RECORRIDA

Una fila de afiches de Casa de Balneario que más de un espectador reconocerá de alguna esquina de la ciudad, con crítica mordaz a la vida moderna. Una instalación fotográfica de Elián Stolarsky que rescata la belleza de las necrópolis. El esqueleto de unas pirámides que luego serán doradas. "Principios de continuidad" de Pedro Livni. Un collage de Andrea Arobba sobre los contenedores de basura de la esquina de Andes y Maldonado que es una cachetada de realidad. Las fotografías de barrio que ofrece Tali Kimelman. Una cercha de típicas bóvedas de Eladio Dieste en una instalación del arquitecto Carlos Pascual que la deja suspendida en el aire.

Alfredo Ghierra recorre cada rincón del Espacio de Arte Contemporáneo y, uno a uno, describe los proyectos que conforman la edición 2020 de Ghierra Intendente. La nueva exposición de este proyecto artístico, surgido en 2010 y que vuelve a copar la ciudad en cada año de elecciones municipales, quedará abierta al público a partir de mañana sábado y luego se podrá visitar de martes a sábados de 13.00 a 19.00.

Podría ser el mejor alumno de la clase, tener memorizada cada parte del recorrido que le ofrece a El País, pero no. Ghierra, artista, es la cabeza o la columna vertebral o el motor de toda esta experiencia, aunque él dirá que esta es “una exposición basada en los afectos. A esta altura te diría que funciona a puro afecto”.

Ghierra es “el intendente”, se lo dicen todos los artistas con los que nos topamos en este recorrido. Y como tal, conoce a todos los que están allí con los ultimos detalles de sus montajes, trata con la misma familiaridad a la actual directora del EAC, Maru Vidal, y al que controla la fiebre a la entrada de Sala Miguelete, y sabe muy bien de qué va cada instalación o cada proyecto. En total, la muestra tiene más de 50 propuestas planteadas sobre tres ejes centrales: patrimonio, periferia y eco-ciudad.

“Muchas veces nos preguntan qué cosas vamos a cambiar de la ciudad. No hay que olvidarse que esta es una exposición de arte y que el centro también es mirar la ciudad, preguntar la ciudad, averiguar sobre la ciudad y soñar la ciudad. Hay mucho de la metáfora y la poesía”, explica Ghierra.

—Hay personas que se siguen planteando si Ghierra Intendente es en serio o en chiste.

Alfredo Ghierra:

Es en serio, es muy en serio. Lo que pasa es que quieren saber si me voy a presentar a la realpolitik, y la verdad que no. Claro que es muy en serio porque acá hay mucho talento, no es solo soñar “seamos artistas”.

Maru Vidal: Es lo interesante de que esté acá (en el EAC). Porque hoy los museos en el mundo son espacios expositivos que se expanden; son cajas de resonancia de la realidad, entonces tienen que conectar no solo con la ciudad sino también con todos los campos que trabaja el arte contemporáneo. En eso Ghierra Intendente cruza la arquitectura, el diseño, el cine, lo industrial, y es una forma de expandir los conocimientos y transferirlos: cuando hay varios lenguajes que se entrecruzan, hay una riqueza importante.

Un proyecto para recuperar las garitas policiales desperdigadas en la ciudad y “reconvertir lo que hoy es un residuo urbano con sentimiento de abandono”, dice el arquitecto Gabriel Terrasa, que además mostrará en Ghierra Intendente una propuesta de un tranvía eléctrico para el centro de Montevideo. La revalorización poética de las terrazas a cargo de Federico Arnaud. Una mesa para que se sienten a intercambiar las señoras del Garden y los referentes de los clubes de fútbol. La recreación brillante y en 3D que Fernando Foglino hizo del carcaj y la maza del monumento al Cacique Abayubá y “Evidencia”, un video de corte político como denuncia.

Las fachadas de edificios que hoy son cadáver y los huesos, los restos que quedaron, en una obra de Eric Shaffner. Una columna hecha de alambres de cartelería política. Casa Spinoza, un “ambiente” para pensar, un espacio para poner en juego lo colectivo.

Esta edición de Ghierra Intendente iba a inaugurarse en abril en el Centro Cultural de España, donde se realizó la exposición anterior (2015), pero la pandemia la terminó por reubicar en el EAC. Este multiespacio obligó a que todo el equipo rediseñara una exposición que ganó con el cambio. Su dimensión y porte es otro, se aprovechan a pleno los espacios abiertos y siguen en juego la metáfora y lo político. El EAC, opina Ghierra, tiene una disposición de microciudad ideal para disponer allí de una muestra sobre la capital uruguaya.

Además representa patrimonio, memoria y recuperación.

Allí estarán ahora todos estos proyectos que se inspiran en Montevideo y apelan a la imaginación y a la interpelación. Y que buscan, sobre todo, despertar en el espectador y entre las autoridades esa necesidad de tomar partido por el espacio. De ahí que el slogan de campaña sea, justamente, “Somos la ciudad”.

—¿Aquí hay un límite para que lo político no le gane a lo artístico?

A. G.:

No es una lucha, no creo que haya que elegir. Capaz que todo el arte es político, no sabría cuantificarlo. Plantear una casa de reflexión política, por ejemplo, es muy político.

Magela Ferrero, curadora: Hay algo muy concreto, cercano y que puede ser político, y es que nosotros tratamos de que cada cosa que hacemos sea lo mejor que podemos hacer, y ponemos todo de nosotros: todo lo que sabemos de la vida, todo lo que aprendimos, lo ponemos cada vez que colocamos una pieza o abrimos un espacio. Y ese dar lo mejor de cada uno en cada momento es una actitud política, también: estamos entregando esto porque queremos que nuestra vida sea más bella y vivamos mejor entre nosotros, los ciudadanos.

A. G.: Hay una búsqueda de la belleza, no en el sentido fútil o superficial sino de la belleza como el sentido último, con la búsqueda que nos hace más humanos.