Adela (Chiara Hourcade), una treintañera, está triste, desconsolada: murió Elena (Victoria Jorge), su amiga. Se fue del velorio donde charló sobre ella con otras amigas que tampoco pueden entenderlo, que intentan mantenerse animadas, cuentan historias, chusmean un poquito. En la esquina, Adela se aferra al volante del auto y llora más, mucho más.
En eso, misteriosamente frente a ella, para un ómnibus al balneario Solís, a un verano de hace 10 años, cuando la muerte era tan lejana que parecía que nunca iba a llegar a alcanzar a Adela, Elena y Lucy (la amiga que llega con Paquito, su bebé, y que interpreta Eva Dans), perdidas en esa casita en el bosque. Un verano en el que nada iba a hacer que dejaran de bailar Ramones, Hablan por la Espalda o David Bowie, tomar cerveza, asustarse y desafiar el mundo.
Ahí, en ese viaje, empieza Agarrame fuerte, la nueva comedia de Leticia Jorge y Ana Guevara (las de Tanta agua y Alelí) que ganó el premio Nora Ephron en el festival neoyorquino de Tribeca (sí, el de Robert De Niro, a quien saludaron cholulamente después de recibir el premio). Se estrenó la semana pasada, es la que representa a Uruguay en los Premios Goya y es austera, imaginativa y encantadora.
Sobre eso, Jorge y Guevara, quienes se ven como una sociedad amistosa y creativa inquebrantable, charlaron conEl País. Aquí, extractos de la charla.
—Perdón por empezar hablando de plata, pero la película es bastante austera y ustedes en algún momento dijeron que fueron adaptándose a esas condiciones. ¿Cómo hicieron para incluir en la banda sonora a “Lady Stardust” de David Bowie?
Guevara: La teníamos ahí puesta en una playlist con canciones que queríamos y tenían que ver con tener nuestros veintitantos, y con bailar y estar haciendo cosas con tus amigas. Había otra de Bowie, no esta, pero teníamos ganas de usar esa música. Es verdad que el presupuesto es bien chiquito, pero no sé si adaptamos tanto el guion al presupuesto.
Jorge: Lo que sí adaptamos fue el tamaño del rodaje, la cantidad de días que filmábamos. No fueron sacrificios a la hora de la historia, pero sí buscamos la manera de poder filmarla, y mucho lo habilitó el compromiso del equipo técnico. Cuando todo eso ya había pasado, dijimos que si ganábamos un fondo, lo dedicaríamos a eso. En lugar de cobrar nosotras ese dinero lo dedicamos a una canción que nos representaba mucho. Hasta ahora hemos tenido suerte con la música: Tanta agua termina con una canción de los Pixies
Guevara: Y siempre hay un montón de música de gente muy querida, conocida nuestra, que fue muy generosa.
—La película está dedicada a una amiga de ustedes que falleció. ¿Fue un buen proceso para transitar el duelo?
Guevara: Soy mucho más consciente ahora de todo lo ritual que fue y que sigue siendo, porque el estreno ha sido también muy removedor, pero muy lindo. Nació, sí, de la muerte muy prematura de una persona muy cercana. En ese momento fue más como hacer un homenaje, hacer algo con eso que nos estaba pasando, que no entendíamos. Primero fue hablarlo, después apareció la historia. Nació bien en el proceso del tránsito del duelo y ahora está siendo muy liberador.
—Y a partir de hablarlo, ¿cómo apareció el guion?
Guevara: Empezamos pensando en una cosa que yo tenía escrita, que era una ida para afuera, un fin de semana con tres amigas y cosas que habían sido muy graciosas. Pero estaba escrito como un cuentito, una carilla para no olvidarse. Se lo mandé a Leti, lo leyó, y empezamos a escribir un guion en base a eso. Y apareció la idea de hacer que la protagonista estuviera atravesando un momento como el que atravesábamos nosotras: ella yendo a ese lugar en el que se quería quedar.
—¿Y cómo fue integrándose el elemento mágico?
