Bombas musicales mexicanas

FABIAN MURO

Desde el vamos, Miki Huidobro, Paco Ayala, Tito Fuentes y Randy Ebright apuntaron al impacto y al "shock", de ahí el incendiario nombre de la banda: Molotov. El cuarteto de tirabombas musicales, oriundo de la capital mexicana, regresa a Montevideo para presentarse junto a los argentinos de Arbol y los uruguayos de Snake mañana en el Teatro de Verano.

Formada a mediados de los años noventa por músicos que provenían de otras agrupaciones, la banda debutó discográficamente en 1997 con ¿Dónde jugarán las niñas?. El álbum fue producido por el argentino Gustavo Santaolalla para el sello Surco y fue un rotundo éxito: vendió millones de copias en todo el continente latinoamericano y ubicó a Molotov como co-protagonistas de una revitalización del rock en español junto a otras bandas como Café Tacuba, Control Machete, Plastilina Mosh y Maldita Vecindad. El grupo también llegó a conquistar parte del mercado europeo a partir de ese álbum, con giras por España y Alemania.

ANTI-MANA. Parodiando el título de uno de los discos de Maná (¿Dónde jugarán los niños?), los Molotov se ubicaron en las antípodas del grupo de Guadalajara. Mientras que Maná defendía causas como la ecología y los derechos humanos, Molotov rapeaba furiosas rimas que no dejaban títeres con cabeza. Si Fher y Alex de Maná cantaban edulcoradas canciones de idealizado amor, el grupo con nombre de bomba casera explicitaba sus impulsos sexuales con un enfoque casi pornográfico, sobre una base musical que fusionaba el rock más duro con el hip-hop más juguetón. Los títulos de las canciones eran por demás ilustrativos, como Cerdo y Puto. Esta última canción les valió varias críticas y también comparaciones con Eminem, otro que despierta las iras de muchos grupos de activistas homosexuales.

Pero las letras del grupo no se agotan en las "malas" palabras. Con el humor como una de sus principales armas, los músicos también disparan contra políticos corruptos, los medios de comunicación y la hipocresía. Más allá de las letras provocativas, Molotov se distingue también por la música y su integración.

El grupo posee una instrumentación relativamente inusual dentro del rock, con guitarra, batería y dos bajos. A diferencia de la otra gran banda surgida en la misma época, Café Tacuba, Molotov no se presentó ante el mundo con un estilo que incluyera estilos musicales folclóricos mexicanos, algo que también se evidencia en la elección de un apellido ruso como nombre de la banda. Además, el baterista Ebright es "gringo", un hecho que repercute en el repertorio bilingüe de Molotov.

El disco posterior al debut, Apocalypshit, probablemente haya sido un paso en falso y Molotov perdió buena parte del impulso que los empujó hacia el privilegiado lugar dentro del rock latino a fines de la década pasada. Producido por el brasileño Mario Caldato Jr. (Beastie Boys, Plastilina Mosh), el álbum no contaba con las fuertes melodías del primer disco y sin ellas la fórmula rock duro más hip-hop no dio buenos resultados.

REVITALIZADOS. Luego de esa experiencia fallida, el grupo volvió a colaborar con Santaolalla para el nuevo disco que presentará mañana en vivo en el Teatro de Verano: Dance and dense denso. "El título habla de lo que es el slam dance" (o pogo), explica Huidobro en el sitio web oficial de Molotov, "una forma de desahogarse de la gente. Nosotros en este disco ponemos al mundo como un ‘mosh pit’ (zona en la que el público se agolpa contra el escenario), donde en una situación puedes llegar a pegarle a alguien, con buena onda o también con mala. Pero es parte de ese baile y no está mal visto. Como no está mal visto que Estados Unidos sea el policía mundial y lance bombas sobre los iraquíes. Por eso estamos tan jodidos".

