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El director argentino habla de su nueva película, la comedia "El gerente" que está en Paramount+ y donde vuelve a trabajar con Leonardo Sbaraglia
La selección argentina está complicada y tiene que ganar los cuatro partidos de las eliminatorias para clasificar al Mundial de Rusia de 2018. Es entonces que Álvaro, el gerente de marketing de la empresa Noblex (interpretado por Leonardo Sbaraglia), decide lanzar una campaña por redes sociales donde si Argentina no entra al mundial, devuelven el dinero de los televisores comprados.
Esa es la consigna de El Gerente, la película que dirige Ariel Winograd y se estrenó en la plataforma de streaming Paramount+.
Al principio parecía obvio que la selección argentina iba a clasificar, matemáticamente tenían chances, pero sucede que el primer partido contra Uruguay lo empatan, lo mismo el segundo y el tercero ante Perú y Venezuela. Para ese entonces la campaña se había convertido en tendencia en las redes sociales y un éxito empresarial con miles de televisores vendidos. La situación se complica cuando en el minuto nueve del último partido Argentina va perdiendo por un gol ante Ecuador.
Si bien Argentina ganó tres a uno y entró a la copa del mundo, lo que se cuenta en El gerente es la historia desde el punto de vista de este hombre y de esa campaña que comienza bien y luego se complica.
El director argentino, responsable de comedias como El robo del siglo, Permitidos o Mamá se fue de viaje, se encarga de contar cómo esta campaña se convierte en un éxito comercial y en un dolor de cabeza para este gerente, los dueños de la empresa, y la nueva ejecutiva que interpreta Carla Peterson, la piedra en el zapato de Álvaro.
El director habló con El País por teléfono sobre esta película, el volver a trabajar con Sbaraglia, hacer una vez más una historia basada en hechos reales, y los conflictos familiares.
“Hay una gran participación los hermanos rioplatenses”, comenta Winograd en referencia a Sebastián Almada, quien tiene un papel en la película. “Seba Almada es lo más, es una de las personas más hermosas que conocí en mi vida”.
—La película está compuesta por tres actos, ¿cómo fue armar la trama?
—Hubo un trabajo muy fuerte desde el inicio, cuando Fede Cuervo nos convoca a ver si nos interesaba hacer una película sobre esta historia real. Dijimos que sí con Natalie que es una de las productoras y mi esposa, y nos comentó también que estaba Kuschevatzky con Infinity Hill en el proyecto. A Axel lo conocemos hace muchos años, desde Mi primera boda que hicimos en 2011, calculá. Nos juntamos mucho para saber qué película queríamos contar antes de llamar a Patricio Vega como guionista. Entonces lo que sucedió fue que dijimos: ¿qué más se puede contar a partir de esta historia real? Hubo un fuerte trabajo para determinar qué queríamos contar. Hablamos mucho de las relaciones humanas, cómo sería este personaje que está separado, que tiene una mala relación con su hijo, y está como desconectado con su vida. A partir de esos factores fue que surgió el guion.
—Ya van dos películas en las que trabajás con Sbaraglia, Hoy se arregla el mundo y El gerente. ¿Cómo fue encontrarle el humor a este actor que suele estar asociado a los dramas?
—Leo es una herramienta Victorinox que tiene todo tipo de matices. Siempre me pareció uno de los mejores actores del mundo y tiene un peso dramático muy fuerte, es verdad. Pero los mejores actores de comedia son grandes actores de drama, porque la comedia se construye desde lo dramático. Leo me decía el otro día: lo que pasa es que no me llaman para hacer comedia. Aparte, él es una persona muy divertida y graciosa y entiende muchísimo la comedia. Después de la experiencia de Hoy se arregla el mundo quedamos con ganas de más, de poder generar otro proyecto juntos. Al tiempo surgió esta película y fue espectacular volver a trabajar con él.
—Para vos es volver a una historia real después de El robo del siglo.
—Sí, en este caso el gerente de Noblex de verdad no era como el personaje que presenta Leo. Hubo mucha construcción. Partimos de la historia real de lo que sucedió en Argentina con esta promoción que fue tan famosa, y lo que hicimos fue construir una historia sobre las segundas oportunidades en la vida que uno se tiene que dar.
—La historia fue un disparador...
—Exacto. Hay algo de poder volver a recordar y construir a partir de algo que pasó, cuando la historia real ya de por sí es absurda y graciosa. Entendimos que teníamos un elemento muy lindo para poder crear. Porque Álvaro está un poco consumido con su vida, es aburrido y no tiene un motor, algo que lo motive. Y el proceso que surge en la película es esa segunda oportunidad, pero una composición diferente a la que habíamos hecho en la película anterior, y ahí surgió el desafío. Además le pusimos una panza, una pelada y bigote, pero igual lo más complicado de hacer fue afear a Sbaraglia.
—¿Es difícil despegarse de la comedia típica con tanta demanda que hay en servicios de streaming?
—No sé si es difícil, me parece importante tratar de construir películas que tengan verdad en ese sentido. Que las películas no pierdan identidad ni personalidad. Me parece que ahí está el objetivo, y tratar de ser lo más fiel con el deseo de lo que uno quiere contar.
—La película, además de mostrar la historia de la campaña, aborda el tema de la paternidad, algo que ya habías tocado. ¿Qué te interesa de eso?
—Es un tema que ha estado en El robo del siglo, Hoy se arregla el mundo pero también en Sin hijos y Mamá se fue de viaje. En esas otras películas trataba de ponerme en la visión del padre y en esta película me plantee la visión del hijo. No sé, esta vez me sentí mucho más identificado con el hijo que con el padre. En todo caso, me parecen súper interesantes las relaciones humanas.