Celia Sierra/EFE
Michael Douglas es una de las grandes estrellas de Hollywood y este miércoles celebra sus 80 años en plena forma, con premios, series de televisión y un estilo que supo adaptarse al paso del tiempo. En julio, el actor estadounidense tuvo un festejo por anticipado en Valldemosa (Mallorca) junto al resto de mayores del pueblo, en una comida popular acompañada por bailes populares, que él mismo contó en sus redes sociales.
El actor tiene allí una casa desde hace más de tres décadas, donde pasa muchas temporadas. "Mallorca es mi segunda casa, quiero mucho a la isla. Es algo mágico para mí", dijo recientemente.
Douglas no dejó de trabajar pese a la edad desde que se hizo tremendamente popular con la serie The Streets of San Francisco (1972-1976) junto a Karl Malden, a la que siguieron dos proyectos muy personales, Coma (1978) y The China Syndrome (1979), su primer éxito como productor y que también protagonizó con Jane Fonda, en una historia antinuclear que tuvo mucha repercusión.
Su faceta de productor le permitió superar pronto la alargada sombra de su padre, Kirk Douglas, al conseguir un Oscar a mejor película por Atrapado sin salida (1976). Más tarde llegaría otra estatuilla como actor protagonista por su papel en Wall Street.
En los ochenta mostró su lado más comercial con las películas de aventuras que realizó con Kathleen Turner —Tras la esmeralda perdida,(1984) y La joya del Nilo (1985)— y, sobre todo, con Atracción fatal (1987), una película de gran éxito que ahora, tras el MeToo, tiene una lectura diferente.
En ese proyecto y en otros como Wall Street (1987) o Bajos instintos (1992), interpretó papeles de macho alfa de los que ha sabido evolucionar a proyectos como El método Kominsky (2018), una serie para Netflix que con ironía se ríe del paso del tiempo.
Su carrera se completa con numerosos reconocimientos: el año pasado recibió la Palma de Oro de Honor, un galardón que se suma a otros como el Premio Donostia (1997), el César de Honor (1998) o el Premio honorífico Cecil B. DeMille (2003).
Vida personal
Douglas y su segunda mujer, Catherine Zeta-Jones, forman una de las parejas más admiradas y populares de Hollywood en los últimos tiempos. Se casaron en el 2000 y, aunque se separaron temporalmente en 2013, poco después volvieron y continúan juntos.
El actor sabe bien lo que es resistir tanto en su vida personal como en su trayectoria profesional, una fortaleza quizá heredada de su padre, Kirk Douglas, mito de Hollywood, que falleció en 2020 a los 103 años.
En 2009 se enfrentó a la detención por posesión de drogas de su hijo Cameron —nacido de su primer matrimonio con Diandra Luker—, que acabó nueve años en la cárcel.
Y solo un año después, le diagnosticaron un tumor en la garganta. "No es que me cambiara la vida (...) es que veo la vida (...). Si hubo algún momento en que no le vi el valor adecuado, ya se esfumó", aseguró el actor a Efe en una entrevista en 2015 ya recuperado de la enfermedad.
Lejos de recluirse en casa o de apostar por una retirada profesional, Douglas regresó tras esa enfermedad con fuerzas renovadas en Behind the Candelabra de Steven Soderbergh (2013), donde interpreta a un personaje mítico en Estados Unidos, el cantante Liberace.
Incluso se adentró en el exitoso universo cinematográfico de Marvel encarnando al doctor Hank Pym dos películas de Ant-Man, que se suman a Franklin, su proyecto más reciente, una miniserie para Apple Tv en el que da vida al presidente de Estados Unidos, y que ha supuesto su primer personaje de época.
Además de Cameron, el actor tiene otros dos hijos con Catherine Zeta Jones, con quien además comparte fecha de cumpleaños.
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