Redacción El País
Con más de 40 años de trayectoria, Diego Kröger es uno de los destacados artistas plásticos del Uruguay. Su historia está marcada por su formación autodidacta, su conexión especial con la naturaleza y una profunda búsqueda de libertad creativa. A lo largo de su carrera, ha logrado transformar su pasión por la pintura y la escultura en una forma única de expresión, y también en un camino de sanación y autodescubrimiento.
Su obra ha recorrido el mundo y ha sido distinguido por el Ayuntamiento de Madrid, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Museo Ralli de Punta del Este.
Kröger ha desarrollado un vínculo profundo con el paisaje uruguayo, especialmente con el entorno de Cabo Polonio, uno de sus lugares favoritos para encontrar inspiración. Por eso, hace 35 años eligió ese paraíso rochense para pasar todos los verano, y armó ahí su taller. Pero cuando el frío empieza a azotar, se refugia en su atelier en Montevideo.
Con una mirada siempre inquieta y curiosa, en diciembre abrió las puertas de Espacio Diego Kröger Manantiales, una cita obligada dentro de la ruta cultural de Maldonado, donde comparte su obra y sus diferentes técnicas. La naturaleza y el arte se fusionan en un ambiente rústico y acogedor para brindar a los visitantes una experiencia única, entre esculturas en bronce, mármol y granito, pinturas y óleos.
"No se ve desde la ruta ni desde las calles, hay que buscarlo. Es un lugar agradable para contemplar el arte en la costa y escuchar un poco de música", describe Diego Kröger a El País sobre este sitio escondido, ubicado en Los Guaviyú, 20002, en Manantiales.
Abre todos los días de 17.00 a 01.00, hasta marzo, aunque el horario preferido por los visitantes es al caer el sol, cuando la luz natural crea juegos de sombras únicos en el espacio.
El camino autodidacta de Diego Kröger

Desde temprana edad, Kröger demostró su interés por las artes. A los 17 años realizó su primera muestra, marcando el inicio de una carrera autodidacta. Trabajó de forma incansable en pintura y dibujo, buscando dominar la técnica y perfeccionar sus herramientas.
Su curiosidad insaciable lo llevó a explorar nuevas formas y materiales, y así incursionó en la escultura y otras técnicas como la fundición en bronce, la talla en mármol y granito y el trabajo con fibra de vidrio.
El enfoque autodidacta, asegura, le permitió desarrollar un arte sin restricciones ni influencias externas: "Te hace ser libre. No sigo ningún taller, me fui haciendo solo, equivocándome. Veo el error y busco cómo mejorar".
—Encontraste en el arte una forma de expresarte, de liberar dolor y conocerte mejor. ¿Te salvó el arte?
—Te salva de todo. No hay frustraciones, no hay dolor y es para todas las cosas de la vida. El arte es un refugio, que a la vez te da la posibilidad de poder decirle a la gente qué estás pensando, qué estás diciendo y buscando. Es fácil dar un mensaje a través del arte.
—¿Te interesa dar un mensaje?
—Soy curioso y busco siempre diferentes temas. He manejado, por ejemplo, el tema del Holocausto, con más de 30 obras. No soy judío, pero lo he sentido siempre con mucho dolor y quería verlo reflejado en mi arte para poder aceptarlo. Ponerlo en una escultura o sobre una tela es ver ese dolor en carne propia.
La naturaleza como inspiración
Uno de los elementos más distintivos de la obra de Kröger es su conexión con la naturaleza. En Cabo Polonio, rodeado de verde y mar, el artista encuentra inspiración para su obra. Y sale en la búsqueda de elementos naturales para incorporar en sus creaciones.
Su proceso creativo incluye largos paseos por la arena de Cabo Polonio, donde, en bicicleta o a pie, recolecta materiales como huesos, ramas o piedras, para transformarlos en piezas de arte con un mensaje ecológico.
"La naturaleza somos nosotros mismos. Salir a caminar descalzo y buscar con qué me puedo encontrar para transformarlo en un mensaje ecológico es una de las sensaciones más lindas", reflexiona.
—Te definís como un curioso nato y dijiste que tu trabajo cambia conforme vivís. Has hecho desde personajes históricos a paisajes y desnudos. ¿Qué te inspira hoy?
—La inspiración está adentro de uno. A medida que vas viviendo, te van pasando cosas (buenas, malas, más o menos) y te van apareciendo figuras o formas en la cabeza, cosas que querés hacer o decir, según como te estás sintiendo. La inspiración está siempre, pero tiene que encontrarte trabajando, como dijo Picasso. Y yo trabajo absolutamente todos los días en esto, lo necesito, y por eso me agarra siempre trabajando.
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