plazas y lugares que no conocía ¡y haciendo ejercicio! Creamos lazos sociales, aprendemos sobre vialidad, tránsito, sostenibilidad y hacemos amigos”, dice Federico García (47 años), quien frecuenta las rodadas hace dos años y ya fue uno de los DJs varias veces.

Foto: cortesía Pedro Brito del Pino

“Proponemos que exista una economía del regalo, porque todo eso lo estamos compartiendo sin esperar nada a cambio. La intención es regalar a la comunidad una propuesta cultural diferente para que todo suceda más allá de una recompensa”, afirma el fundador y coordinador de la iniciativa.

En estos años recorrieron varios barrios y han visto como desde el Cerro hasta Carrasco, la gente se sorprende y se activa con la propuesta. “Una de las cosas que notamos es que la gente está cada vez más encerrada en sus casas, pero también con mas miedo a salir, como resquicio de la pandemia. Nuestra propuesta es justamente una actividad para volver a conectar con los espacios públicos, con lugares que nunca fuiste en la ciudad y que quizás estaban a 10 minutos en bici de tu casa”, añade.

Claudio Ortiz (67 años) es de Capurro y se unió a las rodadas en setiembre de 2022. Desde entonces no ha faltado a los encuentros y ha notado como la actividad impactó en distintos aspectos de su vida. "Tengo un trabajo muy sedentario, con estrés además, y unirme a las salidas cambió mi forma de vivir. Empecé a descansar mejor, a tener mejor humor, mejor estado de ánimo, comer mejor y por supuesto hacer amistades y mucho ejercicio", relata.

En varios países existe un trabajo de concientización sobre el papel clave de la bicicleta en la reducción de las emisiones de carbono y como elemento esencial de la lucha contra el cambio climático. En ese contexto, Uruguay no es una excepción. Un informe de la Intendencia de Montevideo, de abril de 2024, indicó que el volumen de circulación de bicicletas va en ascenso: en diciembre de 2023 fue 46% mayor que en diciembre de 2022. Ya en enero de 2024 fue 96% mayor que en enero 2023. Febrero de 2024 fue 52% mayor, comparado al mismo mes de 2023 y para marzo de 2024 el aumento fue de 68% respecto a marzo del año anterior.

Como resultado del avance de esta pauta a nivel nacional, la comunidad Musimovil ya ha sido invitada a actividades de sensibilización propuestas por la ONU, por la IMM y por el Ministerio de Medio Ambiente.

“Si está alineado con nuestros principios lo hacemos”, dice Pedro del Pino. “Nos han contactado de empresas, y para algunas amablemente hemos dicho que no, porque si no están de acuerdo con el espíritu que proponemos, que es la sostenibilidad, no tiene sentido. Pero para todo lo que promueva el deporte y la movilidad activa, cuenten con nosotros, estamos para sumar”, subraya el coordinador de la iniciativa que es gratuita y tiene una campaña de financiación colectiva en colectate.com.uy.

Foto: cortesía Pedro Brito del Pino

Mientras se escriben estas líneas, transcurre uno de los días más fríos del año, pero ni siquiera el aire gélido los frena. En algunas horas saldrán a rodar por la ciudad. Algunos con el objetivo de ejercitarse, otros con las ganas de disfrutar de la música mientras recorren las calles en un ambiente seguro, y todos, a fin de cuentas, buscando fortalecer esta comunidad sobre ruedas que no para de crecer.