El nuevo disco de Molotov tal vez sea el más explícitamente político del conjunto, al tiempo que la música es un poco más variada y menos estridente que en el pasado. En varias canciones hablan de la situación política y social de su país. El primer tema elegido para promocionar el álbum, Frijolero, retrata la tensa situación en la frontera entre México y Estados Unidos. Nostradamus mucho, en tanto, elige como blanco a la clase política mexicana: "Dividiendo y repartiendo el presupuesto en comisiones, transformando mis impuestos en sus lindas vacaciones, estorban el progreso y además de eso nos cobran ¿Usted se ha preguntado cuántos mexicanos sobran? Que caiga quien caiga, que nos dejen decir lo que nos da la gana, que los ex presidentes devuelvan la lana", exigen los músicos. Pero los músicos no se olvidan del humor marca Molotov. En Punketón, piden solidaridad con el movimiento punk mexicano a través de telemaratones ("Inviértale al rock’n’roll, patrimonio de nuestra nación, queremos llegar al millón... el rock es cultura, el ska es agricultura, apoya a tu banda local desde la cuna hasta la sepultura").

El nuevo disco marca de alguna manera el regreso de Molotov a la popularidad y las buenas críticas. Una prueba de ello son las cuatro postulaciones del disco para los próximos Grammy Latinos. Dance and dense denso competirá en los rubros Grabación, Album de rock, Canción de Rock y Video del año.

"Si nos quieren ver, que vayan temprano porque seremos los primeros en tocar", dice Eduardo Schmidt, uno de los cantantes de Arbol, cuando concluye la nota. Schmidt, quien además de compartir la voz líder de la banda con Pablo Romero, compone buena parte del repertorio del grupo, y es multiinstrumentista. En los créditos del disco Chapusongs (tercera edición de la banda) figura como ejecutante de violín, melódica, charango, trompeta y acordeón. Otros instrumentos usados en la grabación de Chapusongs fueron balalaika, trombón y xilofón, lo que da un indicio del eclecticismo de la música del grupo. También fichado por Surco, el sello de Santaolalla, Arbol editó su primer trabajo de forma independiente y lo llamó Jardín frenético. Varias de las canciones de esa producción fueron regrabadas para el primer disco que Arbol lanzó a través de Surco, titulado simplemente Arbol, que presentó internacionalmente a una banda de rock rápido y distorsionado. Para Chapusongs, los músicos de Arbol ampliaron el registro de estilos y las catorce canciones del álbum son atravesadas tanto por valses y chacareras como por punk y ska, con una fuerte presencia de arreglos que aprovechan y potencian las esmeradas voces de todos los integrantes. El camino recorrido a partir de ahí ha sido gratificante para los integrantes de Arbol: "Nuestro éxito ha sido el crecimiento, como músicos y como banda que convoca a más gente, no el financiero. Vivimos de la banda, pero nada más y estamos dedicados totalmente a ella. Pero en el rock, te cobrás a nivel espiritual lo que el dinero no te da". Orgulloso de un disco que ha sido elogiado por la crítica argentina y que también incrementó el público de la banda, Schmidt define a Chapusongs como "un disco muy abierto. Era hacia donde queríamos ir, mezclar el rock con el folclore, por ejemplo. Yo aprendí a tocar charango justamente para poder tocar estilos folclóricos. El embrión de Chapusongs estaba en las tres canciones que hicimos para completar el primer disco para Surco, que insinuaban hacia dónde nos dirigíamos".

También se trata de un disco impregnado por el optimismo, algo que para Schmidt es el reflejo de la postura de Arbol: "Hemos tocado mucho en estos últimos tiempos y es muy lindo poder llegar a tocar a un lugar como Jujuy y sentir el cariño de la gente. También hemos hecho varios conciertos a beneficio para comedores infantiles, lo que da un indicio de la gran crisis en la que estamos como país en Argentina. Pero creo que siempre que llovió paró. Tienen que venir tiempos mejores, no me imagino otra cosa. Es cierto que hace tiempo que está lloviendo, pero en el medio de esa lluvia hay un grupo de personas que ha logrado llevar adelante un proyecto musical durante ocho años y que sigue unida. O sea, se puede".