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¿Qué tan cerca está Uruguay de una cosmética sostenible? Un sector que se abre paso entre términos confusos

La falta de regulación y acceso a materias primas certificadas son algunos de los desafíos que atraviesan los emprendimientos uruguayos, pero mantienen su propósito.

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Rubor de remolacha, uno de los productos de la cosmética sostenible uruguaya
Rubor de remolacha, uno de los productos de la cosmética sostenible uruguaya

En el camino hacia lo sostenible, hay conceptos que parecen sinónimos, aunque no lo son. Se habla de cosmética natural, orgánica, ecológica, limpia, zero waste (cero desperdicio)… Y el gran problema es que “no hay una regulación en Uruguay ni en el mundo que determine cuándo es una cosa o la otra”, afirmó la cosmetóloga médica Tania Castro, uruguaya y cofundadora de Poha Biocosméticos.

“A veces se ve en la etiqueta ‘cosmética limpia’, pero es un término bastante confuso por la falta de regulación, y es difícil que el usuario tome una elección consciente”, agregó.

En la misma línea, al otro lado del Atlántico, María Martínez de la Torre, licenciada en Negocios y Derecho por la Universidad Pontificia Comillas de España, resaltó que esto “ha provocado que los fabricantes de cosméticos acudan a empresas privadas para certificar sus productos como ecológicos o naturales, estableciendo cada uno de ellos unos criterios propios”. Este apunte forma parte de su trabajo de grado Sostenibilidad en la industria cosmética.

Incluso, la española señaló que las marcas pueden poner en el envase la imagen de algún ingrediente natural que contenga su producto, cuando, en realidad, en su fórmula también contienen parabenos y/o siliconas.

Maquillaje, cosmética
Productos de cosmética.
Foto: Freepik.

Para evitar caer en el uso de un cosmético que no sea lo que parece, Castro subrayó la importancia de informarse y acercarse a los productores, “algo muy posible sobre todo en Uruguay, que hay tanta cercanía”.

“Como no hay regulación, está bueno que las personas exijan que la información de los ingredientes y los procesos sea más transparente”, aseguró. Y añadió: “Hay emulsionantes naturales de origen vegetal, como el quillay o el aceite de palma, que pueden ser orgánicos y todo lo que quieras, pero se consiguen a través de prácticas que causan desertificación”.

Ecológica y natural no es lo mismo

En el mar de conceptos que abarca la cosmética sostenible, es posible unificar ‘cosmética ecológica’ y ‘biocosmética’. Ambos son “más exigentes” que ‘cosmética natural’.

Castro lo explicó así: “Se llama cosmética natural cuando contiene un porcentaje de ingredientes de origen natural, pero ecológica o biocosmética requiere también que sean orgánicos, sin desperdicios –por ejemplo, con envases de vidrio retornables– y con productores de cercanía para disminuir la huella de carbono, entre otros aspectos”.

Al respecto, la química farmacéutica Edelma Ríos señaló que para ser consideradas como tales, ni la cosmética natural ni la ecológica pueden tener elementos como colorantes o fragancias sintéticas, siliconas, aceites minerales –derivados del petróleo–, organismos genéticamente modificados, materias primas que involucren el sufrimiento animal durante su extracción y nanomateriales.

Y sumó una nueva categoría: la ‘cosmética vegana’, que no puede contener ingredientes de origen animal ni que hayan sido probados en animales.

Experiencias de cosmética sostenible en Uruguay

Su hija quería maquillarse y ella creó los cosméticos

La hija de Amelia Durante tenía seis años cuando dijo que quería empezar a maquillarse. Al principio, la mujer se resistió: “Sé todas las cosas que le ponen al maquillaje para ayudar a que se fije y alargar el vencimiento, y busqué a ver si había algo más natural, pero en ese momento no encontré nada”.

Rubor de remolacha
Rubor de remolacha de Brotta.
Foto: Cortesía Brotta.

En general, la cosmética convencional recurre a ingredientes que no se biodegradan con facilidad –como derivados del petróleo–, utiliza envases plásticos de un solo uso, y puede incluir ingredientes que son “potencialmente tóxicos para la salud”, como los parabenos, explicó la cosmetóloga médica Castro.

Todo eso es lo que Durante quería evitar en la piel de su hija. Entonces, se puso manos a la obra y estudió durante más de un año para crear su propia marca de cosmética natural. Así nació Brotta, que utiliza ingredientes como aceite de coco orgánico, manteca de karité, manteca de cacao, aceite de jojoba, aceite de ricino, cacao en polvo, remolacha –su producto estrella es el rubor de remolacha, que se hace con jugo del vegetal y almidón de maíz– y tomate orgánico.

“Al ser productos de tipo oleoso, no se usa agua, lo que es importante para cuidar este recurso”, explicó Durante y agregó que mayormente utiliza envasado retornable o compostable.

En cuanto a la duración, reconoció que quizá estos productos no tengan un efecto de 24 horas, como los industrializados, “pero sí pueden permanecer unas cuantas horas”. Y agregó: “Es un cambio cultural, y justamente la gente que busca este tipo de maquillaje prioriza otras cosas”.

