Dedicado al cine emergente como indica su nombre completo, el Festival Detour llega desde el viernes a su edición número 12. Hay para celebrar porque el encuentro se ha vuelto una importante muestra del audiovisual uruguayo y una plataforma de lanzamiento de nombres y títulos.

Va hasta el 20 de octubre y su grilla se reparte entre una docena de locaciones, entre las que está Cinemateca Uruguaya, Movie Punta Carretas, Auditorio Nelly Goitiño, la Sala Zitarrosa, el Centro Cultural Terminal Goes y el Museo de Arte Contemporáneo de Atchugarry en Manantiales. Hay también funciones en otras ciudades del interior.

La grilla incluye avant premieres de algunos de las películas uruguayas que empiezan a circular en festivales internacionales. La apertura es con Ni siquiera las flores, el nuevo documental de Mariana Viñoles(Crónica de un sueño), una mirada sobre la vida durante la pandemia que se verá el sábado en Sala Zitarrosa. Fue presentada en el festival Vision du reel, el prestigioso encuentro suizo.

La película de clausura, el 18 de octubre en Cinemateca Uruguaya es Agarrame fuerte, la nueva comedia de Ana Guevara y Leticia Jorge (Tanta Agua, Alelí), que recibió el premio Nora Ephron en el festival de Tribeca.

Otros preestrenos del festival son la serie La casa grande de Paula Botana; Para no olvidar de Laura Gabay; Señor, si usted existe, por qué no me saca de este infierno dirigido por Jorge Fierro y Sanguche caliente de Manuel Facal.

Algunas de ellas integran la sección oficial de largos y mediometrajes junto con Volver a la luz de Alejandro Rocchi y Marco Bentancour; El retrato de mi padre de Juan Ignacio Fernández Hoppe; Salam de Agustina Willat García; Milonga de Laura González y Memoria común de Emiliano Grassi. La sección emergente de largos y medios incluye nueve estrenos.

También habrán dos reestrenos históricos: Las flores de mi familia de Fernández Hoppe el viernes 11 en Cinemateca Uruguaya como preapertura, y A 60 km/h que celebra sus 10 años con una funcion en Sala Camacuá, el lunes 14 a las 20.00.

“Estamos acostumbrados a ver que los festivales suelen ser para largos, medio y cortos”, le contó a El País, Kaare Aguerre, uno de los responsables del Detour. “Pero hacer un festival de cine nuevo nos permite no solo incorporar los nuevos formatos cinematográficos, y también proyectamos videoclips, fashion films y series”.

La grilla así está, además, cargada de cortometrajes (unos 60 divididos en sección oficial y emergente), videoclips (hay 40 en competencia) y fashion films (siete), categorías que tienen su propia sección competitiva. Se exhiben además siete series.

También hay un espacio para el audiovisual estudiantil con una treintena de proyectos de alumnos universitarios y liceales.

El Detour incluye en su propuesta espacios de charlas y talleres grauitos. El martes 15 en el sótano del Bar Tazu será “Desfachatadas: Operas primas con espíritu rebelde”; el jueves 17 en la Mediateca Ronadl Melzer del castillo del Parque Rodó será “Archivo, cine y memoria” y el viernes 18 en Gen Centro de Artes y Ciencias se hablará de “Fashion Films: Entre cine y moda”.

El martes 15 a las 21.00 se presentará un show musical de Ino Guridi. Habrá, además, un “toque de clausura” con el grupo Cosas raran pasan en Cinemateca Uruguaya.

“El festival cobró una dimensión mayor tras la pandemia, lo que también está pegado al comportamiento que tuvo la realización audiovisual en Uruguay que tras la pandemia disparó la realización cuando empezaron a llegar grandes producciones de Amazon, de Netflix”, explica Aguerre. “La realización emergente no es ajena a este cambio y el festival creció en su volumen de obra, en el nivel de tecnicismo, y todo eso acompañando el proceso orgánico que está teniendo el cine nacional”. El festival ha visto crecer nombres y a su vez seguir proyectos desde su origen. Y desde el viernes hay mucho más por descubrir.