ESTRENO EN SALAS

La que dice “empanadas” y “dulce de leche” y hace delirar a los argentinos. La de Gambito de Dama. La que este verano apareció en José Ignacio y revolucionó la temporada, con su pelo casi blanco y su andar etéreo, angelical. La que se sacó fotos con cada persona que se le acercó y la que, por momentos, parece ser la persona más buena del mundo. Y también la actriz fetiche de Robert Eggers, que volvió a ella para darle forma a su nueva película, El hombre del Norte, que se estrena hoy en cines locales.

Anya Taylor-Joy está en el centro de uno de los títulos fuertes de la primera mitad de año, en el que se combinan su presencia siempre interesante y atractiva, con la intención de autor que ya caracteriza al director, y con el agregado de Nicole Kidman. El trío central lo completa Alexander Skarsgård, el verdadero protagonista de la historia.

El hombre del Norte, etiquetada como aventura pero también como drama histórico y como una de suspenso, sigue al príncipe vikingo Amleth (Skarsgård), en la misión personal de vengar la muerte de su padre. Todo ocurre en la Islandia de principios del Siglo X; Kidman, claro, es la reina Gudrun, y Ethan Hawke, el rey asesinado. Taylor Joy es una hechicera que se cruzará en el camino del héroe; en el elenco están Willem Dafoe y
hasta la cantante Björk.

Antes de que llegara la miniserie de Netflix Gambito de Dama y con ella, el espaldarazo definitivo para un éxito de trascendencia mundial, la actriz había cautivado al público y la crítica con La bruja (2015). Ópera prima de Eggers, fue su primer papel protagónico en el ámbito profesional como Thomasin, la hija adolescente de una familia protestante del Siglo XVII, que debe exiliarse de su colonia y termina instalada en la soledad de un campo. Allí, el grupo vivirá una tragedia cuando el bebé Samuel desaparezca, aparentemente porque fue secuestrado por la bruja que vive justo en el medio del bosque que queda al lado del hogar.

La película, terror de autor original, refinado y contundente, se lució por su tono, su ritmo y su atractivo visual, pero también por la interpretación de la revelación de aquella época. Después, a Taylor Joy le llegaron papeles diversos, pero no fue hasta 2019 que empezó con este ascenso imparable.

La ficharon para Peaky Blinders, una de las series más elogiadas de los últimos años; fue la exquisita Emma en la película basada en la novela de Jane Austen, y finalmente se convirtió en Beth Harmon para la miniserie de Netflix sobre la brillante y extravagante ajedrecista. Esto es apenas un resumen del curriculum.

Gambito de Dama fue un fenómeno que volvió a poner al ajedrez de moda, y que hizo que la cara y el acento de la actriz —tanto el británico como el argentino, producto de la crianza porteña que tuvo— se conocieran por todos lados.

Fue el quiebre definitivo en la carrera de una artista que ahora, consolidada como una de las más prometedoras de su generación (tiene apenas 25 años), vuelve a donde todo empezó: al mundo de Eggers.

“No me había dado cuenta de cuánto de lo que soy como actriz viene de Robert y de La bruja, hasta que volví a estar en el set con él”, admitió Taylor-Joy en una entrevista con la radio Capital FM. “Fue como: ‘¡Ah, por esto soy como soy!’ Todo lo que aprendí vino de esa experiencia”.

La magnitud de esta alianza creativa deja abierto un camino interesante de cara al futuro. Eggers, que con El hombre del Norte llega a su tercera película (la segunda fue la nominada al Oscar El faro, terror psicológico en blanco y negro y sostenida por Robert Pattinson y Dafoe), tiene por delante una remake de Nosferatu. Y aunque está en duda por algunos tropezones que ha tenido el proyecto —el más reciente, por ejemplo, fue el alejamiento del actor y cantante Harry Styles—, Anya Taylor-Joy está a su lado para embarcarse también en ese desafío.

Si no llega a buen puerto, seguro aparecerá otra historia para una de las duplas más interesantes del cine actual. Porque ya lo dijo la actriz hace apenas semanas: “Se siente bien estar con la familia”. Y esta familia hace buenas cosas.