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GUILLERMO ZAPIOLA

La anterior transcurría en el Museo de Historia Natural de Nueva York. El escenario cambia en "Una noche en el museo 2", película protagonizada por Ben Stiller cuyo estreno mundial (Uruguay incluido) ocurrirá el próximo viernes.

Esta vez se trata del Instituto Smithsoniano de Washington D.C., literalmente el museo más grande del mundo, adonde llega Stiller como consecuencia de la fantástica aventura vivida en el film previo. Al comenzar esta secuela, Stiller ha logrado librarse de su poco grato empleo de guardián nocturno para convertirse en un exitoso empresario. Pero algo lo lleva (¿la nostalgia? ¿la necesidad de Hollywood de repetir fórmulas exitosas?) al Museo de Historia Natural donde pasó la noche más agitada de su vida. Busca a sus viejos amigos, las miniaturas de personajes célebres que cobran vida cuando los visitantes se han ido, y descubre algo desolador: varios de ellos han sido considerados obsoletos, se los ha retirado de la exhibición pública y se los va a enviar encajonados a los depósitos del Smithsoniano.

Pero eso es solamente el principio. Una noche, Stiller recibe un urgente pedido de socorro del vaquero en miniatura Jedediah (interpretado una vez más por su amigo en la vida real Owen Wilson), quien le advierte de una catástrofe que se está gestando en la sobrenatural noche museística. Otras cuatro miniaturas han cobrado vida: las del monarca egipcio Kah Mun Rah (Hank Azaria), el zar ruso Iván el Terrible (Christopher Guest), el emperador francés Napoleón (Alain Chabat) y el gángster Alphonse "Al" Capone (Jon Bernthal). Los personajes en cuestión están dispuestos a conquistar el control del museo y luego del mundo.

Hay que detenerlos, claro, y para ello Stiller requerirá la ayuda de sus viejos amigos miniaturizados, y algunos nuevos. La lista incluye a los ex presidentes Ulysses S. Grant y Theodore Roosevelt (Nick Dash, Robin Williams), el general George Armstrong Custer (Bill Hader), los pioneros de la aviación Orville y Wilbur Wright (los también libretistas Robert Ben Garant y Thomas Lennon), el científico Albert Einstein (Eugene Levy), la aviadora Amelia Earhart (Amy Ryan) y hasta Atila, el rey de los hunos (Patrick Gallagher), quien, con mayor respeto por la verdad histórica de la que suele dedicarle el cine, no es presentado como un bárbaro sanguinario. De todos modos va a haber algunos sobresaltos franceses al comprobar que Atila es uno de los buenos, y Napoleón conspira entre los malos. Incluso en su presentación, el film define divertidamente a Iván, Capone y Napoleón como "el trío de secuaces más atroces de la historia", lo cual es una injusticia (al menos con Capone).

Stiller ha dicho que filmar en el Smithsoniano fue "un sueño infantil hecho realidad". El actor afirma que siempre ha sido su museo favorito, y que aún recuerda su primera visita al lugar, siendo niño. Reconoce empero que lo que más le impresionó entonces fue una reproducción de la nave espacial U.S.S. Enterprise, de la serie Viaje a las estrellas.

Hoy el comediante es capaz de apreciar otras cosas del Smithsoniano, y también del libreto de Garant y Lennon. Uno de los aspectos que más le interesó fue el romance que el film le inventa con la desaparecida aviadora Earhart, a quien define como "una de las mujeres más fascinantes y misteriosas de la historia". Admite que le atraía menos reencontrarse con los monos capuchinos de la película anterior, a los que considera "unos latosos" y que según él pusieron en peligro la integridad de su nariz.

El actor sostiene que la pasó muy bien rodando la primera película, y que el placer se repitió mientras trabajó en esta secuela dirigida por Shawn Levy, un especialista en comedia (Más barato por docena, La pantera rosa) que también realizara el film anterior. Stiller declara estar convencido de que ahora había una nueva idea, y de que se podía hacer "un poco mejor y más divertido".

Un aspecto que a Stiller le resulta más llamativo es el hecho de que al parecer la primera película hizo que más gente fuera a los museos. El actor considera muy agradable que haya niños que se emocionen con los museos en una época en el que la competencia en el mundo de las "atracciones" es realmente feroz.

Pero mientras se estrena Una noche en el museo 2, Stiller sigue ocupado en muchas otras cosas. Tiene un film ya terminado (The Marc Pease experience), otro en postproducción (la animación Master Mind, donde solamente aporta la voz) y está rodando un tercero (Greenberg, dirigido por Noah Baumbach). Y tiene en carpeta otros tres proyectos, en uno de los cuales (Little Fockers) hará por tercera vez el personaje que inauguró en La familia de mi novia y repitió en su secuela.

Zoolander

2001

No fue la primera película dirigida por Ben Stiller (ya había hecho entre otras Generación X en 1994 y El insoportable en 1996), pero sí acaso la que mostró más claramente a un talento particular para la comedia con puntas ácidas. Un personaje muy peculiar, metido en medio de una conspiración verdaderamente disparatada y delirante.

Guerra de película

2008

Una comedia de acción que se ríe de casi todo, empezando por Hollywood. Hay mucha cinefilia (y bastante cine) en este film de Stiller, que se burla de casi todos los clisés imaginables y también de los productores, además de ofrecer a Robert Downey Jr. una real oportunidad de lucimiento, y un gracioso Tom Cruise.

Vuelve a aparecer en Una noche en el museo 2, en un pequeño papel de guardián diurno que ya interpretara en el film anterior, la leyenda del cine Mickey Rooney.

Debe ser la carrera actoral más larga de la historia. Rooney, que tiene 88 años, debutó en 1926 en el corto Not to be trusted, y la base de datos IMDB lo registra desde entonces en 325 trabajos para cine y televisión. Sólo en 2008 apareció en cuatro películas, y en 2009 en tres más. Tiene dos más en postproducción, está filmando otra y será productor ejecutivo de Holding God, anunciada para 2010.