Kyle Buchanan, The New York Times
Si existe una fórmula mágica para el éxito de Hollywood, Deadpool & Wolverine parece haberla llevado a su mínima expresión: agregue el X-Man de Hugh Jackman a la exitosa franquicia de Ryan Reynolds y a contar el dinero.
Entonces, ¿por qué resultó tan difícil echar a andar una película que se prevé será el mayor éxito de taquilla del verano?
Aunque Reynolds le había propuesto la idea a su amigo durante años, Jackman inicialmente se resistió y prefirió dejar que Logan (2017), y sus buenas críticas, fuera su despedida del brusco mutante Wolverine. Y aunque la fusión de Disney y Fox permitió a Reynolds ambientar la tercera película de Deadpool en el Universo Cinematográfico de Marvel que antes estaba fuera de su alcance, luchó por idear una historia que pudiera aprovechar esa oportunidad. “Fue difícil encontrar lo que pareciera correcto”, dijo Reynolds.
En agosto de 2022, justo cuando Reynolds y el director Shawn Levy debatían sobre si lo mejor era olvidarse de una secuela, Jackman sorpresivamente les dijo que estaba dispuesto a darle una oportunidad más al papel. “Hay partes de Wolverine que quise explorar, pero no pude”, dijo Jackman. “En esta película, hay aspectos que siempre quise sacar a la luz”.
En una videollamada a finales de junio, ambos tuvieron mucho que decir sobre el largo recorrido de retratar y eventualmente convertirse en administradores de personajes cruciales de la cultura pop. Reynolds libró una batalla cuesta arriba para hacer la primera Deadpool (2016), que recibió luz verde solo después de que las imágenes de prueba filtradas se volvieron virales. Con su modesto presupuesto de 58 millones de dólares, recaudó 782,8 millones en el mundo y le dio a Reynolds su primera franquicia real.
“Era un actor semi-conocido”, dijo Reynolds. “No sé cómo expresar eso sin quedar como un tonto. Pero tenía 37 años cuando Deadpool fue un fenómeno de la cultura pop, y estoy muy agradecido de haberlo tenido porque sabía exactamente cómo disfrutarlo”.
Jackman, de 55 años, que ha interpretado a Wolverine por 25 años, asintió mientras Reynolds hablaba. Para la primera X-Men, Jackman fue trasladado en avión a Canadá para reemplazar apresuradamente a Dougray Scott, quien había abandonado debido a conflictos de agenda. Wolverine fue el primer papel de Jackman en Hollywood y lo llevó directamente al estrellato.
Aquí hay extractos de la charla previa al estreno de Deadpool & Wolverine este miércoles.
-¿Cuándo se dieron cuenta de que este podría ser el papel característico de su carrera?
Jackman: En 1999, cuando comencé, nunca había leído los cómics, así que no tenía mucho contexto sobre lo importante que era. Sucedió una vez que mis papeles no estaban en regla en la aduana de Canadá y me dijeron que no podía entrar a Estados Unidos. Pensé: “Oh, acabo de perder la oportunidad más grande de mi vida”. Le conté al funcionario, que había estado tan frío, y me dijo: “Lo siento, no entiendo. ¿Sos un animador? Y dije: “No. Es con actotres. Y me dijo: “Espera, ¿vas a ser Wolverine?” Y ya estaba haciendo fotos, firmando autógrafos y sellando cada papeleo.
Reynolds: Antídotos burocráticos.
Jackman: Así que ese fue el comienzo. Pero en términos de legado, supongo que para mí sucedió alrededor de la segunda o la tercera X-Men. Me tomó un tiempo darme cuenta porque estábamos llegando a una época en la que en realidad no existía un género de películas basadas en cómics. Empezó a despegar con Spider-Man, Batman y X-Men.
-Ryan, comenzaste a desarrollar una película de Deadpool hace 20 años, mucho antes de empezar a interpretarlo.
