LONDRES | Dos autorretratos de un joven Leonardo da Vinci se ocultan en La última cena, una de sus pinturas más célebres, según un experto británico en arte para quien el artista se inmortalizó en dos apóstoles de la escena. De las vicisitudes del joven Leonardo se sabe poco, excepto que según el biógrafo de artistas, Giorgio Vasari, el versátil genio del Renacimiento era un hombre de rara belleza.
Aunque desde hace tiempo los estudiosos sospechaban que el pintor se retrató en uno de sus cuadros, como hicieron antes de él Andrea Mantegna y Benozzo Gozzoli, hasta ahora nadie había identificado el cuadro o fresco en el caso leonardiano. Ahora en cambio Ross King, autor del best-seller internacional Brunelleschi`s Dome, sugirió que el pintor de la Gioconda le dio sus rasgos a los apóstoles Tomás y Santiago el joven en el Cenáculo de Milán. "La última cena es la única obra de Leonardo en la cual nadie, ni académico ni aficionado, se aventuró a buscar un retrato de Leonardo", dijo King al Independent.
La prueba de su tesis estaría en una poesía poco conocida escrita en torno a 1490, por Gasparo Visconti, amigo del artista y, como él, empleado en la corte de los Sforza.