"No te preocupes mamá, es natural"

Hoy, la hija de Amelia Durante tiene 10 años. “Tengo que pedirle que no se maquille tanto y me dice ‘no te preocupes mamá, es natural’”, contó la mujer y, si bien es cierto que, como explicó Castro, “la cosmética con gran porcentaje de ingredientes naturales alimenta la piel con los principios activos de las plantas”, hay personas que pueden sufrir reacciones adversas.

Es importante consultar con un profesional de la salud antes de incorporar estos productos, remarcó la especialista. “Hay personas que, por ejemplo, son alérgicas a ciertas plantas, entonces como cosmetóloga médica siempre busco conocer las fórmulas y saber quiénes están detrás de las marcas”, aseguró.

Cosmética con yerba, uvas y algas

Bárbara Gimpel y Paola Ferrari saben que el mundo va hacia la valorización de lo natural y lo sostenible. Por eso, crearon Autóctona, una empresa de cosmética capilar y corporal natural inspirada en lo local. En sus productos utilizan borra de uva tannat –un desecho de la industria del vino–, yerba mate y alga ulva lactuca.

Autóctona
Productos cosméticos de Autóctona.
Foto: Cortesía Autóctona.

“Tratamos de que estuviera representada tanto la sofisticación de la ciudad con su vino, el campo con la yerba mate y la costa oceánica con las algas marinas”, contó Gimpel.

Trabajan principalmente con hoteles y ofrecen un sistema refill, lo que reduce el desperdicio de plásticos de un solo uso. En su página web indican que un dispensador de medio litro evita 255 envases de plástico por año; por lo tanto, un hotel de 50 habitaciones, que utiliza 100 dispensadores, evita 25.500 envases, que equivale a tres toneladas de residuos plásticos.

Gimpel sostuvo: “Es un cambio de modelo, pero sobre todo un cambio de cabeza” y reconoció que lleva tiempo. “Los alojamientos perdían producto, impactaban en el ambiente y gastaban más en cada usuario. Todo era pérdida y aun así era difícil que cortaran su cadena de suministro. Lo que más aceleró ese cambio fue la pandemia, porque ahí tuvieron que cortar sí o sí”, recordó.

Presente y futuro de la cosmética sostenible en Uruguay

Para los emprendedores, crecer es desafiante. Según la química farmacéutica Edelma Ríos, en Uruguay lo más difícil es “conseguir materias primas certificadas”. Castro estuvo de acuerdo con eso y remarcó: “Los emprendimientos de cosmética consciente en el país están trabajando en generar productos naturales y orgánicos, pero es un desafío, principalmente por la falta de insumos de confianza”.

Desde su experiencia, Durante agregó que “ahora llegan materias primas que antes no llegaban, como la cera de carnauba y la de candelilla que se utilizan para endurecer fórmulas de maquillaje sólido”. “Pero las opciones para conseguir todo orgánico siguen siendo acotadas”, apuntó.

A su vez, la fundadora de Brotta señaló que “no hay abundancia de packaging sostenible, entonces hay que salir a conseguirlo”. Con el tiempo –y en alianza con otras emprendedoras– logró que ciertos proveedores trajeran el tipo de envasado que requería, pero “todo tiene su costo”, expresó.

Otro problema son los costos de habilitación, dijo Castro, que “son grandes para una pequeña producción”. “Es necesario que las autoridades comiencen a poner foco en mejorar y facilitar el proceso de habilitación de pequeños laboratorios nacionales que además fomentan el trabajo para las mujeres y el cuidado del medioambiente”, señaló.

No obstante, las protagonistas del sector creen que hay razones para confiar en el futuro. La química farmacéutica expuso: “Uruguay tiene excelentes laboratorios en los que pueden producirse cosméticos naturales, orgánicos y veganos de calidad, y cuenta con recursos humanos capacitados y especializados en desarrollo cosmético, proporcionando una base sólida para el avance y la innovación en el sector”.

En efecto, tanto Durante como Gimpel confían en lo que vendrá, y ambas mencionaron proyectos que tienen en mente. En el caso de Brotta, cuentan con sombras sólidas hechas a partir de jojoba y karité, pero el público está acostumbrado a la sombra en polvo –explicó su fundadora–, así que seguirán por ese camino. “La idea es sacar una línea de sombras en polvo y ahí utilizar otros vegetales, frutas y raíces”, dijo.

Por su parte, Gimpel comentó que quieren fortalecer su línea de cosméticos para peluquerías orgánicas y sostenibles: “Ya trabajamos con algunas y creemos que podemos darle un empuje grande a eso”.

SALUD

¿Por qué los parabenos son potencialmente tóxicos para la salud?

Según la cosmetóloga médica Tania Castro, estas sustancias –utilizadas como conservantes en productos cosméticos, pero también en fármacos y comestibles– pueden ser perjudiciales para la salud debido a su actividad estrogénica. Esto significa que son disruptores endocrinos, es decir, alteran el funcionamiento de las hormonas.

“Se ha estudiado que pueden suplantar la acción de las hormonas, bloquear su acción o aumentar o disminuir los niveles de estas o de sus receptores, lo que se traduce en efectos negativos sobre la salud”, explicó la experta, y puso como ejemplos “alteraciones del sistema reproductor, de la fertilidad, aumento de la incidencia de ciertos tumores y afectación de la glándula tiroides, entre otros”.

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