Steven Spielbergen el exclusivo almuerzo para nominados al Oscar, le agradecióa Tom Cruisepor salvar “el trasero de Hollywood” y quizás haber “salvado la distribución cinematográfica”.

Ahí puede estar la razón por la que Top Gun Maverick tiene tanta presencia en los premios de la Academia.

La película retoma personaje y patriotismo de Top Gun, una película de 1986 que ganó un Oscar, sí y tuvo tres nominaciones, sí pero en categorías menores y algo inevitables: aquella se llevó el de mejor canción original (“Take My Breath Away”, la de Berlin) y tenía aspiraciones a sonido, edición y edición de sonido.

Top Gun Maverick va a por más incluyendo mejor película y guion adaptado. Además, tiene nominada a su canción (“Hold My Hand” de Lady Gaga) y figura en categorías más previsibles como efectos visuales, edición y sonido.

Le dio, además, la cuarta nominación a Cruise, la primera como productor, que es el rubro que se lleva el Oscar a mejor película. Allí también figura Jerry Bruckheimer, quien le ha dado a Hollywood algunos de los más grandes éxitos de su historia reciente (aquella Top Gun, Piratas del Caribe, Un detective suelto en Hollywood, Pearl Harbor) pero es la primera vez que la Academia nota su presencia en la categoría principal.

Ese es otro síntoma de que Maverick inaugura una nueva forma de mirar la clase de películas que hacen Cruise y Bruckheimer. Hace 30 años (¡qué 30, 10!), una obra de esa calaña nunca hubiera sido puesta en consideración de una institución (la Academia de Artes y Ciencias de Cinematográficas, nada menos) que vela el prestigio de un arte.

Es, en todo caso, una tendencia que intenta enfrentar un par de crisis: la de una industria en plena transformación de paradigma y la de una ceremonia que despierta poco interés en el preciado cetro de los ratings.

Digamos, Luz de luna —probablemente la mejor ganadora del Oscar de la década pasada— no es un imán de audiencia.

Quizás por eso, al año siguiente de esa película de Barry Jenkins, la Academia anunció una categoría nueva: mejor película popular. El razonamiento era implacable porque los motores de la industria (las sagas, el Universo Marvel, Disney) nunca eran considerados en los “premios al mérito”, el nombre institucional de los Oscar, a pesar de que claramente eran las películas que el público andaba buscando.

La idea duró poco. Más allá de lo incierto del término “popular” y otros reparos de la prensa y los académicos, la propuesta quedó postergada hasta nuevo aviso. Sin embargo, algunas de las películas que tendrían aspiraciones en una categoría así de trivial se colaron recientemente en zonas destinadas a productos más serios.

Este año dos de las dominadas a mejor película superaron los mil millones de dólares de taquilla:Avatar: el camino del agua y, justamente, Top Gun Maverick que, según arqueos recientes ronda los 1.500 millones de dólares en boletería. Es la primera vez desde 2009 que están nominados dos películas del Top Ten de la taquilla anual. Es la primera vez en la historia que hay dos secuelas en competencia.

Spielberg se refería a esa clase de logros, por ejemplo, cuando felicitó a la estrella.

“Tom Cruise nos mostró que ha vuelto eso de ir al cine”, dijo Sherry Lansing, la primera ejecutiva de un gran estudio y quien le dio la primera oportunidad a Cruise, en la ceremonia del sindicato de productores en la que el actor recibió el premio honorífico, David O. Selznick.

Tanto ella como Spielberg hacían mención a la férrea determinación de Cruise de mantener Maverick como ua experiencia para cines. Eso demoró, pandemia de por medio, dos años su estreno en los que enfrentó la insistencia del estudio que quería mandarlo directamente a su plataforma, Paramount+.

“Queríamos asegurarnos de que la gente saliera de su casa, le dijo Bruckheimer a Variety. “Creo que el éxito de la película dio esperanza de que otras películas atraigan al público a los cines. ‘Top Gun volvió a hacer segura esa experiencia. Son películas que el público había olvidado durante el confinamiento”.

“Tuviste 1.500 millones de dólares de razón”, le dijo el conductor Jimmy Kimmel en una rara visita a su programa.

De hecho, esta temporada de premios, Cruise se ha dejado ver en un par de ocasiones, apoyando el proyecto que se estrenó en Cannes donde recibió una Palma de Oro honorífica y una retrospectiva de su obra.

El camino está trazado para un reconocimiento en los Oscar. La Academia suele agradecer los aportes así de grandes.

En las últimas semanas, acompañando el raid mediático de su estrella, Top Gun Maverick se ha convertido en una candidata serie en la categoría principal. Será una competencia de las que se definen en la hora: Todo en todas partes al mismo tiempo tendrá 11 nominaciones y hoy parece favorito pero el final es impredecible.

A ellas, en todo caso, se uman Los espíritus de la isla y Los Fabelman y también están arriba en las encuestas.

Agradecimiento, estrategia industrial, persistencia son tan buenos motivos como otros para figurar en los Oscar. Pero, más allá que pareciera que el tiempo no ha pasado para su fórmula o su protagonista, Top Gun Maverick es claramente unaentretenida experiencia cinematográfica. En Uruguay está para ver en salas y en Star+.

Retoma a Maverick, el personaje de Cruise, que 35 años después sigue haciendo lo mismo y siendo el mismo testarudo y temerario que antes. Hay una misión imposible, un interés romántico y un entuerto con el hijo del mejor amigo que murió en la primera. Es puro lugar común.

Pero sus valores pasan por la capacidad de transmitir espectáculo, una condición ineludible para Cruise a la que adhiere el director John Krasinsky. Las escenas de vuelo, realizada por los propios actores en una costumbre que es parte del encanto del actor, aportan el vértigo y el paisaje adecuado. Es una tontería muy vistosa, una gran matiné.

Igual que aspire a ser la mejor película del Oscar suena exagerado para sus méritos. Pero explicar a la Academia o la industria del cine es una tarea en la que muchos se han metido y han salido derrotados. Ni lo intentemos.