ENTREVISTA

Nicolás lauber

Llegó a Buenos Aires desde su Santa Fé natal con 18 años para estudiar y probar suerte. Desde entonces no paró de crecer, tampoco de de reinventarse. "El haber empezado con una marca como Versace en el trabajo me enseñó mucho", dice Christian Sancho, quien es el protagonista de Un crack, película que se estrena hoy en Uruguay.

"Ese esfuerzo y sacrificio que tuve que hacer fue la oportunidad de encontrar mi pasión, y agradezco el hambre que tenía en ese entonces", dice el modelo reconvertido en actor. "Y cuando estoy en lugares de confort trato de salir porque no me gusta. Siento que tengo postgrados en reinventarme, siempre lo he hecho, y ha sido la vida muy generosa conmigo".

Mientras entrena para ganar masa muscular por un nuevo proyecto del que no puede hablar, pero empezará a filmar en marzo, Sancho habló con El País. En Un crack, película de Jorge Piwowarski, Sancho interpreta a Diego Lamote, un exjugador de fútbol que regresa a Argentina reconvertido en representante.

—Un crack es tu primer protagónico en el cine. ¿Cómo te sentiste haciendo la película?

—La película fue la posibilidad de encontrar una profundidad en el cine que estaba buscando hace mucho tiempo. Contar un personaje con mucha humanidad, con la posibilidad de encontrar identificación con la gente, porque la historia habla del 98 por ciento de los jugadores, cuyos sueños quedan frustrados en el anhelo de lo que no fue. Y este personaje tiene sus aristas, es muy difícil porque es contradictorio. Tiene esa cuestión de héroe y demonio que me pareció bueno contar en el cine. Además es la historia de muchos jugadores de fútbol que a veces uno puede elegir entre el resentimiento de lo que no fue, o encontrarle la vuelta y reinventarse.

—¿Ese reinventarse no se aplica a tu carrera también?

—Sí, siento que esa fue mi capacidad o talento. Tengo una capacidad muy grande por el trabajo, que aprendí por mi familia, y una capacidad de reinventarme, que lo vengo haciendo desde muy joven. Hoy, con 45 años y lo que pasó en estos meses, siento que la vida me dio una grata oportunidad de reinventarme. Ha sido duro, difícil, un proceso de mucho aprendizaje, pero durante muchos años aprendí eso, que uno tiene que adaptarse a los cambios, a los tiempos y a una nueva vida que a mí me propone una oportunidad.

—Pasaste de ser un modelo a actor. ¿Cómo se fue dando ese cambio?

—Se fue dando, el modelo de ropa interior financió la carrea del actor durante muchos años, y si puedo encontrar personajes como los que hice en mi vida fueron porque he podido esperar para hacer las cosas que me gustan. Son propuestas que me han dado la posibilidad de ser el actor que quería ser.

—Si bien es distinto, ya habías interpretado a un futbolista, en la serie Botineras. ¿Cómo fue prepararte para este personaje?

—La actuación me ha dado la oportunidad de explorar, transitar y entender, porque son criaturas que uno va construyendo con el tiempo. Si me miro hoy al espejo soy otro tipo distinto al que compuse para esa película. Si bien en Botineras era un personaje muy distinto en el mundo del fútbol, comparten esa misma humanidad.

—¿Qué tanto hay de Diego Lamote en Christian Sancho?

—He tenido mucha fortuna en la vida, de hecho no encuentro ningún parecido entre el personaje y yo. Tuve que trabajar para este personaje algo muy opuesto, porque yo cumplí con todos mis sueños y estoy agradecido con lo que me ha pasado y he generado. Para componer alguien que no tuvo ni un cuarto de lo que yo logré, tuve que crecer como actor. Está bueno que no seamos iguales, porque me gusta jugar a ser quien no soy, eso es lo que más me gusta de la actuación.

—En estos meses también fuiste noticia por una marca de ropa interior que cortó el vínculo contigo. ¿En qué quedó eso?

—De eso no hablo más porque un juez falló a mi favor, ellos no pueden hablar más de mí, yo no quiero hablar de ellos. No fue la mejor forma, el dueño de la marca me pidió disculpas por el posteo poco afortunado. Igual yo me quedo con lo bueno, los ocho años de trabajo. Ellos me vinieron a buscar para trabajar para que la marca sea la número uno, y se logró en poco tiempo. Seguramente mañana aparezca una nueva marca que me permita jugar en las grandes ligas. Un amigo me dijo que soy el Mick Jagger de la ropa interior, así que soy un Rolling Stone que seguirá dando vueltas.

—¿Qué se siente ser un sex symbol desde hace más de dos décadas?

—Es algo que nunca jamás hubiese imaginado ser. Cuando empecé pensaba que esto se terminaba a los 30, después fui corriendo a los 40, ahora lo puse a los 50 y quién sabe si seguiré. Sino le daré la derecha a mi amigo y me convertiré en un Mick Jagger del underwear. Son contados con los dedos de una mano los hombres que pueden vivir y dedicarse a esta profesión, así que soy un agradecido. La publicidad me ayudó a poder encontrar mi amor eterno por la actuación, el cine, hacer lo que más me gusta, trabajando con directores que admiro, y haciendo las historias que me encantan contar.