Cómo es "Furiosa: una saga de Mad Max", la vuelta de George Miller al universo de los guerreros de carreteras

El veterano director australiano acierta una vez más en esta historia sobre los orígenes de un personaje femenino astuto y con una gran determinación y voluntad, que protagoniza Anya Taylor-Joy y llega a cines locales.

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"Furiosa".
Anya Taylor-Joy como "Furiosa".
Foto: Difusión

"Furia en el camino" fue un acierto tan rotundo, que incluso la mera idea de otra película ambientada en el mismo universo causaba resquemor. Pero Hollywood ha mejorado mucho en su propósito y afán de "world building". En todo caso, las objeciones y resquemores vienen por el lado de aventurarse cada vez menos afuera de esos mundos construidos que ya probaron ser lucrativos.

Ver el nombre de George Miller, el mismo de "Furia en el camino", en la silla de director tranquiliza un poco (o bastante). Pero la continuidad de la figura principal en esta franquicia —ha dirigido todas las entregas— puede ser un arma de doble filo, por la misma razón ya mencionada: la familiaridad y el reconocimiento atentan contra la sorpresa y la aventura.

Este estreno “parece” a primera vista un híbrido entre precuela y spin-off: narra los hechos que llevaron hacia "Furia en el camino", pero en vez de centrarse en la figura del Guerrero de Carretera (interpretado en la etapa de la década de 1980 por Mel Gibson y en 2015 por Tom Hardy), la atención está puesta sobre Furiosa, que en "Furia en el camino" había sido encarnada por Charlize Theron.

Y “parece” porque hay argumentos para pensar que, en realidad, Furiosa fue el personaje principal de esa película, y esto sería una precuela hecha y derecha. Acá, quien le da vida a Furiosa es Anya Taylor-Joy, una actriz que, hasta ahora, da la impresión de ir de acierto en acierto en cuanto a las películas en las que consigue colocarse ("La bruja", "El menú", "El hombre del norte", entre varias), además de siempre acertar con su trabajo actoral. Probablemente en unos años la veamos agradeciendo un Oscar.

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Foto: Difusión.

El universo sigue siendo una Australia posapocalíptica en la que todo es un desierto estéril, con apenas mínimos rasgos de humanidad. Acá, lo humano sería el lenguaje, ciertos rasgos de Homo Technicus y una mínima memoria histórica, encarnada acá por un anciano que funciona, casi literalmente, como el hombre ilustrado de Ray Bradbury: lleva en su cuerpo la Ilustración, o lo poco que queda de ella, tatuada en la piel.

Y la historia principal es la de Furiosa, de cómo llegó a ser la líder de la guardia pretoriana de Immortan Joe, el villano de "Furia en el camino". El papel de villano en este film le toca a Dementus (un Chris Hemsworth que parece haberse divertido a lo grande con este personaje), un nombre apropiado para un personaje que parece sacado de alguna historia de Monty Python, con sus rasgos de idiotez y elocuencia.

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Chris Hemsworth como Dementus.
Foto: Difusión.

Miller se enfrenta al desafío de toda historia originaria: cómo hacer que las apuestas de esta película sean lo suficientemente interesantes como para que estas abriguen algún tipo de incertidumbre y tensión. El resultado ya lo conocemos ¿no?

Miller se luce une vez más, aún cuando esta nueva película no tenga el mismo impacto que causó la de 2015. No hay, por ejemplo, una secuencia tan deslumbrante como la del ingreso a la tormenta desértica de aquella.

Pero no estamos muy lejos de ese nivel. Se nota que Miller está a gusto en este universo. El director y su equipo saben cómo aprovechar todas las posibilidades que un mundo de estas características ofrece, donde la vida y la muerte pueden estar apenas a un gesto de distancia.

Visualmente, Furiosa vuelve a ser una experiencia exuberante, con una paleta de colores ocre y rojos saturados que ilustran cuán poco vale la sangre derramada sobre la arena en este lugar impiadoso, donde la crueldad—como, cada vez más, en nuestra realidad— es la monarca. Y Miller vuelve a acertar como director de acción. Resulta casi inverosímil que alguien de casi 80 años tenga una mirada tan precisa, vigorosa y creativa para crear escenas de acción tan contagiosas y cautivantes.

Alguien así “debería” estar revisitando la parte de su trayectoria en la que hacía películas como "Las brujas de Eastwick". Pero no: acá está de nuevo entre explosiones, muertes violentas y tomas que remiten a los westerns más épicos y cinemascope imaginables. Esta vez, otra vuelta en la montaña rusa del parque temático Mad Max, no cansa ni aburre. Todo lo contrario.

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