El cine erótico está en desuso y lo nuevo de Ben Affleck y Ana de Armas le aporta poco

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Aguas profundas

Estreno

Amazon Prime Video estrenó "Aguas profundas", una de suspenso sobre una pareja abierta y una serie de crímenes en una tradición perdida del thriller erótico

Para aquellos a los que les gusta el cine erótico, Aguas profundas, que se estrenó ayer en Amazon Prime Video, es un triste consuelo. O en todo caso un diagnóstico de lo pacato que se ha vuelto el erotismo cinematográfico.
Viniendo de Adrian Lyne, responsable de algunos clásicos del género como Nueve semanas y media, Atracción fatal y Propuesta indecente, el resultado en ese acuerdo de lectura es tirando a decepcionante.

Aguas profundas es un viejo proyecto de Lyne —quien no estrenaba una película desde Infidelidad con Richard Gere y Diane Lane y que está en Netflix— y la segunda versión en película de la novela que Patricia Highsmith escribió en 1957. En 1981, Michel Deville dirigió una adaptación con Jean-Louis Trintignant e Isabelle Huppert en los papeles que acá interpretan Ben Affleck y Ana de Armas.

Son Vic y Melinda, una pareja de las llamadas abiertas, circunstancia que parece aprovechar ella más que él: siempre se la ve con una copa en la mano y un nuevo amigo en el brazo. Viven en Nueva Orleans y se pasan de fiesta en fiesta en un grupo de ricachones como ellos, que ve con preocupación la pasiva actitud de Vic ante los flagrantes “adulterios” de ella.

A muchos no parece extrañarles que algunos de esos amantes desaparezcan (o aparezcan muertos) y el de Nueva Orleans, por lo visto, es el peor equipo de forenses del mundo.

Aguas profundas está coescrita por Zach Helm y el creador de la serie Euphoria, Sam Levinson, y en el elenco el más conocido parecería ser Tracy Letts, que quizás así no lo ubique pero si le ve la cara seguro que lo saca. El resto son ignotos.

Lyne, que tiene 81 años, había intentado hacer avanzar el proyecto durante ocho años. Un personaje, escritor, se queja de cómo demora Hollywood en hacer una película. Chiste interno.

La película iba a estrenarse en cines en noviembre de 2020, después pasó para agosto de 2021 y ahí para enero de este año.Finalmente se estrenó en Hulu, en Estados Unidos, y en Amazon Prime Video en algunas partes del mundo que incluyen a Uruguay.

Más cerca de una película de suspenso —o, siendo generosos, el drama de una familia disfuncional—, de erotismo poco y nada a pesar de tener a dos estrellas como Affleck, de 49 años, y De Armas, de 33. A ambos se los vinculó románticamente durante el rodaje, lo que había sumado cierta, al final incumplida, predisposición “hot” al invento.

En todo caso, la filmación estuvo acompañada de comentarios del tipo “la química entre ellos fue tan intensa en el set que todos hablaban de eso”. A eso se agregaron unas vacaciones perseguidas por paparazzi a Cuba, que es donde ella nació. Se hicieron ver en lugares concurridos y de ahí fueron a Costa Rica a por playas y a por el primer beso para la foto.

Oara agosto de 2020, se la vio a ella mudándose a la casa de Affleck en Malibú, además de compartir momentos con los dos hijos del actor con Jennifer Garner. Ya no están juntos.

El thriller erótico tuvo un auge en la década de 1990, un tanto más liberal que esta pudorosa actualidad. Parte de la culpa la tiene Lyne que ya en los 80 puso a Kim Bassinger a bailar “You Can Leave Your Hat On” de Joe Cocker y a Michael Douglas poniendo en riesgo su familia y su vida por un tórrido romance con Glenn Close en Atracción fatal.

En Propuesta indecente dejaba a la pareja de Woody Harrelson y Demi Moore en el debate moral de aceptar el millón de dolares que le ofrecía Robert Redford por una noche con ella. Para lo osados que parecían, los thrillers eróticos de Lyne son así de débiles en sus historias.

Un poco más arriesgado y mejor película fue Bajos instintos de Paul Verhoeven, que tenía a Sharon Stone y Michael Douglas en un viaje de sexo salvaje, cocaína y un par de homicidios. Era una buena película, algo que —más allá de revisiones más actuales— no pasaba con Showgirls, la siguiente de Verhoeven.

Disparó, además, un montón de películas que le copiaron la fórmula. La lista es enorme: El cuerpo del delito con Madonna y Willem Dafoe; Sliver con Stone y William Baldwin; La última seducción con Linda Fiorentino y Peter Berg; Acoso sexual con Moore y Michael Douglas; Sin límites con Jennifer Tilly y Gina Gershon; El color de la noche con Bruce Willis y Jane March; Jade con Fiorentino y David Caruso y Criaturas salvajes con Matt Dillon, Denise Richards y Neve Campbell. Todo eso en cinco años. La calidad es despareja, pero si le gusta el estilo es lo más cerca que se ha estado en tiempos recientes.

De hecho, en los últimos años, lo más mainstream y erótico fue la saga de 50 sombras de Grey que de tan pasteurizada aportaba poco y no era necesariamente, salvo la tercera entrega, un thriller de suspenso. Tampoco lo es lo que hay en Netflix: alguna serie (Sex/Life) y un par de películas (365, Juegos sexuales 3,Perversa adicción); son productos de descarte.

Por eso, en cierto público se había generado una expectativa algo morbosa por este Aguas profundas, pero de sexo acá no hay demasiado. Lo que hay es una reflexión sobre eso que cada pareja es un mundo. El de estos dos es muy complicado.

Lyne habrá perdido el erotismo pero no su pulso para mantener la atención y la tensión. Siempre, igual, queda la idea de que todo se podría haber contado mejor. Y se podría haber aprovechado más a Affleck y De Armas. La torridez escasea.

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