Jorge: Ana dijo una frase muy linda que está en el origen de la película: “para no olvidarse”. Una cosa que pasa con las películas es que empezás como con una anécdota que por algo la querés contar y, a medida que la hacés, vas descubriendo qué es lo que estás diciendo en realidad. Es como que les vamos encontrando más dimensiones a medida que las construimos. Bueno, una cosa que nos pasó fue la necesidad de poner la segunda parte de la película en relación con la primera, y que a Adela le pasara esto que nos pasaba de querer volver a un recuerdo. Y se volvió una película de viaje en el tiempo y empezás a aprender de los géneros y los subgéneros. ¿Es fantástica? ¿Surrealista? Todo eso empezó a llenar la película. Así decidimos que viajaba en el tiempo y cómo terminaba, y dadas esas dos cosas que son grandes y setean mucho un tono, había que entrar en una lógica donde eso fuese posible y no lo cuestionaras. Pensar esos pequeños gestos fue divertido y nos daba un aire de todo lo otro que estábamos contando.
—Y llena de libertad las posibilidades de la historia
Guevara: Sí, es una película libre. No fue planificado de antemano que fuera una película con gestos surrealistas. Fueron apareciendo a medida que el cuento se volvía más mágico.
Jorge: Fue como irle buscando la forma. Ý además de ser divertido, nos daba cierta distancia: desde un lugar más íntimo íbamos a ese otro que tenía más que ver con el cine, mirar más hacia la vida, hacia otras películas, hacia un cuento.
—Es como la primera parte del velorio, que empieza triste, se va distendiendo, va y viene...
Guevara: No queríamos ser solemnes y menos en relación a recordar a una persona que no lo era.
Jorge: Pero tampoco es una película que relativice la tristeza. No queríamos sacarle peso a eso, pero sí tener sentido del humor.
—Y es el llanto de Adela, precisamente, lo que abre la puerta hacia esa otra dimensión...
Guevara: Ella invoca ese ómnibus que la puede llevar a ese otro lugar.
—Esa simultaneidad de planos debe haber sido muy desafiante para Hourcade, la actriz que hace de Adela.
Guevara: Había una parte de la película en la que estaba como en 10 lugares a la vez. ¡Era una esquizofrenia lo que le estábamos pidiendo!
—Son 74 minutos de un concentrado de cosas para ella y para ustedes. ¿Cómo fue el rodaje?
Guevara: Fue intenso, pero también relindo. Y fue lindo hacerlo entre las dos.
Jorge: Creo que nunca había tenido un rodaje tan intenso. Tiendo a divertirme, pero tampoco había trabajado una historia así.
Guevara: Estábamos incorporando un elemento muy trágico. Y trabajar con eso fue, en cierto sentido, muy desgastante pero ahora está siendo muy gratificante.
Jorge: Fue muy lindo volver a filmar juntas, volver a irnos para afuera, compartir un montón de tiempo, trabajar con gente preciosa. Fue muy emocionante. Y muy exigente.
—Ese espíritu amoroso se termina transmitiendo en el resultado...
Guevara: Seguramente se note porque lo fue realmente.
—Ganaron el premio en el festival de Tribeca y conocieron a Robert De Niro. ¿Cómo fue eso?
Jorge: ¡Conocimos a Robert De Niro! Muy cholulas nosotras.
Guevara: Había un almuerzo en un lugar grandote con un balcón y él estaba en una mesa y yo dije: “vamos a saludarlo”. Fuimos todas, le dimos la mano, nos preguntó de dónde éramos. Dio un discurso re-emocionante sobre por qué le parecía importante que existiera un festival: porque le importa que existan las películas.
—Y el premio se llama Nora Ephron. ¿Ven algo de sus comedias en Agarrame fuerte?
Jorge: De hecho el cuentito que escribió Anita se llamaba “Tres chicas y un bebé”.
Guevara: Pero nunca antes del premio pensamos en Agarrame fuerte como cercana a Nora Ephron, pero es una escritora de comedias muy respetada y de gran temple.
Jorge: ¡Y fuimos a celebrar a la cafetería de Cuando Harry conoció a Sally!
-
La saga que nació como cuento infantil, se volvió universal, generó una comunidad uruguaya y llega con El País
Hugh Grant: el galán británico que se convirtió en marido, padre y ahora elige papeles disparatados
Las nuevas "chicas Almodóvar" llegan a los cines con un drama sobre la amistad y la muerte y en inglés