ESTRENO
Este jueves se estrena en Uruguay y el mundo la película sobre el rey del rock and roll dirigida por Baz Luhrmann en la que Hanks interpreta al coronel Tom Parker
Elvis, la película sobre el rey del rock and roll dirigida por Baz Luhrmann, es el relato de su ambicioso y agresivo representante Tom Parker, que lo acompañó toda su vida y que está encarnado en el nuevo film por un irreconocible Tom Hanks.
“Yo también tuve un agente que decía que no sabía nada y me obligaba a hacer lo que él quería”, recuerda el actor. Elvis se estrena este jueves en cines.
Si en algo se centra el guion de esta ambiciosa película, dirigida por el artífice de Moulin Rouge (2001) y El gran Gatsby (2013), es en la relación que mantuvo el artista con el empresario que descubrió su talento y gestionó su arrera. Algo que Hanks, quien tiene 66 años y una larga trayectoria, comprende a la perfección.
“Tardé mucho en seguir mi instinto y saber decir que no. Al principio, siempre que alguien me ofrecía trabajo decía que sí a todo. Me estaban pidiendo que trabajara ¿qué iba a decir?”, rememora.
“Hasta que me di cuenta de que me estaba perjudicando a mí y mis deseos artísticos. Aprender a decir que no fue una de las lecciones más difíciles de mi vida”, añade.
A raíz de ese cambio llegaron varios de los papeles -Forrest Gump, Filadelfia o Rescatando al soldado Ryan- que convirtieron a Hanks en una de las estrellas más queridas.
“Y eso no significa que siempre tengas éxito. He hecho muchas películas malas, pero mientras hagas una decente cada tres o cuatro, te va bien en este juego”, explica.
Su próximo intento “en el juego”, como define el actor, es el esperado largometraje que cuenta los altibajos, los aciertos y los fracasos de Elvis Presley, estrella global de la música que, durante toda su carrera, contó con un hombre de confianza que podía llevarse hasta el 50 % de sus ganancias.
Porque ante todo, la biopic de Presley (Austin Butler) es la historia de una estrella que nunca aprendió a decir no.
La película arranca con un irreconocible Hanks como el coronel Tom Parker, un empresario circense que encontró en el joven Presley, su voz aterciopelada y su movimiento de caderas, el espectáculo definitivo para hacerse rico.
Parker creó al icono, y lo acompañó en todo su periplo, desde 1955, cuando tocaba en espectáculos ambulantes, hasta 1977, cuando murió con 42 años.
“Me reuní con Priscilla (la mujer de Elvis) y pensaba que me hablaría de un ladrón retorcido que manipulaba a Elvis, pero justo fue lo contrario: me contó que era un hombre adorable”, señala Hanks.
Nacido en Países Bajos, inmigrante ilegal, Parker explotó el talento de Presley. Cuando su fama cayó, llevó al artista a Hollywood a filmar una treintena de películas malas; y tras quemar su atractivo se lo llevó a Las Vegas para que protagonizara un espectáculo fijo que se alargó durante seis años en los que Presley llegó a la bancarrota y desarrolló una adicción a los medicamentos.
La dupla perdió millones de dólares en derechos de autor, porque Parker recomendó que Presley no ingresara en las entidades de autores. También rechazó varias giras mundiales, mientras los Beatles y los Rolling Stones globalizaron la música pop.
“Hizo grandes cosas por razones correctas y cometió grandes errores por razones también correctas”, dice Hanks. “Eso es fascinante. No me interesaba el papel de un villano”.