Uruguay tendrá el primer circuito de bicicletas a hidrógeno verde de la región: cómo funciona esta tecnología

Esta innovación estará disponible para todo público en febrero de 2025 dentro del Parque de Innovación del LATU; tiene mayor autonomía que la bicicleta eléctrica convencional.

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Bicicleta a hidrógeno
Bicicleta de Vivestar que funciona con hidrógeno.
Foto: Leonardo Mainé.

El alemán Karl Drais posiblemente nunca imaginó que su invento —el primer vehículo de dos ruedas— daría lugar a la bicicleta, luego a la bicicleta eléctrica y hoy, 200 años después, a una que funciona en base a hidrógeno. Esta innovación llegó a Uruguay y en febrero de 2025 se inaugurará el primer circuito de bicicletas a hidrógeno verde de la región en el Parque de Innovación del Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU). Será abierto a todo público.

“A veces se cree que el uso del hidrógeno es algo lejano, a gran escala, pero en realidad tiene aplicaciones muy cercanas a nosotros”, dijo a El País el experto en hidrógeno verde, descarbonización y eficiencia energética Pablo Díaz, socio-director de la empresa que está detrás del circuito de bicicletas, Vivestar. La idea —contó— es que la comunidad interactúe con esta tecnología y la integre en su vida cotidiana.

“En general, el tema del hidrógeno se ha orientado a la exportación. Eso está muy bien y es una nueva fuente de ingresos para los países, pero estamos convencidos de que también puede transformar la economía a una escala más cercana”, expresó Díaz y agregó que “una economía basada en el hidrógeno es mucho más circular, mucho más amigable con el ambiente”.

Electrolizador
Electrolizador donde se carga el hidrógeno para la bicicleta.
Foto: Leonardo Mainé.

Sistema circular e hidrógeno verde

En agosto importaron los primeros modelos de bicicletas para uso interno y ahora están montando un taller donde las personas podrán cargar el hidrógeno una vez que esté funcionando el circuito. Habrá alrededor de 15 bicicletas disponibles y no tendrá costo para el usuario; al menos, durante el primer año, indicó Díaz. Tampoco descarta que luego siga siendo gratuito y lo financien con publicidad.

El sistema es “totalmente circular”. El hidrógeno se produce a partir de energía eléctrica y agua desionizada en un proceso llamado ‘hidrólisis’, que separa la molécula de agua (H2O) y da como resultado hidrógeno y oxígeno. El primero se almacena y el segundo se libera en la atmósfera. Luego, la celda de combustible o fuel cell de la bicicleta hace el proceso inverso: toma oxígeno del aire, lo hace reaccionar con el hidrógeno y produce electricidad y agua, que libera en forma de vapor. “Por eso es circular: le devuelve el agua al ambiente”, explicó Díaz.

Además, “si la composición de la energía eléctrica en Uruguay sigue siendo la misma, es decir, de más de un 90% de energía renovable, podemos decir que estas bicicletas funcionarán con hidrógeno verde”. Según cifras de UTE, el 98% de la matriz de generación eléctrica en el país es renovable, en promedio.

El objetivo del circuito de bicicletas es acercar la tecnología a las personas para luego poder hacer proyectos más grandes, a escala industrial. En este sentido, el taller no solo servirá para cargar las bicicletas; además, funcionará como un centro integral para el desarrollo de tecnologías de hidrógeno —explicó Díaz— y contará con espacios para montaje de equipos y componentes, investigación y capacitación.

Bicicletas a hidrógeno
Bicicletas de Vivestar que funcionan con hidrógeno.
Foto: Leonardo Mainé.

La tecnología detrás de una bicicleta a hidrógeno

Las bicicletas eléctricas convencionales también son sostenibles —sobre todo en Uruguay por la matriz renovable—, pero las que son a hidrógeno tienen mayor autonomía —de 50 kilómetros aproximadamente— y al mismo tiempo una batería más chica; por lo tanto, “los elementos críticos que hacen a la batería se reducen en cantidad”, señaló Díaz.

Ahora bien, otro tema es la rentabilidad. “Si un particular quiere tenerla, puede, pero le costará más caro que una bicicleta eléctrica común y corriente”, comentó el experto y dijo que el vehículo en sí mismo cuesta lo mismo, pero hay que sumarle el costo del electrolizador que produce el hidrógeno. En total, la inversión estaría entre los U$S 2.500 y U$S 3.000. La vida útil estimada es de 10 años.

El electrolizador doméstico se conecta a la corriente como si fuese una torre de computadora, indicó Díaz y explicó cómo se usa: “Se enchufa, se le pone agua desionizada —que se compra en cualquier estación de servicio— y se coloca una botella donde se almacena el hidrógeno. Luego, se retira esa botella y se inserta en la bicicleta”.

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