Reynolds: Cuando finalmente pude hacerlo, habían pasado casi 10 años. Ninguna parte de mí pensaba cuando se aprobó Deadpool que sería un éxito. Incluso no cobré, sólo para conseguirlo: no dejaban que mis coguionistas Rhett Reese y Paul Wernick estuvieran en el set, así que tomé el poco salario que me quedaba y les pagué para que estén conmigo y armar una sala de escritores de prepo. Uno de los grandes enemigos de la creatividad es el exceso de tiempo y dinero, y no teníamos ni tiempo ni dinero. Realmente fomentó centrarse en el personaje más que en el espectáculo, lo cual es un poco más difícil en una película de cómics.
-¿Cuándo sintió que tenía control real del rumbo del personaje?
Jackman: No al principio, porque X-Men también fue mi primera película en Estados Unidos. Estaba a merced de los demás. Creo que fue cuando Logan, en la que estuve muy involucrado. Sabes, tenía un contrato para dos películas (para los dos primeros Wolverine) así que no tenía opción.
Reynolds: ¿Acuerdo de dos películas?
Jackman: Así de ingenuo fui: me ofrecieron un contrato para tres películas, y mi agente me llamó y me dijo: “Les he conseguido un contrato para dos películas”. ¿Dije que? ¿Por qué hiciste eso?” Y él se rió: “Eventualmente lo resolverás”.
Reynolds: Habría matado al agente.
Jackman: “¡Tres películas, son tres trabajos!” Pero a partir de ese momento tuve la opción de hacerlo o no. Entonces, para mí, siempre se trató de ¿hay alguna razón para contar esta historia? Eso dije cuando Logan por eso pensé que había llegado al final de lo que tenía para ofrecer”. Y fue ver el primer Deadpool y dije: “Hay otra razón”.
Reynolds: Hugh probablemente dejó la mayor huella en mí porque uno de mis trabajos anteriores fue interpretar a Deadpool en su película, X-Men Orígenes: Wolverine (2009), y nunca olvidaré ver cómo era liderar y producir una película con humildad y un nivel de cortesía que no había visto en este negocio. Fue un antídoto contra el cinismo para mí. Recuerdo haber pensado: “Oh, puedes tener éxito y estar contento y ser realmente bueno en lo que haces, y no tienes que ser un imbécil torturado que se lastima intencionalmente para encontrar algún tipo de verdad artística”. Mi primer día, salí del set y Hugh me dijo: “¿Cómo te sientes?”. Y murmuré: “Ah, me gustaría poder volver a esa escena que filmamos porque ahora, en cierto modo, la veo”. Cinco minutos más tarde, se les pidió a todos que salieran de sus remolques, se volvieron a encender las luces y se cerró el set. Hugh lo hizo para que yo pudiera rodar. Ni siquiera me conocía, nos acabábamos de conocer. Pensé: “Si alguna vez tengo la suerte de respirar el aire raro que respira este tipo, así es como se hace”. Todavía me pellizco porque podemos ser mejores amigos.
Jackman: Gracias, hermano.
-Le dijiste a Vanity Fair que hacer una película de Deadpool se traga vidas enteras de una manera que tus otras películas no lo hacen.
Reynolds: No creo que puedas hacer algo así a menos que estés totalmente interesado. Físicamente, hay que entrenar, pero ni siquiera se trata tanto de una estética como de encerrar tu cerebro en ello.
Jackman: Con estos personajes en particular, soy muy consciente de que es cómo atrapar un rayo en una botella. Lo doy todo porque respeto al personaje, respeto la cultura de los fans, el legado de los cómics. Tal vez sea porque tengo 55 años, pero siento una gran apertura y disfruto interpretar a este personaje como nunca antes. Hacerlo con Ryan, uno de mis mejores amigos, fue una de las mejores experiencias que he tenido. Por eso nunca lo tomo a la ligera. Todo lo contrario.
Reynolds: Soy igual. Quiero decir, este personaje cambió toda mi vida, es como la nave nodriza para mí. Nunca hubo un segundo en el que ninguno de nosotros lo hiciera en piloto automático.